Las Entrevistas de El Gráfico

Adolfito Cambiaso, en primera persona

Jugó su 20º Abierto Argentino y superó los 700 goles en ese torneo, cifra récord. Nacido el 15/4/1975 en Cañuelas, es el mejor polista del mundo.

Por Redacción EG ·

14 de febrero de 2013
  Nota publicada en la edición de febrero de 2013 de El Gráfico

Imagen "MI CARRERA es correcta. No soy polémico y creo que hoy soy un poco más popular que el resto en el polo. No tengo una mancha" admite en su caballeriza en Cañuelas.
"MI CARRERA es correcta. No soy polémico y creo que hoy soy un poco más popular que el resto en el polo. No tengo una mancha" admite en su caballeriza en Cañuelas.
ME GUSTABA mucho jugar al tenis y un poco al polo, en mi infancia. No sé si era bueno en el tenis, jugaba. Hoy, me defiendo. El tema es que mis padres armaron La Martina Polo Ranch, pusieron una escuela y comencé. A medida que fui entrando en este deporte, me enchufé demasiado. Y después, me dediqué porque me encantan los caballos.

HICE TAMBIEN golf y windsurf, de chico. Como mi papá fue campeón sudamericano de surf, me llevaba de prepo a la playa en el verano, aunque yo me quería quedar en el campo.

ERA DE ver dibujitos. Los clásicos, como Tom y Jerry, y me gustaba El Chavo del 8, esperar para ver El Chavo.

LA ESCUELA no me gustaba para nada, iba por obligación. Fui a la mañana hasta segundo año de la secundaria. Tercero lo rendí libre y los otros dos nunca los hice, por el trabajo. Pensaba todo el día en cómo pegarle a la bocha. Lo único que esperaba era el horario para jugar al polo. No registraba lo que pasaba antes. A mi viejo nunca le gustó que dejara el colegio, pero me apoyó. De todas maneras, lo abandoné cuando ya tenía 9 goles y contratos en el exterior. No iba a ver qué pasaba con el polo.

LA COPA El GRAFICO fue uno de los primeros torneos que gané, cuando tenía 11 años. Ahí no sabía si sería profesional más adelante, andá a saber adónde la cabeza te lleva después. Me metí en el tenis, porque me divierte, y está David (Nalbandian), de quien soy muy amigo. Y veo a muchos que son buenísimos en las prácticas, pero flojos en los partidos. Con el golf, lo mismo. Soy amigo de Pigu (Andrés Romero) y lo voy a ver cuando coincidimos en el exterior. ¿Sabés cómo le pegan a la pelotita del número 1 al 100? Perfecto. Ahora, cuando van por los puntos, no todos le pegan igual. Y eso es todo de acá (se toca la sien). Entonces, a los 11 años nunca sabés si podés llegar o no.

TUVE LA certeza de que viviría del polo cuando tenía 9 goles de hándicap. Elegí, entonces, dedicarme a esto con 14 o 15 años. Igual, jamás pensé que conseguiría todos los títulos que finalmente gané.

HAY CIERTAS cosas que uno las tiene incorporadas y no se explican. ¿Cómo hace Federer para ganar tanto? Si le preguntás, no tiene una explicación y nunca la tendrá. Hay algo que tenés o no adentro. ¿Messi qué tiene? Imposible saberlo. Es un fenómeno y punto. Yo, ¿qué tengo? No sé, juego y trato de ganar. Intento motivarme y ser el mejor en ese momento. Tampoco hay que creérsela, porque jamás avanzarías.

BUSCO SUPERARME siempre. Los demás también crecen y no te podés estancar. Cuando creés que las sabés todas, empezás a perder. No me fijo en el pasado, le apunto al próximo título. Si te guías por el pasado y seguís festejando, vas muerto.

EL SECRETO del éxito es difícil de explicar. No existe una respuesta. El que dice que la tiene, miente, porque nunca tuvo éxito, entonces. El éxito no lo buscás, surge con trabajo y al focalizarte en lo que te propongas. Si vos pensás en el éxito antes de que se concrete, fuiste.

NO PIENSO que soy el número uno del polo. Sólo gané más que el resto durante muchos años. No sé si eso es ser número uno o qué. Tuve más suerte que los demás, por el equipo en el que jugaba, por cómo nos organizábamos.

Imagen AL ATAQUE. Cambiaso va al frente arriba de Cuartetera, la yegua que hace las veces de Messi en el polo.
AL ATAQUE. Cambiaso va al frente arriba de Cuartetera, la yegua que hace las veces de Messi en el polo.
EL PRIMER Abierto Argentino que obtuve fue importante. Todos lo fueron. El US Open, la Copa de la Reina (Inglaterra) y la Copa de Oro (España), también. Pero rescato el Abierto de 2002, cuando jugamos con la camiseta de Nueva Chicago y ganamos. Fue un cambio muy grande. Contribuí a popularizar el polo. Muchos me criticaron y otros me agradecen. Pero la crítica nunca me importó. Me dolía, y me duele, perder un partido por culpa mía. Siempre serás amado o criticado.

HUBO UN antes y un después desde ese hecho de 2002, guste o no. Ahí se produjo el quiebre entre el fútbol y el polo, la gente tipo nah y la gente más sencilla. Se mezcló muchísimo, hoy no hay tantos prejuicios para ver este deporte, hasta se metió Tinelli y ayudó. Las personas que siguen a La Dolfina cambiaron a partir de 2002. Es otro público, entiende el juego, grita los goles; otra cosa. Entonces, el clima es diferente. Estoy convencido de que los cambios son para bien. Hasta a mí me sorprendió.

ES CIERTO que podría pararme en una posición más cómoda, pero soy del palo de la gente común, a la que le divierte el deporte. Si vieran a la gente que trabaja... Hay tipos que se levantan a las 5.30 de la mañana, se rompen el alma, viven entre la bosta y las moscas, pero ellos van a las 16 o 17 horas a la final del Abierto, con gorra, perfume, y no miran el partido y encima critican a los que trabajan durante años. Eso me duele, porque me digo: “Flaco, pará. Vení acá atrás (indica la caballeriza) y vemos qué hacés”. Y hablo desde criar un caballo hasta formarlo para que llegue a jugar ahí; ese tipo se comió seis o siete años de trabajo.

EL APOYO de Maradona, Batistuta y Nalbandian no tiene nada de marketing. Bati juega al polo y está conmigo. El Diego se comió dos horas y media parado al lado del palenque y alentó por nosotros. Y David siempre estuvo. Todo comienza con pegar buena onda. En el caso de Diego, me preguntó cuándo jugábamos. “Bueno, te quiero ir a ver”, me dijo. “Bárbaro, te mando entradas”, le respondí. “No, no, quiero estar en el palenque”, remató. Si tengo que jugar en Dubai, voy a la cancha con él. Tenemos una linda relación.

EL DIEGO es un tipo muy popular que entiende qué es presión. ¡Qué lindo hubiera sido estar un rato en su cabeza antes de la final del Mundial 86! Qué lindo sería hacerlo en la previa a las finales de Grand Slam de Federer, de Tiger (Woods). Siempre me digo: “Puta, ¿qué habrá imaginado ese tipo en tal momento?”.

LOS TITULOS ya los conseguí, son parte del pasado. Y yo logré mis cosas y Maradona las de él, lo mismo con Bati o David. Hay cosas que no se explican, se hacen.

CHUKKER DECISIVO en la final del Abierto. ¿Qué me corre por las venas? Un mundo por la cabeza y por la sangre, si no, no tenés chapa. No me entero de lo que ocurre alrededor. Maradona no se dio cuenta cuando clavó un gol importante; lo supo veinte años después.

