Selección Argentina

Argentina, inolvidable: otra vez los jugadores y la gente fueron un solo corazón

La mancomunión entre los miembros de la Scaloneta y los hinchas, presente de principio a fin en la inolvidable noche del Maracaná.

Por Adrián Wowczuk ·

22 de noviembre de 2023

LA SCALONETA Y SU GENTE tienen ese no sé qué. O en realidad está muy claro lo que tienen: una simbiosis indestructible, forjada a lo largo de un camino de trabajo, esfuerzos y frutos merecidos de un grupo de jugadores extraordinarios que fueron recompensados, además de los trofeos, con el reconocimiento de un público eternamente agradecido.

La hinchada argentina siempre fue un elemento importante en el marco de sus conquistas. En Qatar, el equipo tuvo su sello distintivo para consagrarse dentro de la cancha y la gente lo tuvo afuera de ella con un modo de alentar que asombró a todo el planeta.

En Río de Janeiro, como absoluta minoría, los 2.000 intrépidos que asistieron al Maracaná se hicieron sentir desde temprano. Pero fueron poco menos que entregados al cadalso en un sector en el que no estaban separados de los locales y en el que, apenas sonaron los acordes el himno antes del partido, comenzaron los incidentes.

Era algo que estaba cantado (más que el himno) y que ya había mostrado algunas escaramuzas un rato antes. De los golpes entre fanáticos antagónicos se pasó a la acción directa, brutal, irracional de una Policía que la emprendió a palazaos contra todo aquel ser humano ataviado con colores albicelestes. 

En la tribuna había mujeres, niños y familiares de los futbolistas que, al percatarse de los incidentes se acercaron hasta el lugar para pedir calma e interceder, siempre con su capitán a la cabeza: Lionel Messi.

 

La represión a los hinchas argentinos y la participación de los jugadores.
 

En medio de las incomprensibles escenas de represión en la tribuna, se vio a jugadores preocupados que querían meterse en la tribuna para ayudar de alguna forma: Lautaro Martínez, Rodrigo de Paul, Giovanni Lo Celso y Dibu Martínez, a los manotazos y no para despejar centros, sino para disuadir a los responsables de los palazos indiscriminados.

Hasta que llegó la orden del 10: "Nos vamos", dijo, además de hacer el gesto claro que todo el mundo vio por televisión, y la Scaloneta emprendió la retirada hacia el vestuario con la intención de no jugar hasta que todo se calmara y se garantizara la seguridad de sus connacionales. 

 

Lionel Messi retira a sus compañeros del campo de juego.
 

"Lo vivimos mal porque veíamos cómo le estaban pegando a la gente. Lo vivimos ya en la final de la Libertadores. Uno piensa en la familia, en la gente que está ahí y no sabe bien qué está pasando. Eso es más importante que jugar un partido, que es secundario.
Nos fuimos porque era la manera de que se tranquilizara todo"
, dijo el mejor jugador del mundo luego de someter una vez más a Brasil.

Ya con el juego en desarrollo, la hinchada argentina se hizo notar cuantas veces pudo. Y ni hablar de lo que ocurrió después de que Nicolás Otamendi estampara el cabezazo eterno del histórico 1-0: el Maracaná enmudeció y sólo se escuchó el ensordecedor aliento visitante que incluyó  viejos clásicos del repertorio como el "decime qué se siente"patentado en 2014. 

Cuando terminaron de poner de rodillas a su eterno rival tal como lo hicieron en 2021 en el ya no tan mítico escenario carioca, los Campeones del Mundo se envolvieron en un abrazo para acercarse nuevamente a sus fieles seguidores. Esta vez sin la preocupación por ver si sufrían la inconcebible violencia de los uniformados, sino con la alegría de compartir con ellos la euforia de otra hazaña consumada.

Por eso bailaron y saltaron, locos y desenfrenados, para expresar la felicidad y descargar la bronca acumulada. También los de adentro y los de afuera le brindaron un merecido homenaje a Ángel di María, que recibió el amor de sus compañeros levantado en andas y desde las alturas de los generosos hombros de Leandro Paredes escuchó emocionado el ruego de todos:"Fideo no se va, Fideo no se va".

Bailaron los de adentro y bailaron los de afuera. Y todos juntos pidieron coordinados, como si lo hubiesen practicado en uno de los entrenamientos del predio de Ezeiza, "un minuto de silencio" para ya se sabe quién y por qué... 

Cosas del folclore del fútbol. Cosas de la Santa Scaloneta que con su dios como bandera brindó otra misa futbolera y comulgó con sus feligreses la sana costumbre de poner el cuerpo y la sangre en cada rincón del templo en forma de verde césped.