Las Crónicas de El Gráfico

1999. Talleres Celestial

Con total autoridad Talleres se quedó con el clásico ante Belgrano. De la mano de Gareca, la T consolidaban como uno de los proyectos futbolísticos más interesantes de la época.

Por Redacción EG ·

06 de febrero de 2020

A veces se escuchan elogios importantes, entusiastas, sobre determinadas personas, que uno registra en alguna parte de la memoria. Y allí quedan esos datos a la espera de que algún hecho los actualice y les dé a aquellos testimonios el valor de la comprobación. Como puede pasar con Ricardo Gareca, por ejemplo. Uno ha escuchado a Oscar Ruggeri deshacerse en argumentos al fundamentar sus elogios a Gareca. Pero claro, uno puede decir, “son amigos, y eso, quiérase o no, debe pesar en la valoración del colega”. Entonces surge una charla con Héctor Grondona, a propósito de Independiente, de Menotti, de Trossero, de Bochini... y también Grondona subraya valores profesionales y personales de Gareca, uno de los entrenadores que más lo ha impactado de las nuevas camadas. Pero claro, dice uno, “lo que pasa es que Grondona se jugó unos boletos fuertes a las chances de Gareca y por una serie de infortunios no le fue bien al Tigre en Independiente...”

Imagen Horacio Humoller pasa al ataque, perseguido por el uruguayo Josemir Lujambio. Se jugó fuerte y con nobleza.
Horacio Humoller pasa al ataque, perseguido por el uruguayo Josemir Lujambio. Se jugó fuerte y con nobleza.

Entonces llega un superclásico cordobés, como el de este domingo. Y aquellos comentarios se actualizan. Porque hasta ese momento, el perfil de Gareca es el de un técnico serio, joven, con posibilidades, pero al que le está faltando una campaña, un hecho, un “algo” que acompañe todo lo que su discurso y actitudes insinúan... Pero a partir de este Talleres 3-Belgrano 1 que nos dejó la fecha, habrá que hacer apuntes desde otra perspectiva. Porque un salto de calidad se está produciendo en el fútbol de Córdoba. Se viene Córdoba. Y ojo con esto. Ojo, porque basta con mirar la tabla de posiciones, que a veces no es más que un dato pero suele ser uno de los más importantes. Y Talleres sube. Y la figura de Gareca no es, no puede ser, de ninguna manera, ajena a esto.

Por donde se inicien los apuntes, salta la misma perspectiva:

1) La amplia diferencia que hubo entre Los Matadores de Talleres y Belgrano fue la misma que suele haber entre cualquier equipo asentado en la Primera División y el que recién asciende. El derecho de piso, la falta de ritmo, de velocidad, de concentración, se sienten en algún momento y dan el nocaut. Así lo sufrió Talleres en su primera temporada, la anterior, de regreso a la división mayor, donde evidentemente se lo extrañaba. Y así lo sufrió, por lógica, este Belgrano de Nieto como hoy el Instituto de Corti. Pero es evidente que Talleres, “ascendido junto con Belgrano”, aprovechó mejor el tiempo de experiencia en Primera. Surge como dato que el entrenador que aprovechó ese tiempo  trabajando sobre un mismo proyecto es Gareca. Y ese proyecto es Talleres.

2) ESTE TALLERES PUEDE SER UNA BOCANADA DE AIRE FRESCO EN EL FUTBOL ARGENTINO. Con una notable suma de jugadores de técnica admirable obliga a MIRAR HACIA ATRAS cuando recuerda el toque preciso, elegante, contundente y ganador de los grandes equipos de Willington y Taborda en adelante, pasando por los Artico y Comelles, por la Araña Amuchástegui y los entrenadores notables al estilo de los Angel Labruna (en primerísimo lugar), Saporiti y el mismo Taborda. También obliga a MIRAR EL PRESENTE porque en un momento en que la polémica futbolística incluye entre sus temas la “falta de técnica de los jugadores argentinos”, estos Astudillo, Pino, la misma Lora Oliva, Ricardo Silva, obligan a plantearse, pero profundamente, si estaremos viendo todos el mismo campeonato, o si caemos, simplemente, en la vieja comodidad de olvidar que “la Argentina no termina en la General Paz”, como diría Pipo Mancera, y que a veces hay que mirar más allá de Núñez, La Boca, Liniers o Avellaneda, para encontrar el talento. Y obliga a MIRAR EL FUTURO, porque mientras los profetas de la decadencia siguen derramando baldes de tinta china sobre el porvenir, descalificando a las generaciones nuevas, aparece un plantel de Talleres de Córdoba que renueva las esperanzas. Como pasa siempre. Como alguna vez pasó, salvando las distancias, cuando esos profetas de la decadencia auguraban con toda solemnidad que ya nunca me verás como me vieras en la década del cuarenta, y les surgió un Diego Armando Maradona. Y ni aun así se dieron por vencidos, y renacidos no pierden oportunidad de reflotar sus deseos, aunque los Saviola y los Romagnoli vengan al galope gambeteando augurios funestos...

