Diego Eterno

"MI DIEGO", UNA OBRA SOBRE DIEGO MARADONA QUE UNE LA PALABRA CON LA TERNURA

"Este libro es la palabra hecha ternura o la ternura hecha palabra. O es, sin vueltas, Maradona", dice Ariel Scher en el Prólogo del nuevo libro de Alejandro Duchini.

Por Redacción EG ·

05 de noviembre de 2021

DIEGO MARADONA le envió pases perfectos a los zapatos de grandes futbolistas, y le entregó a la antropología social una oportunidad altísima de indagar sobre qué cosa es un ídolo, y le concedió a los filósofos la perspectiva de considerar que hay ciertas identidades que son eternas, y le encendió a los pibitos y a las pibitas del mundo -de un mundo superpoblado de abismos- la certeza de que hay ciertas existencias que son un sueño, y le reveló a los físicos que todo lo que investiguen es esencial pero también que hay cosas que pasan entre un cuerpo y el aire que ni siquiera discierne la física, y le avisó a los oftalmólogos que hay individuos -al menos uno, él, Maradona- que logran ver con las partes de los ojos que en teoría no sirven para ver, y le recordó a los orfebres del poder que el afecto popular es una forma de poder que se labra con mucho más que orfebrería, y le gritó a los olvidados de la Tierra y a los desposeídos de las posesiones emblemáticas del capitalismo y a los millones de seres que tienen garganta pero no consiguen hacer oír su voz que había alguien que hablaba por ellos -con los pies y con los labios- y que en ese alguien podían creer.

A Alejandro Duchini quizás Maradona no le dio nada de eso. O sí. Tal vez Maradona le esparció a Duchini pizcas mayores o menores de todo eso. No hay modo de dilucidarlo y tampoco hace falta. Más transparente está otra cuestión. Maradona le permitió a Duchini ejercer algo sin lo que difícilmente la humanidad sería humana: unir a la palabra con la ternura.

Y la unión de la palabra con la ternura es este libro.

Porque es verdad que este es un libro sobre Maradona, y es un libro sobre Diego, y es un libro sobre Dieguito, y es un libro sobre el itinerario del anonimato de tantos a la notoriedad de uno solo, y es un libro sobre las singularidades de cada vida y en especial de una vida más singular que la mayoría de las vidas, y es un libro sobre una imaginación sin fronteras que voló arriba del pasto, y es un libro sobre lo que la industria del espectáculo hace y deshace con las gentes famosas, y es un libro sobre las pasiones de los pueblos, y es un libro sobre un muchacho fuera de orden, y es un libro sobre lo que el fútbol es, y es un libro sobre lo que el fútbol ya casi no es, y es un libro sobre lo que acaso sea el fútbol más adelante, y es un libro sobre los que respiraron cerca del Maradona desconocido, y es un libro sobre los que palpitaron pegados al Maradona indisimulable, y es un libro sobre el tiempo en el que Maradona gambeteó a todo, y es un libro sobre un tiempo en el que hasta el tiempo pareció llamarse o, directamente, se llamó Maradona.

Pero tan verdad como esas verdades es que el eje de cada oración, de cada dato, de cada entrevista, de cada archivo, de cada objetivación y de cada introspección de Duchini reside en articular las palabras para que fluya una ternura que lo cubre todo. Todo: las páginas, las ideas, los semisecretos y lo hiperpúblico de un futbolista tan estremecedor como para estremecer al fútbol entero y a mucho de lo que no es fútbol. Todo: desde los pasos inaugurales en el Estrella Roja, en los Cebollitas o en Argentinos Juniors hasta el zigzag más hermoso del pasado y del futuro en un suelo de México labrado para desparramar ingleses, o desde las declaraciones captadas por escasos testigos hasta los sonidos que se estamparon en los oídos del universo, o desde las esperanzas de ser campeón del mundo hasta la veneración general en sus últimos ratos como entrenador. Todo: desde la cuna hasta la muerte.

 

Imagen "Mi Diego", el nuevo libro sobre Maradona.
"Mi Diego", el nuevo libro sobre Maradona.
 

Con su ejercicio experto de periodista y con su oficio creciente de narrador, Duchini elige hacer un libro de ternuras porque está seguro de que no hay otra manera de referir a Maradona. O porque reconoce que Maradona cabe en los ojos de su hija, en la desolación de sus conocidas y de sus desconocidos cuando Maradona chocó contra paredes feas o fue objeto de trampas malditas, en las calles anegadas de alegría durante las diez mil veces en las que la alegría y Maradona fueron lo mismo, en el relato emocionado de sus entrenadores, de sus amistades de la infancia, de cronistas de diversas etapas, de compañeros de césped que hicieron maravillas pero asumen que no gozaron de mayor maravilla que enfocarlo de cerca, de rivales orgullosísimos de haberlo enfrentado, de espectadores que laten con ritmos clásicos pero aceleran y desaceleran pulsaciones al evocar el día en el que Maradona les justificó tener párpados y corazón con una jugada o con lo que fuera.

La palabra y la ternura tienen que ver con la risa y con la lágrima, con la reflexión y con la profundidad, con el encuentro y con la pérdida, con las victorias de las sombras y con las revanchas del sol, con las esquinas donde hay derrotas y con las veredas de las goleadas, con los abrazos permitidos y con los abrazos consagrados, con un chico o una chica que navegan sobre una pelota y con las señoras y los señores de décadas que rememoran una tarde de redes infladas o un amanecer con amor. Ahí está, evidente, resonante: eso, todo eso, eso que cimenta la ruta de Duchini en este libro, es la palabra hecha ternura o la ternura hecha palabra. O es, sin vueltas, Maradona.

"Al final lo quise más. Lo quiero y lo querré siempre. Diego Maradona estuvo desde siempre en mi vida", confidencia, en alguna parte, Duchini, que cierto que ahí es Duchini, pero además es todas y todos quienes se expresan en esta obra, y todos y todas quienes leen y leerán esta obra, y todos y todas quienes paladearon el agua con la que, en definitiva, Duchini riega esta obra: la vida y las vidas hubieran sido otras sin Maradona o, al revés, son las que fueron y son las que serán porque Maradona estuvo en ellas y con ellas.

"Lo quiero y lo querré siempre" es muchísima palabra y es muchísima ternura. Como todo lo que escribe Duchini. Como todo este hermoso libro.

*Prólogo de Ariel Scher
Periodista y escritor argentino