100 años de El Gráfico

Hugo E. Mackern, "Free Lance"

Desde 1931 y durante medio siglo, Hugo McKern, escribió en El Gráfico con el seudónimo de “Free Lance” y fue un factor fundamental para la difusión del rugby en el país.

Por Redacción EG ·

29 de mayo de 2019
 
Imagen Hugo Mackern, Ernesto Lazzatti y Constancio Vigil (h).
Hugo Mackern, Ernesto Lazzatti y Constancio Vigil (h).
 
Doctor en leyes e historiador, era hijo del presidente de la River Plate Rugby League (hoy UAR). Fue jugador, árbitro y dirigente y el único periodista presente en la legendaria gira del seleccionado argentino de rugby por Sudáfrica en 1965. Dejó como legado todas su crónicas en El Gráfico, con el seudónimo de “Free Lance” y dos libros: “Historia del rugby de CUBA e Historia del rugby argentino”.
Recordamos a Hugo E. Mckern, en dos momentos de la vida de El Gráfico: en 1959, en el número del 40° aniversario, con una anécdota de Félix Frascara , y 20 años después en una nota por el 60° aniversario de la revista.

 

Un hombre de El Gráfico (1959)

El amigo y a la vez colaborador de El Gráfico de hace 30 años regresó del segundo piso (Administración) al tercero (Redacción).

Había cobrado sus honorarios del mes.

—Me parece que me pagaron de más. Hizo cuentas y encontramos la diferencia con cuanto había calculado tener que cobrar. Se le había pagado, como es costumbre con todas las notas, una de carácter necrológico.

—Yo no puedo lucrar con esa nota. Mi intención no era cobrarla.

—Y bueno, lo lamentamos, pero ahora ya está. Devolver el importe implicaría rehacer una serie de asientos contables.

—Está bien. Pero yo no puedo quedarme con ese dinero. Lo donaré al Hospital Británico.

La nota en cuestión había sido dedicada al gran medio de apertura de Old Georgians, R. Gordon Buckley, en el N° 2064 de El Gráfico.

El protagonista del episodio fue nuestro colaborador "Free Lance", seudónimo del amigo, doctor en leyes y en rugby... Hugo E. Mackern, hombre digno de El Gráfico, con quien El Gráfico se honra y prestigia. Era lo único que le faltaba hacer aquí a Mackern para que ya no pudiéramos silenciar por más tiempo la divulgación de esos rasgos, tan frecuentes, de su honradez. Eso no gustará a Mackern, cuya personal sobriedad está por encima de esta clase de divulgaciones. Pero nos hace felices a nosotros.

Necesitábamos decirlo en acontecimiento tan particular como éste de los 40 años de El Gráfico y en nota tan excepcional como ésta que le encargamos a Frascara aprovechando la que él llama su ubicación en un ángulo oscuro del salón de los sucesos y los personajes.

 

 

Imagen Hugo Mackern
Hugo Mackern
 

 

FREE LANCE (1979)

De antes y de ahora. Como enlazando el tiempo aparece los domingos después del rugby. Aquí, en la redacción, los minutos del cierre se esfuman y es por eso que apenas si hay un "buenas tardes" para recibir al doctor Hugo Mackern. Al pie de su nota pondrá, como siempre desde hace 48 años, simplemente "Free Lance". Y después se irá. Y tomará el ascensor como hace medio siglo, cuando recién reemplazaba a Frank Chevallier Boutell.

—Alrededor de 1934 sucedió un episodio que me reconfortó. Critiqué a un equipo por la dureza de sus integrantes. El presidente de esa institución, muy amigo de Aníbal Vigil, pretendió hacer valer su influencia. Y Vigil me reivindicó: "Mire, nuestro especialista en rugby merece toda nuestra confianza. Si él dijo algo, tiene que ser cierto..."

—¿Cuál es la nota que recuerda con más cariño?

—Cuando la gira de Los Pumas por Sudáfrica, en 1965. Fui el único periodista argentino que acompañó aquella excursión. El título de la nota fue "Su hora más gloriosa", referido al triunfo de la Selección Argentina sobre las universidades del Sur, en Ciudad del Cabo. Yo tenía que escribir volando mi nota porque el jugador Willie McCormick traería el material en un avión al día siguiente. Recuerdo que todo el mundo salió a festejar el triunfo y yo debí quedarme encerrado en un cuarto del hotel para llegar a tiempo. Ese fue un momento triste porque me hubiera gustado estar allí con la gente de mi deporte preferido. Pero esto formaba parte de la profesión, y había que asumirlo…

Cuando llega, trae con él la historia de EL GRAFICO. Se le nota en sus canas, pero también en su ímpetu para “pelear" por una página más donde agrandar su nota…