Fútbol de ascenso

Martín Rolón, el periodista-técnico: "Me gustaría ser el Ferguson de Talleres de Remedios de Escalada"

El conjunto tallarín subió a la Primera Nacional de la mano de un hombre de la casa: cómo llegó al club, su etapa como jugador, su formación como periodista y sus ambiciones como entrenador.

Por Pedro Basla ·

09 de noviembre de 2023

EN SU ETAPA de formación la mayoría de los jugadores de fútbol no concibe dedicarse a otra cosa. Ellos intentarán, hasta que no quede otra alternativa, ser profesionales en el club en el que están o en otro que les abra las puertas. El deporte, no obstante, está lleno de historias que demuestran que la suerte es el encuentro entre la preparación y la oportunidad. 

Martín Rolón, flamante entrenador campeón de la Primera B Metropolitana con Talleres de Remedios de Escalada, configura un ejemplo genuino. Se desarrolló como futbolista en el club El Country de la localidad de Longchamps, declinó la posibilidad de jugar en las juveniles de River y, dos años después, con el propósito de dejar el colegio, fue a jugar a las inferiores del Tallarín.

El contexto del club y del país lo pusieron más rápido en primera de lo que él se hubiese imaginado y, en su afán de hacer algo más, estudió periodismo. Hoy, con 40 años, guió a un grande del ascenso a su regreso a la segunda categoría del fútbol argentino y piensa que todas las decisiones que tomó lo ayudaron para ocupar el lugar en el que está.

Rolón nació en Adrogué pero se crió en Temperley. Su papá fue quien le regaló su primera pelota y el principal responsable de su camino. De chico, antes de los 10 años, comenzó a jugar en el club El Country, un club barrial que carecía de una gran organización en cuanto a las categorías.

Por su nivel, a los 14 años, un entrenador lo llevó a hacer una prueba en River, que duró alrededor de tres meses. Tras superar etapas, con el sacrificio de sus padres para llevarlo y traerlo, le pidieron que vuelva para la pretemporada en el verano. Como no tenía tan claro qué quería hacer de su vida, no interrumpió sus vacaciones con su familia y desaprovechó la oportunidad de quedarse en el Millonario.

Nunca más se propuso jugar de manera profesional al fútbol y la oportunidad le llegó a los 17 años de casualidad: Juan Carlos Calvo, entrenador del club longchanense e hincha de Talleres, le propuso ir a probar suerte y él, con la espina clavada de lo ocurrido tiempo antes y cansado de ir al colegio doble escolaridad, aceptó el reto.

Tras haber sido fichado dejó de lado parte de sus estudios para dedicarle ese tiempo al fútbol y comenzó a jugar en la quinta división. En 2001, con el país en llamas, la institución sufrió una huelga de jugadores y a él, con 18 años, le llegó la oportunidad de debutar en primera con tan sólo un año en el club.

Imagen El entrenador piensa a la comunicación con los jugadores como un pilar de su proyecto. Foto: Prensa Talleres (RDE)
El entrenador piensa a la comunicación con los jugadores como un pilar de su proyecto. Foto: Prensa Talleres (RDE)
 
Talleres de Remedios de Escalada había ascendido por última vez a la Primera Nacional en 1988. En 1995, descendió a la Primera B Metropolitana y en 2009, a la Primera C. En 2015, de la mano de Cristian Aldirico, regresó a la tercera categoría del fútbol argentino. En el medio, falta de pagos, malas administraciones y una quiebra que fue levantada a fines de 2008.

“A nosotros nos tocó jugar en un club intervenido por un juez y estuvimos 6 meses sin cobrar. Con algunos gerenciamientos anduvimos un poco mejor, pero siempre fue remarla en una B Metro que era muy dura. En ese momento, vivíamos el día a día pensando en cómo salir de Talleres y cuando nos fuimos, queríamos volver. El club tiene algo que es irresistible”, confesó Rolón.

En todo ese proceso el actual entrenador estuvo presente y jugó más de 100 partidos en la primera del Albirrojo. En el medio pasó por el fútbol venezolano, estuvo en Alvarado de Mar del Plata y también en Independiente de Chivilcoy. En 2013, con tan solo 30 años, decidió retirarse. “Antes no había tanta información sobre cuidados personales. Creo que podría haber competido un poco más, no era un crack, pero podría haber competido un poco más. Nunca fui muy prolijo a la hora de comer y descansar. Yo corría mucho, tenía mucho desgaste, era mi fuerte, eso después me pasó mucha factura. En los últimos dos años tuve muchos desgarros, no me terminaba de recuperar nunca. Me rompí los cruzados y decidí dejar”, contó.

A los 20 años, cuando recién comenzaba, presionado por sus papás e impulsado por un programa de la fundación del futbolista, comenzó a estudiar periodismo deportivo porque la parte social y comunicacional lo seducían. Pese a que se recibió nunca ejerció: sólo tuvo un programa de radio con sus amigos para “despuntar el vicio”.

