Las Entrevistas de El Gráfico

1987. Da gusto verlo jugar

Antony de Ávila, goleador y referente del América de Cali llegaba al fútbol argentino para jugar en Unión de Santa Fe. Un mano a mano con El Gráfico donde hablaba de sus expectativas por llegar a nuestro fútbol.

Por Redacción EG ·

11 de febrero de 2020

El purrete, bien purrete, empuñó  una vez más el bate de béisbol como todas las tardes, igual que sus tres hermanos varones, como lo hizo su padre durante tantos años. Y le pegó fuerte a la bola, todo lo fuerte que pudo, y para arriba. Ya era de noche, había que volver a casa. Había pasado otra tarde con béisbol, otra tarde sin fútbol.

Morochito, más chiquito que los demás, el pelo mota y pantalones cortos. Le dicen Tony.

Su padre Armando representó a Colombia jugando al béisbol y quiere que sus hijos sigan la tradición. Ahora trabaja como operario en la terminal marítima. Para él nada de fútbol, puro béisbol.

El escenario es Santa Marta, en la Costa Atlántica de Colombia.

 

 

¨Él no quería que yo jugara al fútbol¨

Han pasado más de diez años para Antony de Avila William. Atrás quedó esa infancia humilde, con algunos sufrimientos, con privaciones, una familia con siete hermanos (cuatro varones y tres mujeres). El fútbol le ha permitido a Tony elevar el nivel de vida de su gente. Ese fútbol que ha reemplazado béisbol de los primeros años.

"Mi padre siempre jugó al beis (lo pronuncia con acento en la o) nunca me dejaba jugar al fútbol. A mí me gustaban fuertemente las dos cosas, pero en la Costa el beisbol había bajado de categoría y yo quería ser jugador de primera línea, triunfar. Hubo gente que me vio condiciones para el fútbol y le hablaron a mi padre. Les costó convencerlo, pero lo lograron. Ellos fueron Hugo Morales Rubiano, un periodista, y Oscar Mendoza, un director técnico. Ahora mi padre está feliz, va a todos los partidos que yo juego; bueno, iba...".

Afuera de la cancha parece un pitufo. Ahora Tony tiene 23 años, bigotes y una leve barbita.

—En Colombia hay muchos argentinos, pero un colombiano acá suena raro...

—Creo que sí, me parece que hace muchos años vino un arquero, no me acuerdo el nombre (Efraín "Caimán" Sánchez en San Lorenzo a fines de la década del 40). Quise viajar varias veces a la Argentina, pero antes no se dio.

—Allá se gana muy bien, muchos jugadores argentinos quieren jugar en tu país. Tu caso es exactamente al revés. ¿Por qué?

—Económicamente estoy bien, con el América ganamos todos los campeonatos, no tengo problemas. Vine más con la idea de triunfar que por una cuestión de dinero.

—¿Y por qué Unión?

—Para mí es la oportunidad de jugar en Argentina. Estoy a préstamo, el pase es del América. No sé cuánto sale la opción, pero cuando me quisieron comprar en Colombia pidieron como 100.000 dólares. Quiero mostrarme primero en Unión y luego pasar a un equipo grande. Me gustaría que sea Independiente o Boca, aunque San Lorenzo y River también me agradan. Muchos me dicen que si sigo así tengo posibilidades, pero no sé. Algo ya me hablaron, informalmente, y a Luque también, de Independiente. Ese es mi sueño: jugar en un equipo grande.

Imagen de Avila llega del América de Cali donde se ganó el cariño de su hinchada. Sueña con triunfar en el fútbol argentino y dar el salto a un equipo grande.
de Avila llega del América de Cali donde se ganó el cariño de su hinchada. Sueña con triunfar en el fútbol argentino y dar el salto a un equipo grande.

—¿Jugar ahora en un equipo que pelea el descenso no te preocupa?

—Es lo único que me tiene un poco desmotivado. Yo vengo de un equipo ganador. Me gusta jugar con punteros bien abiertos, al ataque. Aquí a veces desbordo, levanto la cabeza y los veo a Alí o Acosta muy solos, sin compañía. De todas formas estoy muy cómodo, me tratan muy bien. Creo que Unión tiene equipo como para estar entre los diez primeros.

—Decís que el América ganó todo, menos la Copa.

—Me dolió mucho esta derrota. Este año la tuvimos muy cerca, no me explico cómo la perdimos.

—¿Será el final de la "era Ochoa Uribe"?

—No creo, él es quien decide si se queda o si se va. Para mí va a seguir.

—¿Estás peleado con él?

—Tuvimos algunos problemitas porque me sacaba del equipo. Yo quería ser titular, y tengo las condiciones para serlo, pero el técnico no pensaba así. A Ochoa le gustan los jugadores de experiencia, más para la Copa, y está Willington Ortiz. Willington siempre fue mi ídolo.

—Estuviste con Ochoa Uribe en el América y en la Selección, y después en la nueva Selección, la que jugó la Copa América, con otro técnico —Francisco Maturana— y otro estilo. ¿Cuál preferís? —Ochoa tiene su mentalidad. De local, el América te arrolla y de visitante forma un bloque de espera para salir en contraataque. A mí me gusta más cómo jugó Colombia en la Copa América, tocando. En mi país hay muchos jugadores habilidosos, como Carlos Valderrama, que para mí es el mejor, y Redín. —También jugaste finales de la Copa contra dos equipos argentinos: River y Argentinos Juniors, ¿cuál te gustó más? —River, fue más compacto. Vino a Cali, nos pasó por encima y también nos ganó en Buenos Aires. Con Argentinos ganamos un partido cada uno y en el tercero definimos por penales. Fue muy parejo.

 

 

¨Me gusta mucho Independiente¨

Adentro de la cancha es un diablito. Con su 1,62 m de altura, su perfil indescifrable ("soy ambidiestro") y sus pies chiquitos: calza 37.

Ahora vive en Santa Fe, con su esposa de 20 años, Lida Valenzuela, y su pequeña Cindy Johana, de 8 meses.

—¿Qué opinás del fútbol argentino?

—Me agrada mucho, casi todos los equipos juegan buen fútbol. Sobre todo Independiente, que es el que más me gusta. De los jugadores, admiro a Bochini y Kuzemka, de Gimnasia. En mi puesto, Alzamendi.

—Tony, acá se dice que en Colombia los jugadores ganan mucha plata. Y también se habla de la droga.

—Desde que tengo uso de razón la droga ha existido en Colombia. Es un medio de comercio para el país. Es común para el colombiano.

—¿Y en el fútbol?

—Hay muchos comentarios, pero para mí al fútbol no llega. Puede haber casos, pero pocos. Yo conozco uno solo, el de Henry Caicedo, un zaguero del Deportivo Cali, a quien la droga prácticamente lo malogró. Por lo menos eso dicen.

—¿Hay doping en la Copa?

—Como no hay control antidoping es lógico que existan sospechas. Yo no conozco casos de jugadores que se dopen, si los hay son los menos.

Imagen En el Tantengue jugó la temporada 87/88, disputó 33 partidos y convirtió 7 goles.
En el Tantengue jugó la temporada 87/88, disputó 33 partidos y convirtió 7 goles.

Nunca jugó en la Selección Juvenil de Colombia, apenas en la de Magdalena, a los 16 años llegó al América. