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Surrealista: el paralelismo entre el presidente de Yupanqui y un jeque de Kuwait

Dos situaciones escandalosas y parecidas que ocurrieron con 42 años de diferencia pero que emparentan a dos protagonistas que se encuentran en las antípodas.

Por Redacción EG ·

04 de marzo de 2024

EL MUNDIAL DE ESPAÑA '82, que coronó como campeón a Italia y en el que Argentina redondeó una pálida actuación que concluyó hasta con la expulsión de Diego Maradona por una tremenda plancha al brasileño Batista, dejó además una de las historias más insólitas de la Copa del Mundo durante el partido que Francia le ganó a Kuwait por 4 a 1.

Fahid Al-Ahmad Al-Sabahm, hermano del emir de su país y presidente de la federación kuwaití, bajó indignado al campo de juego del estadio Zorrilla de Valladolid para amenazar con retirar a su equipo si el árbitro no anulaba un gol del conjunto galo. 

Alain Giresse había marcado el 4-1 ante la pasividad de los jugadores árabes que adujeron escuchar un silbato que aparentemente sonó desde las gradas y que por eso creyeron que la acción estaba invalidada. El increíble reclamo se definió de una manera que causó aún más estupor: el juez Miroslav Stupar anuló el tanto.

42 años después y no en un Mundial sino en un partido de la Primera C del fútbol argentino, Dante Majori, presidente de Yupanqui y también titular de la divisional ingresó el pasado sábado al verde césped del Carlos Alberto Sacaan, la casa de Ituzaingó, no ataviado con túnica y turbante, sino con un atuendo más humilde: chomba negra y jeans azules. No tan ofuscado como el jeque, de todos modos lo invadía la indignación luego de observar cómo se convalidaba un gol del local en una jugada inaudita.

A los 12 minutos del segundo tiempo la pelota cayó en el área de Yupanqui y forcejearon dos jugadores. El de Ituzaingó se dejó caer y la acción siguió ante el reclamo por un supuesto penal. El futbolista del cuadro visitante cabeceó la pelota hacia su propia valla y un compañero suyo la despejó para evitar el córner. Sin embargo, el juez de línea corrió hacia la mitad de la cancha convencido de que había sido gol.

El árbitro Mariano Seco convalidó el tanto a instancias de su asistente y allí devino el escándalo. Los jugadores de Yupanqui reclamaban, los del Verde no sabían si celebrar el gol o pedir penal por la presunta e inexistente falta y los hinchas en las tribunas observaban impávidos, sin entender. Fue entonces que se metió Majori en la cancha y, no exento de templanza ante un momento sumamente caliente, se acercó a la máxima autoridad aunque no se produjo diálogo entre ambos.

Después de varios minutos de idas y vueltas, Seco anuló la conversión y decretó saque de arco, a pesar de que debería haber sido córner si el balón traspuso la línea de fondo o lateral provocado por el rechazo del defensor del Trapero.

Yupanqui difundió un comunicado a través de sus redes sociales en el que afirma que ante el panorama de protestas de los jugadores visitantes y el correr de los minutos sin que hubiera una definición, la policía le permitió a Majori entrar al rectángulo para  "apaciguara la situación".

El encuentro concluyó 0-0 y dejó para el recuerdo una escena absolutamente surrealista que hermanó a un poderoso jeque árabe con un presidente de una sufrida institución del sacrificado ascenso nacional.