“No me gusta cuando el periodismo desprestigia a los jugadores. A veces en el diario te ponen tres o cuatro puntos y la realidad es que el entrenador te asignó una tarea que para él fue 10 puntos y el que cubrió el partido no lo entendió así. El fútbol es materia opinable para todos y no todos saben de fútbol”, reflexionó.

Tras retirarse del fútbol abrió sus canchas de fútbol 5 y fue intermediario en transferencias de jugadores. Años después Hugo Donato, ex goleador de Talleres y actual entrenador de la reserva de Banfield, le propuso ser ayudante de campo a cargo de un grupo de chinos que llegaron a la Argentina para entrenarse igual que los juveniles del Taladro. Ese fue su primer acercamiento a la dirección técnica y allí aprendió sobre herramientas necesarias para el fútbol actual, como el videoanálisis.

Pensaba que su carrera de periodismo había sido una pérdida de tiempo. A casi 17 años de haberse recibido, entonces, les encontró la utilidad a sus estudios. “Desde el lugar donde estoy pienso que me ayuda mucho, porque para dirigir la comunicación es fundamental. Si yo quiero que un jugador haga determinada tarea, le tiene que llegar el mensaje”, opinó. Con ese lema comenzó a dirigir en las inferiores del club de su vida: pasó por la séptima, pasó por la quinta y fue ayudante de campo en reserva.
 

Imagen Debutó como entrenador de primera en marzo de 2023 y obtuvo el ascenso anhelado con Talleres, el club de su vida. Foto: Prensa Talleres (RDE)
Debutó como entrenador de primera en marzo de 2023 y obtuvo el ascenso anhelado con Talleres, el club de su vida. Foto: Prensa Talleres (RDE)

En marzo de este año, tras la renuncia de Matías De Cicco, se propuso para ser el entrenador de primera: “No quería ser ayudante. Tengo mis ideas y es difícil imponerlas. Yo me sentía capacitado”.

En lo futbolístico su estilo de juego es bien ofensivo, con poca posesión y mucha agresividad. “Me gusta mucho el juego asociado y con desdobles. Quiero juego directo, no estoy en contra de la tenencia, pero es difícil de aplicar y más en el ascenso, por varios factores. Quiero que con determinados movimientos se facilite la llegada al arco rival rápidamente. Si el que tiene la pelota tiene tres ofertas de pase, seguro va a progresar más rápido en campo. Es recuperar y volver a atacar”, puntualizó.

En lo humano cree que tiene formas no habituales de manejarse con los jugadores, ya que en el día a día es y se siente uno más: “Al jugador lo tengo que convencer de que haga lo que yo pienso que es mejor. Antes se usaba el 'cuando te pongo no te explico, cuando te saco tampoco'. Pienso que es todo lo contrario: cuando te pongo necesito que entiendas por qué lo hice y que es lo que quiero y cuando te saco, qué no me estabas dando. Si no le explico, ¿cómo va a mejorar eso?”.

Con Rolón en el banco el Rojo de Escalada sumó 14 puntos de 27 posibles en el Apertura. Con más tiempo para trabajar su idea y algunos refuerzos llegados a mitad de año, ganó 11 partidos, empató cuatro, solo perdió uno y se consagró campeón del Clausura dos fechas antes. Debía disputar la final de ida y vuelta ante San Miguel. En el primer chico, en el estadio Pablo Comelli, empataron 0-0 y en Los Polvorines, Talleres se impuso como visitante por 1-0 y subió a la Primera Nacional.

“Siempre nos costó más adentro que afuera, porque de local los equipos nos cambiaban el esquema y no nos favorecía. De visitante, por inercia, los rivales salían y nosotros encontrábamos espacios. Con el 0-0, ellos manifestaron que era un buen resultado, pero había una cuestión etaria y de estadística que marcaba que ellos recibían goles en los segundos tiempos y nosotros hacíamos, era una ecuación casi perfecta. De hecho, nos pusimos en ventaja con el gol de Lautaro Villegas cuando faltaban 10 minutos y después de eso creamos las mejores ocasiones”, reveló.

Con el ascenso consumado quiere quedarse mucho tiempo más, pero sabe que no hay que nublarse con el éxito y que debe seguir por el camino del trabajo para poder contender a la altura de la segunda categoría del fútbol argentino. Espacios, materiales, la retención de la mayoría de los jugadores del plantel y los refuerzos serán las bases que necesita el club para poder competir.

En torno a su deseo disparó una sentencia: “Me gustaría ser el Alex Ferguson de Talleres, no hay mucho análisis, es mi casa, mi familia. Festejé el otro día con mis amigos, eso no me pasaría en ningún otro lado. Sabemos que es complicado, porque el fútbol profesional tiene muchos intereses. Por más que yo siga trabajando bien, manda el resultado. Habría que cambiar un poco la cabeza del fútbol argentino, porque a veces se van DTS cada 6/7 fechas”.

Imagen de portada: Prensa Talleres (RDE)