Los Vivos de El Gráfico

"NO ME PESA LA CAMISETA"

El Diez de Argentina en positivo: afirma que se puede jugar parecido a España, asegura que jamás siente presión en una cancha y cree que la Copa América le puede dar el impulso ganador a la Selección. Cuenta que lo llamó a Diego después del Mundial y habla de Mourinho, Cristiano Ronaldo, Bielsa y su hermano Canalla.

Por Redacción EG ·

06 de diciembre de 2010

Nota publicada en la edición noviembre 2010 de la revista El Gráfico

Imagen LEO se besa el escudo de la Selección, tras convertir contra España. Esa tarde la gente lo ovacionó con ganas.
LEO se besa el escudo de la Selección, tras convertir contra España. Esa tarde la gente lo ovacionó con ganas.
PARAFRASEANDO el viejo lema copero del Independiente de los años mozos (“Traigan vino que Copas sobran), el joven Lionel podría enviar un mensaje de texto con carácter de urgente a su carpintero amigo: “Traé repisas que trofeos sobran”. Hace un mes le tocó recibir en el Camp Nou el Botín de Oro por haber sido el máximo goleador de todos los campeonatos europeos de la temporada pasada (34 gritos), hito que sólo hasta aquí había alcanzado un argentino (Chirola Yazalde, en 1974) y un único representante del Barcelona, el brasileño Ronaldo en 1996/97. “Este no lo tenía”, fue lo único que se le ocurrió murmurar a Leo en la entrega, tímido hasta las muelas, como si estuviera hablando de figuritas en un intercambio de recreo escolar. Fue el premio N° 51, una distinción individual más que supera con creces los 15 títulos que ganó hasta aquí entre Barcelona (13) y la Selección (2), que tampoco son una cifra para despreciar, por supuesto. Y más considerando que la criatura apenas tiene 23 años.

El N° 51, entonces, fue a hacerle compañía a otros como los dos Trofeos Alfredo Di Stéfano que ganó por ser el mejor jugador de la Liga en las últimas temporadas o el Toyota por ser el mejor jugador de la final del Mundial de Clubes 2009 o los 3 Olimpia de Plata como mejor futbolista argentino del exterior o la Bota de Oro como el más destacado en el Mundial Juvenil del 2005, entre otros. “Antes, cada trofeo que ganaba lo guardaban mi hermano Matías y mi papá. A partir de ahora, los estoy conservando yo mismo en una vitrina que me hice construir en una habitación de mi casa”, le cuenta Leo desde España a El Gráfico, como si hubiera comprendido que aquel rito que delegaba en forma amateur, de repente comenzó a cobrar importancia y merecía una atención acorde por parte de su dueño. Y ojo que en esos 51 no están las copitas de lata que ganaba en el baby de Grandoli. ¿Le quedará espacio para la cama y la mesita de luz en esa habitación?

-Pasás por la vitrina, ¿reconocés a simple vista cuál es cada uno?
-Sí, sí, a casi todos los reconozco. Y no hago diferencias, eh, cada uno de ellos significa algo especial para mí.

-¿Les das bolilla a los premios o no tanto?
-¿La verdad? No me preocupa ganar premios personales, sí quiero que el club gane Ligas y Copas, para eso estamos los jugadores.

PARA ESO están. El último 17 de septiembre se cumplieron 10 años de la primera vez que Lionel pisó tierra catalana. Los medios españoles lo recordaron. En uno de los videos de as.com se observa a Jorge Messi destacando que estuvieron a punto de volverse a la Argentina después de esperar casi dos semanas en un hotel la llegada de Carles Rexach, que estaba con la Selección Española en los JJ.OO. de Sydney, y era la palabra definitiva en el fútbol juvenil del Barcelona. A Leo lo habían visto un par de técnicos, pero faltaba la palabra mayor. Y estuvieron a un día de marcharse. Así se escribe la historia. A partir de esos pequeños detalles que terminaron por decidir el destino de quien está llamado a pulverizar todos los récords históricos del Barcelona (ver recuadros). Porque este muchacho tiene pinta de ser jugador de una sola camiseta, de guardarle fidelidad a un club que lo contuvo y le pagó el tratamiento que tantos otros no querían o no podían.

-El presidente Rosell habló de un contrato vitalicio, ¿vas a jugar siempre en Barcelona?
-Trato de vivir el presente pero siempre lo dije: ojalá pudiera hacer toda mi carrera en este club.