Imagen A LOS 37 AÑOS posa para la revista El Gráfico pese a que no es un amante de las producciones. Adolfito cumplió con su objetivo: el polo es más conocido de lo que era.
A LOS 37 AÑOS posa para la revista El Gráfico pese a que no es un amante de las producciones. Adolfito cumplió con su objetivo: el polo es más conocido de lo que era.
SOLO JUGUE cuatro o cinco partidos perfectos. Después, siempre algo me molesta. Por ejemplo, muchas veces sé que el partido lo tenemos ganado y no lo juego de la manera que corresponde. Esos partidos no los puedo poner dentro de los mejores que jugué.

TODAVIA NO termino de entender lo que significa haber metido más de 700 goles en Palermo. No caigo. Obviamente, estoy contento por ser el mayor goleador del Abierto Argentino en 119 años de historia. Es lindo, hermoso, pero hoy soy yo y mañana le tocará a otro. Lo importante es que me siento muy conforme con mi carrera. De hecho, no me preocupa quebrar récords, sino ganar torneos. Si rompo récords, mejor, pero si no, está todo bien.

CUARTETERA ES la mejor yegua con la que jugué en mi vida, y encima la crié yo. Con ella, marqué mi gol 700 en el Abierto (en el triunfo de La Dolfina ante Magual por 17-9, en la jornada inaugural de Palermo 2012). Y eso estuvo buenísimo. La verdad es que no me acuerdo mucho de la jugada, fue un throw-in, la puse para adentro y la metí de aire, de derecha.

MI GOL MAS LINDO en Palermo lo hice con Colibrí, creo que fue en 1994, cuando jugaba para Ellerstina. Colibrí se corrió toda la cancha 1, tiré de lejos y entró. Y el gol más importante lo hice con Jazmín, cuando la metí en chukker suplementario para ganar el Abierto en 2005, contra Ellerstina. Elijo ese porque no creíamos que íbamos a ganar, parecía que no había chances. Además, hice el gol con una yegua prestada y meterlo ahí, delante de mi gente, fue hermoso.

GANE MUCHAS finales del Abierto en las que no jugué bien, como la de 2011. Encima me entregaron el premio al mejor jugador, pero se equivocaron. Era para Juanma (Nero). Me fui caliente y enojado. Todavía miro esa final y la bronca no se termina. ¿Cuándo me calmo? Al combinarse todo o al no fallar lo que no puedo permitirme errar. En aquella final, erré en el comienzo del partido dos o tres goles clave. Jugué correcto, pero no lo que me hubiese gustado en la final de Palermo.

MI FRUSTRACION deportiva se produjo cuando perdí el Abierto en 2001. Me molestó perder en la final porque fue en chukker suplementario contra Indios Chapaleufú I, con gol de Aguerre. Veníamos arriba por cuatro goles; no se podía escapar. Todavía me duele.

LO PEOR en lo deportivo es perder el Abierto, pero no en la vida. Ahí lo que no me aguanto son las mentiras. Volviendo al Abierto, trato de ganarlo y punto. Y si lo pierdo, intentaré volver el año próximo más fuerte. El polo no es el fin del mundo. Me permito disfrutar también, porque estoy todo el año con esto.

TENGO UNA vida privilegiada, no estoy encerrado en una oficina. La única presión es jugar bien para solventarte. Nosotros vivimos de lo que ganamos en el exterior y no en la Argentina.

RELAJARME, JAMAS. Si hago eso, me tengo que retirar. Yo nunca miro para atrás, me fijo siempre en tratar de mejorar.

LA DOLFINA juega diferente y eso me gusta, porque tiene un muy buen nivel. Lo más importante es adaptarse a cada compañero y a cada situación de juego. Sólo pienso en jugar bien cuatro o cinco Abiertos más. Después, tendré que dejarle el lugar a otro.

Por Darío Gurevich y Martín Estévez. Fotos: Emiliano Lasalvia y Alejandro del Bosco