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Tenis Delirium, un segmento diferente para contar el tenis

El ex tenista Tito Vázquez y el escritor Gastón Varela crearon un contenido distinto en el que confluyen el mundo de la raqueta y otros rubros como la literatura, la música, los libros, el cine y la poesía.

Por Pablo Amalfitano ·

08 de abril de 2022

El tenis es una fuente inagotable de historias, de las que persisten, de las que se mantienen y de las que se renuevan. En ese sentido muchas veces suelen unirse el mundo de la antigua narrativa, con el tenis de antes, y el nuevo paradigma de las redes sociales, la velocidad de internet y la exigencia de prevalecer en plena era de lo efímero.

Modesto Vázquez  se propuso, en un capítulo más de su faceta inquieta que siempre busca generar cosas nuevas, vincular el mundo del tenis, aquel que lo colocó en sitios de privilegio durante varias décadas, con sus otras pasiones: la literatura, la música, el cine, los libros y la poesía. Por eso se juntó con Gastón Varela, escritor y amante del tenis, para encarar un proyecto juntos: Tenis Delirium, un segmento diferente en tiempos en que los contenidos suelen transitar un rumbo más bien lineal.

Tito y Gastón se conocieron, como no podía ser de otra manera, gracias al arte. "Un día, a través de las redes, creo que entró a mi página cuando yo escribía en Facebook para invitarme a la presentación de un libro suyo que se llamaba El ocaso indefinido. Y me llamó mucho la atención el título. Era un domingo; probablemente yo no hubiera ido a ningún lugar ese dia y por alguna razón fui. Esa presentación fue en la casa de Gustavo López Armentía, un artista plástico bastante conocido. Y uno más uno es dos: se dio la casualidad de que estaba en un ambiente de gente muy creativa, interesante, y ahí nació una amistad con Gastón", le contó el ex tenista a El Gráfico.

"La pared es clave para el desarrollo del jugador. Hay casos emblemáticos, como la famosa pared de Guillermo en Mar del Plata. Guillermo se pasaba horas en la pared", dispara Tito en el último episodio de este ciclo que comenzó en el año 2020, en medio de la pandemia. ¿Qué es la pared? Nada menos que el frontón, el que todo lo devuelve, el rival al que le pegaba durante horas el propio Vilas en las entrañas del Club Náutico.

Varela, en una suerte de charla de café con los protagonistas apoyados en la pared, le devuelve: "La pared tiene la medida de uno mismo, porque la pared devuelve lo que uno le tira. Y en los clubes se pasaba mucho tiempo ahí porque antes era difícil sacar a los grandes de las canchas".

"El vínculo con Gastón luego se tradujo y se transformó en este delirio de hacer algo sobre el tenis desde otro punto de vista. Ahí apareció Tenis Delirium, con la intención de mezclar el tenis con la comedia, para alegrar un poco la vida, y con la literatura, que es muy importante y que nos gusta a los dos. Somos dos tipos que escriben", profundizó Tito, fiel a su estilo,

Y amplió, con la intención de exhibir el disfrute que les genera cada grabación: "También hay un poco de música, de cine y de esa parte de la vida. Es una idea que surgió de esa manera y que la hacemos a puro pulmón, con un teléfono. Por algún motivo nos divierte; me parece que tenemos cierta química, jugamos con los roles, con las personalidades. Con la excusa de grabar, además, nos juntamos, hacemos una rica comida y tomamos un buen vino".

El recorrido de Tenis Delirium tiene una amplitud imposible de medir, sobre todo por la trayectoria multifacética de Tito, un verdadero decálogo en el ecosistema del tenis. Las anécdotas, claro, resultan interminables.

Si hubiera que sintetizar su vida no podría faltar, por caso, su insoslayable experiencia en la universidad de California, donde forjó sus inicios en los años '60 y conoció al legendario Jimmy Connors. Como jugador llegó a ser el 85º del mundo en 1975, durante los primeros años del ranking ATP, y hasta se consagró campeón en Hilversum, en Países Bajos, junto con Vilas.

Su legado y sus vivencias, sin embargo, exceden al Tito tenista: fue dos veces capitán de Copa Davis, guió al paraguayo Víctor Pecci hasta la final de Roland Garros y llevó al equipo argentino a jugar la cuarta final del mundo en Sevilla 2011, pero también volcó todo su talento con las palabras en varios libros de poesía y en su autobiografía novelada llamada El ombligo del pulpo, publicada en 2018.

Varela oficia como el ladero perfecto para Tito en Tenis Delirium, que combina historias, intercambios y charlas en un clima envuelto con buena música. Como en el primer episodio del ciclo dedicado a sus capitanías de Copa Davis, que cuenta su debut en la silla en la edición de 1986, en la que Varela se viste de periodista y se dispone a conversar con Tito y sus memorias.

"Tenis Delirium surgió como una manera de cruzar al tenis con otras actividades creativas, porque desde nuestra mirada el tenis es creatividad. La idea surge de las charlas y por las ganas de contar historias. Tito es un gran maestro y yo acompaño. Nos une el amor por el tenis, por la poesía, por el arte en general. Y nos hicimos amigos de puro insistir con esto", explicó Varela, de vasta trayectoria artística: publicó ocho libros y es ensayista, editor, guionista y productor de contenidos. Además es profesor y entrenador de tenis.

El listado de episodios es infinito. Hay ediciones especiales dedicadas a tenistas legendarios como el rumano Ilie Nastase, el francés Yannick Noah o el brasileño Gustavo Kuerten. Entre todos resalta la penúltima entrega referente a Gabriela Sabatini, la tenista más destacada de la historia de la Argentina, quien volverá a jugar en Roland Garros el próximo mes en el Trofeo de Leyendas. El próximo capítulo abordará la actualidad de Carlos Alcaraz, la joven estrella del tenis español que amanaza con dominar el circuito en los años venideros.