-¿No te tienta probar en otro lado, asumir nuevos desafíos?
-En este club me han tratado muy bien, es mi segunda casa. Y si alguna vez me toca irme, no será porque yo lo busque. El desafío es seguir ganando cosas aquí.

-¿Que Mourinho sea el DT del Madrid es un incentivo para vos, que no le pudiste meter goles a sus equipos?
-Me da exactamente lo mismo. Yo juego para ganar títulos con el Barcelona.

-¿Hablaste alguna vez con él?
-No.

-¿Y qué te parece como técnico?
-Es un gran técnico y lo respeto, por supuesto.

-¿Qué onda tenés con Cristiano Ronaldo?
-Sólo somos dos jugadores que competimos en la liga de España, no estamos enfrentados como personas, sólo en el juego. Nos hemos visto en entregas de premios, y nos saludamos como con cualquier otro jugador. Pero no hay problemas ni mucho menos.

Imagen DIRECTOR DE ORQUESTA. El 17 de septiembre se cumplieron 10 años de la primera vez que pisó tierra catalana para probarse en el Barcelona. Debutó oficialmente en 2004 y ganó 13 títulos.
DIRECTOR DE ORQUESTA. El 17 de septiembre se cumplieron 10 años de la primera vez que pisó tierra catalana para probarse en el Barcelona. Debutó oficialmente en 2004 y ganó 13 títulos.
-¿Sentís que sos la imagen contrapuesta a Cristiano, que anda con ropa fashion, muy producido, con las mejores modelos?
-De eso no hablo porque cada uno es como es y no tengo nada para reprochar a nadie.

-¿Por qué tantas empresas te buscan como imagen? ¿Sólo porque jugás bien?
-No son tantas las empresas, ojo, la gente se confunde, hay cuatro o cinco marcas a las que les interesa asociar su nombre conmigo porque creen que sus valores se acercan a cómo soy como jugador de fútbol o como persona. Y la mayoría de esas veces, la marca lo hace a través del Barcelona.

-¿Cuántas propuestas de empresas recibís por semana?
-Yo no recibo ninguna, eso lo maneja mi familia, pero suelo estar con las empresas de siempre.

-Cuando te llevan en helicóptero y bajás en Inglaterra con los fans esperando, ¿no te sentís una estrella de rock, un Beatle?
-No, para nada, al contrario: me da mucha vergüenza. Prefiero llegar en coche.

-¿Cómo te gusta que te llamen: Lio o Leo?
-Me da igual, debería ser Lio antes que Leo.
(Su web oficial es www.leomessi.com y allí aparece un logo con la imagen de Messi diciendo “Soy Leo”).

-¿Quién es el mejor del mundo hoy?
-En estos momentos, de los que yo me he enfrentado y conozca, hay varios que están muy cerca: Xavi, Iniesta, Cristiano Ronaldo, Rooney...

-¿Ves los partidos de Newell’s?
-Veo todos los partidos que puedo de Argentina, pero no siempre pasan a Newell´s.

-¿Te parece bien que bautizaran “Marcelo Bielsa” al estadio?
-No me parece mal. Bielsa le dio muchas cosas a Newell's. Nunca pude hablar con él, sólo nos saludamos una vez que nos cruzamos.

-¿Disfrutás con el gran presente del Newell’s y la situación angustiante de Central?
-No disfruto con la situación de Central, no me gusta que no se juegue el clásico de la ciudad. Rosario siempre se caracterizó por estos duelos tan calientes. Y me gustaría que se siguieran jugando.

-¿En la familia hay alguien de Central o son todos de Newell’s?
-Mi hermano Matías es de Central.

LISTO. Si Matías es uno de los hermanos mayores, y si encima es el que se ocupaba de los trofeos, mejor no andar cargándolo con las desventuras del Canalla. Resuelto el ping-pong inicial como para entrar en clima y que el joven adulto salga un poco de las respuestas de compromiso, llega la hora de la Selección.

-¿La Selección puede jugar como España o el Barcelona, o es imposible?
-La Selección puede jugar como se lo proponga, hay calidad suficiente de jugadores. Para mí, hay que insistir con un trabajo continuo y complementarlo con las cosas que falten. No hay fórmulas mágicas, pasa por trabajar, trabajar y trabajar, por tener tiempo para aproximarnos a ese tipo de juego. Creo que no estamos lejos de conseguirlo.

