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Guillermo Coria y la consagración en Montecarlo 2004

Se cumplen 18 años de la conquista del argentino, ex número tres del mundo, en el Masters Series del Principado de Mónaco.

Por Redacción EG ·

10 de abril de 2023

GUILLERMO CORIA fue el gran jugador a vencer en polvo de ladrillo hasta que apareciera el monstruo de Rafael Nadal a mediados de 2005. Antes el Mago desplegaba lo mejor de su tenis, desquiciaba a los rivales y jugaba en "patines" sobre las canchas de color naranja.

La porción de la temporada más valiosa para Coria, entonces, emergía en la gira europea de polvo de ladrillo, con los tres Masters Series -actuales Masters 1000- y Roland Garros como principales paradas. Dieciocho años atrás, el 25 de abril de 2004, el Mago se consagraba en el segundo de los dos torneos de ese calibre que ganaría en su carrera; sin dudas, el más tradicional. Ganaba nada menos que el torneo de Montecarlo.

Con el Mar Mediterráneo como testigo privilegiado, Coria edificaba su poderío en las canchas de ladrillo. Con 22 años se consagró después de vencer en la final, sin ningún tipo de sobresalto, al alemán Rainer Schüttler por 6-2, 6-1 y 6-3, cuando los partidos definitorios de los Masters Series se jugaban al mejor de cinco sets,

Antes del torneo de Montecarlo de aquel 2004 el argentino, por entonces número cuatro del ranking mundial, acumulaba 20 triunfos consecutivos en canchas lentas: no perdía desde las semifinales de Roland Garros 2003, en aquel recordado partido ante el holandés Martin Verkerk en el que golpeó a un ballboy. Desde ese momento hilvanó los títulos de Stuttgart, Kitzbühel y Sopot, los tres en 2003, y el de Buenos Aires 2004.

En Montecarlo se despachó con seis victorias: amtes de la final superó de manera sucesiva al sueco Tomas Enqvist (6-0 y 6-1), al alemán Nicolas Kiefer ((6-0 y 6-3), al rumano Andrei Pavel (4-6, 6-1 y 6-4), al cordobés David Nalbandian (6-4 y 6-3), al ruso Marat Safin (6-4, 1-6 y 6-3).

Para Coria el torneo de Montecarlo representaba el octavo de los nueve títulos del máximo circuito que ganaría en toda su carrera. Después de consagrarse en el Principado llegó al número tres del mundo por primera vez y se ubicó detrás de Roger Federer y Andy Roddick.

La semana siguiente, como si fuera poco, estiró la racha: ganó cinco partidos, llegó a 31 triunfos al hilo en ladrillo y cayó en la final del Masters Series de Hamburgo, donde lo frenó el propio Federer en un partidazo de cuatro parciales.

El periplo de Coria por aquella gira europea de canchas lentas continuaría en Roland Garros, donde acarició la Copa de los Mosqueteros tras liderar dos sets a cero la final ante Gastón Gaudio, quien al cabo se quedaría con el triunfo en un partido memorable, la única final argentina en un Grand Slam.