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Metió tres top 100 en simultáneo: quién es el entrenador argentino del momento

Sebastián Gutiérrez llevó a tres de sus jugadores a instalarse entre los cien mejores del mundo: Sebastián Báez, Thiago Seyboth y Francisco Comesaña.

Por Redacción EG ·

22 de abril de 2024

SEBASTIÁN GUTIÉRREZ es el entrenador argentino del momento. Silencioso, con un perfil moderado pero sumergido en el trabajo, logró esta semana un hito pocas veces visto en el tenis: acompañó a su tercer jugador al anhelado lote de los cien mejores del ranking mundial.

Franscico Comesaña conquistó nada menos que su quinto título Challenger en Oeiras, Portugal, y consiguió atravesar la rompiente del top 100: este lunes apareció en el puesto 96 del escalafón de la ATP.

Categoría 2000 y surgido en el Edison Lawn Tenis Club de Mar del Plata, pegó el gran salto luego de un tiempo de trabajo en la Seba Gutierrez Academy, cuya base de operaciones se encuentra en las entrañas del club GEBA, en Palermo.

Para Gutiérrez el crecimiento de Comesaña representa una confirmación más de su filosofía de trabajo. “Si vos hablás de un deportista, para mí, hablás de la persona por sobre el deportista. Es fundamental”, suele sostener el coach, formado en el club Arquitectura y pieza bisagra del engranaje que llevó a la Argentina a conquistar su única Copa Davis en 2016: durante aquella campaña el entrenador formó parte del cuerpo técnico del capitán Daniel Orsanic, a quien acompañó durante su vieja gestión en el Departamento de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis (AAT).

"Mi máxima motivación es sacar lo mejor de las personas, de los entrenadores que trabajan conmigo hasta el jugador. Nosotros vamos atrás de los sueños del jugador pero somos el vehículo para que el jugador crea que esos sueños se pueden cumplir. Me acuerdo que Fran Comesaña se acercaba al 280° y se asustaba; el gran salto que tuvimos con él fue que pudiera romper esa barrera y entrara a la qualy de los Grand Slams. Todos los jugadores tienen sus barreras y sus miedos en todos los niveles. Nuestro laburo es romper eso, con trabajo, con inteligencia, con respeto y con un equipo fuerte", profundizó el entrenador, en diálogo con este medio.

¿Por qué Comesaña resulta una ratifica que su manera de encarar los proyectos generan resultados? Porque no es la primera vez que lo consigue. Fuera de las luces, lejos del grupo de entrenadores de renombre, Gutiérrez ya llevó a otros dos jugadores al lote de los cien mejores: se trata de Sebastián Báez (19°), el número uno argentino y seis veces campeón en el  nivel ATP, y del brasileño Thiago Seyboth Wild (63°).

Con Báez remembró un vínculo muy especial. Lo conoció cuando era un niño, en sus años en el área de Desarrollo. Campeón este año en Río de Janeiro y en Santiago de Chile, el jugador nacido en Billinghurst, partido de San Martín, siempre se guarda unas palabras de afecto para su coach, quien además se convirtió en un amigo.

"Para mí Seba es todo. Lo resumo en esa única palabra. De muy chico yo tenía serios problemas de orden, en todo sentido, pero tuve la suerte de conocerlo y de que me haya acompañado dentro de la Asociación cuando empezamos en algunos torneos ITF. Me miraba tomar coca y me decía: 'No tomés coca, no tenés que tomar coca'. Esa es una de miles de cosas en las que me ayudó y en las que me sigue ayudando. No podría estar acá sin él. Siempre tuvimos una gran química, la pasamos genial. Por momentos no quiero que haya otra persona al lado que no sea Seba. Tener este vínculo con un entrenador es difícil y yo tengo la suerte de tenerlo. Me siento muy cómodo con Seba", le confesó alguna vez Báez, de 23 años, a este medio.

La retroalimentación es sobresaliente. Gutiérrez también retribuye el cariño que exhibe su jugador: "Si yo fuera chico Seba sería mi ídolo. La humildad, el respeto que tiene por los rivales. Hace la suya. No tiene maldad. Sufre, lucha, disfruta, pero es buena gente. Yo siento orgullo por más que mi misión sea empujarlo a que vaya por más".

Con Seyboth logró lo impensado: lo llevó a recobrar su mejor nivel luego de situaciones turbulentas que le tocaron vivir al basileño, denunciado años atrás por violencia doméstica. Ni siquiera había podido romper la barrera del top 100 tras conquistar su único título de ATP en Santiago de Chile, en febrero de 2020. Meses después tocó el puesto 106.

Ya con más de un año de trabajo con Gutiérrez y su equipo, el brasileño de 24 años ya está instalado en la primera pelea, es el 63° del mundo -su mejor ubicación histórica- y viene de generar golpes rimbombantes en el circuito, como cuando eliminó nada menos que al ruso Daniil Medvedev, entonces 2° del ranking, en Roland Garros. 

Además del desafío de superarse como entrenador y de generar un mayor impulso para sus jugadores, ahora Gutiérrez tiene dos nuevas zanahorias en su camino: llevar a su mejor nivel a la marplatense Solana Sierra (175ª) y al porteño Bautista Torres (469°; ex 226°). Nada de otro mundo para el coach argentino del momento.