-Sin Iniesta y Xavi y sin dos laterales que sientan la función, ¿se puede jugar igual que el Barcelona?
-No pidamos hacerlo igual, pero sí podemos acercarnos a esa rotación de pelota y a ese movimiento de los jugadores. Tenemos la calidad suficiente para hacer ese tipo de trabajo, de eso no tengo dudas. La identidad del equipo se da por la clase de jugadores y creo que con trabajo podemos conseguir que nuestros laterales cumplan con la función que le pida el técnico. 

Imagen HACE UN MES recibió el Botín de Oro Europeo, su trofeo personal N°51.
HACE UN MES recibió el Botín de Oro Europeo, su trofeo personal N°51.
-¿Puede ser que a la Argentina le falte el envión anímico de un título para soltarse y que se acaben los complejos?
-Posiblemente sea eso, generar una confianza para afrontar a los grandes del fútbol mundial. Quizás la Copa América sea el impulso para llegar al Mundial con la confianza bien alta, como le pasó a España con la Eurocopa y luego el Mundial.

-¿La Copa América la jugás sí o sí?
-Jamás me la perdería, jamás me perdería un partido con la Selección para ser más claro. Por supuesto que todo depende de que me convoquen.

-¿Te parece que la Copa América, en Argentina, puede terminar de enganchar a la gente con vos, que casi no jugaste en el país?
-Yo entiendo que parte de la gente no esté con nosotros. Es simple: venimos desde hace mucho tiempo sin ganar nada más que dos Olimpíadas y eso para la Argentina es poco, no alcanza. Tuvimos muchos años de gloria y ahora es como que estamos fuera del plano mundial, pero sé que gran parte entiende que la Selección pasa por un mal momento y personalmente acepto todo lo que digan de mí. Ojalá en algún momento se pueda revertir.

-Batista fue a ver a Gurdiola, ¿sabés si le pidió la fórmula mágica?
-La verdad es que no sé nada, tampoco sé si se vieron (risas)...

-¿En qué se parecen Batista y Guardiola?
-No sé si son parecidos. Por ideas y por lo que intentan dar a entender, ambos quieren que tengamos la pelota el mayor tiempo posible.

-¿Qué indicaciones te da el Checho antes de un partido? ¿Y qué indicaciones te da Pep?
-Que juegue y que me mueva por algún sitio determinado, pero que luego me quede donde más cómodo me sienta.

-¿Te piden algo en especial de acuerdo con el partido o te dicen “manejalo vos”?
-No son muchas las indicaciones, dependen de cada partido y contra quién lo hacemos, pero muchas veces es eso: que juegue por donde mejor me encuentre.

-¿Y qué te pedía Maradona?
-La verdad es que las indicaciones son muy parecidas.

-Cuando bajás hasta el medio a buscar la pelota, ¿es por una indicación o decidís vos porque te desespera que no te llegue?
-Lo hago por tres motivos. Primero, porque a veces hay que ayudar a generar juego; después, pasa porque no llega la pelota y, a veces, por indicación técnica.

-Dijiste que te gustaría que siguiera Batista, ¿te molesta que algunos periodistas afirmaran que eras el nuevo dueño de la Selección?
-Me molesta cuando algunos pretenden vender cosas que no tienen nada que ver con la realidad, porque parece que les interesa que la Selección fracase y creen que utilizándome a mí pueden romper el grupo o dividir la opinión de la gente. Pero como la mediocridad está en todas partes, tampoco deja de sorprenderme que se destaque en este rubro. Es probable que alguno crea que generando un reality puede vender más.

Imagen SE LLEVA el balón frente a su compañero del Barcelona en el último 4-1 ante España en el Monumental.
SE LLEVA el balón frente a su compañero del Barcelona en el último 4-1 ante España en el Monumental.
EPA. ¿Es Messi? Sí, sí, sí. Es Messi levantando la voz. Aunque ante la mirada externa, Leo pueda parecer por momentos indolente, el chico por dentro sufre las críticas, no le resultan indiferentes e intenta rebelarse.

La pregunta del millón, o en realidad de los 40 millones de técnicos que habitan este país, es por qué allá sí y acá no. Por qué allá la mete mucho y acá la mete poquito, por qué allá la descose y acá apenas borda algunas jugadas. Sin quitar sustento a esos contrastes, los éxitos serán el único vehículo que logrará acallar la preguntita molesta. Lo que no tiene ningún sustento es plantear si allá tiene ganas y acá no. Es ridículo. Sí, quizás, hay que entender que más allá de los argumentos lógicos de que el Barcelona funciona como un relojito desde hace varios años, cuando Messi se pone la camiseta culé se siente mimado, contenido, respaldado y entonces sale a jugar con otra confianza, mientras que con la Celeste y Blanca percibe que debe rendir examen a cada paso, que debe dar explicaciones por cada gambeta y entonces sale mal predispuesto, con la cabeza un poco revuelta, con el ánimo averiado y el talento bajo sospecha...

-¿Pasa eso, Leo?
-Es normal que se pida un mayor rendimiento en la Selección, o como mínimo el mismo que uno tiene en su club, pero hay otros factores que generan diferencias, sobre todo el encontrarnos cada vez que jugamos y sólo para jugar el partido sin practicar o entender los movimientos. Cada uno tiene una forma de moverse en su propio club, con una identidad diferente a los demás, y coordinar un grupo para que juegue de una determinada manera en forma conjunta es muy difícil.

-¿Pero vos salís a jugar con la cabeza igual cuando te ponés la camiseta del Barcelona o la de la Selección?
-A mí, no me pesa la camiseta de la Argentina, no hay diferencias, es lo mismo que cuando me pongo la del Barcelona. Cuando entro a una cancha de fútbol es para ganar un partido, siempre. Podés tener un mejor o un peor día, pero todo va en función del equipo, y si el equipo no encuentra el camino, individualmente perdemos coordinación. Para que esto no pase hay que estar confiados en jugar todos a una misma cosa. Tengo muy claro que el estado de ánimo es muy importante en este juego y eso te lo da la confianza unida a la continuidad de jugar juntos por un tiempo y por sobre todas las cosas entender que esto es un juego de equipo, por eso te decía que el resultado va en función del mismo equipo y del tiempo.

-¿En Barcelona te criticaron alguna vez?
-No recuerdo, pero seguro que lo han hecho. No somos máquinas que estamos para la perfección, hay veces en que nos equivocamos o que no estamos con las luces y por ahí perdemos un partido que deberíamos haber ganado y entonces llegan las críticas.

-¿Alguna vez sentís presión cuando entrás a una cancha?
-Jamás sentí presión por jugar al fútbol.

-De 1 a 10, ¿en cuánto calificás tu último Mundial?
-No sé, para eso están ustedes. Yo nunca miro o escucho comentarios del partido que jugamos. De verdad. Seguramente tuve momentos malos y otros buenos, pero no puedo ni debo calificarme.

-¿Influyó en vos que no pudieras convertir? ¿No entrabas con una ansiedad especial para embocarla de una vez y que no se hablara más del tema?
-Que no pudiera convertir son cosas que pasan, pero siempre hay una razón. Asumo que lo intenté, bien o mal traté de hacerlo y no se dio.

-¿Te afectó la salida de Verón? Lo habían puesto con vos en la pieza para armar una sociedad afuera que se trasladara adentro y no se cumplió.
-A Sebastián siempre lo quiero en mi equipo y si no estuvo fue porque el cuerpo técnico tomó una decisión por razones seguramente técnicas, no lo sé.

-¿Qué sentiste cuando terminó el Mundial: bronca, angustia, decepción, impotencia?
-Bronca, mucha bronca, porque no merecíamos perder con Alemania, o por lo menos de esa manera. La bronca es contra uno mismo, porque se pierde una ilusión. Y si pasábamos, estoy seguro de que llegábamos a la final.

-En un momento tan doloroso como ese, ¿se te cruza por la cabeza no jugar más?
-Nunca se me cruzó dejar el fútbol, pero sí te cuesta volver a empezar. O llegar a tu club, donde en mi caso me tocó encontrarme con gran parte de los que ganaron el Mundial.

-¿Te molestó que aparecieran fotos con tu novia en la playa después de la eliminación? ¿Te empieza a molestar ser Messi?
-Acepto que los deportistas somos gente pública y lo tenemos que asimilar. No me molestan las fotos si estoy en un lugar público, sí me molestan los inventos que se hacen para vender revistas o diarios.

-¿Hablaste con Diego después del Mundial?
-Sí, fue hace unos meses. Lo llamé y hablamos un rato.

LO LLAMO. Leo a Diego. El pibe al mito. Está visto: personalidad no le falta. Y tampoco le da todo igual.

Por Diego Borinsky / Fotos: AFP