3) A nadie le va a ser fácil ganarle a Talleres en Córdoba.  Por aquí tienen que pasar todavía, en su lucha por el título, tanto Vélez como River. Y tiene Boca la tal vez “ventaja”, porque a lo mejor, a este Talleres también le conviene jugar de contra, de recibirlo como local en la última fecha.

Imagen El 9 de Darío Gigena, una de las variantes de gol en un Talleres que las tiene de sobra. El equipo celebra con él.
El 9 de Darío Gigena, una de las variantes de gol en un Talleres que las tiene de sobra. El equipo celebra con él.

4) Su gran mérito es el equilibrio. Dado el elogio a los jugadores que desequilibran de medio-campo hacia adelante, vale la pena anotar que mantiene lo estable de un esquema clásico. Allí, silenciosamente, son importantísimos el mediocampista central, Avalos, quien de acuerdo  con lo que enseña el fantástico libro de Alberto Pompeo Tardivo, ayer discípulo de don Victorio Spinetto y hoy director del fútbol de inferiores de Argentinos Juniors, nada menos, se constituye en el auténtico corazón del equipo, marcando el fiel de la balanza que no pierde la posición aunque el juego lleve los platillos a un lado u otro... Y también es muy importante Sotomayor. Es más, si en las incorporaciones se ve la habilidad de un técnico, en su faceta de “selector de personal”, para decirlo en términos acordes a la dialéctica de mercado en boga, hay que sacarle el sombrero a Gareca también en este aspecto: más allá de que al talento de Ricardo Silva lo consiguió por 50 mil pesos en Defensa y Justicia (¿cómo es que nadie lo había visto antes?) fue un golazo haber incorporado a Sotomayor, libre de Vélez Sarsfield... Porque más allá de que el grandote camina la cancha cachaciento y sin excesiva elegancia, es indudable que su sola presencia y oficio libera de responsabilidades al resto de la defensa. Y que la última línea se mueve con una sobriedad que, por momentos, recuerda a la de los mejores momentos defensivos de Vélez Sársfield, e incluso, a los mejores movimientos del Boca de Bianchi. Obviamente, no es casual. A la sombra de Sotomayor, se pueden lucir su compañero de zaga, Maidana, una especie de bestia peluda, de “Pie Grande y los Henderson”, que en base a potencia física se lleva todo por delante defendiendo y atacando, pero en general con gran limpieza. Maidana metió el pase largo de gol en el tanto de Christian Pino, que abrió el marcador contra Belgrano. Repitió sus buenos pelotazos, sorprendiendo, en otras dos ocasiones. Y yendo a cabecear arriba también creó peligro de gol cada vez que fue...

5) Y como si esto fuera poco... este Talleres transmite una actitud deportiva más que saludable en el triunfo. Un ejemplo que es necesario, en estos años en que la lengua futbolística se hace ingobernable, y suelta exabruptos, agravios o insultos de un protagonista a otro. Mientras la tribuna de Belgrano se quedaba librando la única y fantástica batalla que puede admitirse en el fútbol, que es la de seguir vivando a su equipo con más aguante que la vencedora, hasta una hora larga después de terminado el partido, Gareca le decía a nuestro corresponsal Daniel Potenza: “Mirá, yo no soy verdugo de nadie; creo que lo que hay que destacar es la dignidad de Belgrano, que se rompió el alma aunque quedó con menos jugadores; lo nuestro es valioso, porque marcamos la diferencia estando con once. Pero después, ellos jugaron con coraje, con altura, y eso hay que subrayarlo”.

 

Un proyecto muy interesante

El proyecto podría titularse: consolidación del fútbol de Córdoba en el panorama nacional. En estos días en que Racing se atreve a soñar con la punta, porque sus dirigentes han dejado de estorbar, por así decirlo, y entonces equipo e hinchas se las rebuscan como pueden, sin nadie que los distraiga de su tarea esencial, habrá que pensar que algo mal se hizo a nivel conducción en un fútbol como el cordobés, para tenerlo tanto tiempo ausente de los primeros niveles.

Y que algo bueno se debe estar haciendo ahora, cuando han regresado tres de los grandes (todavía nos falta Racing y algún otro que se atreva) y este Talleres que preside el contador Carlos Héctor Dossetti vuelve a liderar las ganas de mostrar un lindo fútbol de juego y lucha, como diría el libro de Roberto Perfumo. No casualmente es el entrenador que se llevó a Gareca a la Primera de Sarmiento de Junín, cuando ambos empezaban: uno como técnico y el otro como nueve de punta en las inferiores de Boca... ES QUE TODO CORDOBA,  BELGRANO INCLUIDO, OFRECIO UN GRAN ESPECTACULO. El estadio mundialista casi repleto, es conmovedor. La gente de Belgrano, cantando hasta una hora después de terminado el partido, lo mismo. Y hasta el arbitraje de Angel Sánchez contribuyó a la fiesta, porque tuvo sólo 21 interrupciones, contabilizadas por el veedor Juan Carlos Crespi. De las cuales 5 fueron por faltas cometidas por los jugadores de Talleres. Tres en el primer tiempo, dos en el segundo. ¿Será un récord?

Imagen Ricardo Gareca cuando el 3-1 ya era definitivo. Humoller prepara la jugada. Astudillo, la figura, y Pino, el que abrió el partido, escuchan. Fabián Madorrán fue cuarto árbitro.
Ricardo Gareca cuando el 3-1 ya era definitivo. Humoller prepara la jugada. Astudillo, la figura, y Pino, el que abrió el partido, escuchan. Fabián Madorrán fue cuarto árbitro.

Los observadores que, como nuestro compañero Daniel Potenza, conocen de veras el corazón del fútbol cordobés, aún abren un paraguas de prudencia: el principal problema de los equipos cordobeses, con Talleres incluido, es su irregularidad. Para un enviado especial de EL GRAFICO, que observa el hecho objetivo lógicamente con otra óptica y otra distancia, esto que se mostró este domingo es llamativo. Impactante. ¿Qué otro equipo del fútbol argentino ha mostrado tantas variantes de llegada como Talleres en esta oportunidad, Gigena incluido? ¿Independiente? ¿San Lorenzo? Seguro que no, y estamos hablando de los grandes. ¿Qué otro dispone de una zaga central tan equilibrada a partir de Sotomayor y Maidana, con Avalos adelante? ¿River Plate? ¿Racing Club?  Hummm...

 

Una fiesta aparte, Negrazón...

Y si todo esto no lo convence, amigo lector, tendremos que recordarle que, si no fuera por razones futbolísticas, a los cordobeses habría que tenerlos siempre en Primera División, porque son una fiesta aparte.

Antes de viajar desde Buenos Aires hasta Córdoba charlamos sobre el clásico con algunos cordobeses ilustres, Piratas unos, Matadores los otros...  Los encontramos en el Café Fashion de Azul TV, el programa que produce un fanático de Quilmes llamado Luis Cella. Pero fíjese si no es para tomarlos en serio:

–Talleres es grande, porque tuvo a Daniel Willington, la Mona Jiménez del fútbol. Una vez fuimos con Daniel a jugar contra San Martín en Tucumán. En el avión nos agarró una turbulencia bárbara, bárbara... Entró a saltar el avión, che, que parecía que se partía. Entonces el Daniel gritó, para el lado del piloto: “¿No nos podés llevar por el asfalto?”

(Sapo Cativa, hincha de Talleres).

La réplica no tardará en llegar:

–¡Qué va a ser grande Talleres! Vos sabés que un día se muere un hincha de Talleres y se va al cielo. Y le dice Dios: “Dígame, mi hijo... ¿qué le gustaría, ya que vino al cielo, qué le gustaría que le pasara?”. Y el hincha de Talleres dice: “Yo lo que quisiera, señor Dios, es que me haga que resucite mi madre, porque murió, mi vieja, y yo quiero que resucite”. Dios le dice que “no, disculpame, pero milagros yo no puedo hacer, se van a venir todos encima a pedir lo mismo, va a ser un lío, mejor pedime otra cosa”. El hincha de Talleres le dice: “Bueno, entonces, señor Dios, me gustaría que haga salir campeón a Talleres”. Dios lo mira, profundamente impactado. Se queda serio. Mudo. Lo piensa. Y le dice: “Disculpame... ¿me podés dar el nombre de tu vieja?”.

Imagen La hinchada de Talleres, protagonista del 3 a 1 en el clásico. Y en esto que puede llegar a gran momento. Más de 10 mil socios nuevos en la última conscripción. El 65% del estadio cubierto por la “T”.
La hinchada de Talleres, protagonista del 3 a 1 en el clásico. Y en esto que puede llegar a gran momento. Más de 10 mil socios nuevos en la última conscripción. El 65% del estadio cubierto por la “T”.

(Chichilo Viale, hincha de Belgrano).

Lo que tendrán que reconocer, desde Chichilo Viale hasta Daniel Aráoz (¡Otro! Dice que “a Talleres le dicen chofer de diligencia, porque siempre que sale vuelve baleado”) es que si Talleres sigue por este camino, más tarde o más temprano se va a anotar entre los candidatos a disputar un torneo. Y si Belgrano, todavía lejos de este nivel, mareado en la distribución de marcas (a tal punto que cuando se quedó con diez hombres pareció beneficiarse porque había menos dudas entre los jugadores), pero que tiene futbolistas de garra y técnica del medio hacia adelante, consigue crecer en confianza y trabaja a largo plazo...

Si las cosas siguen así, entonces tendremos fútbol cordobés, que es lo más importante de todo. Porque hasta a Dios le va a resultar más fácil dar una ayudita, según la lógica del Chichilo Viale...

 

 

Por HORACIO DEL PRADO (1999).

Fotos: JUAN MABROMATA y VÍCTOR SAAVEDRA

Notas: DANIEL POTENZA y FERNANDO ARAUZ.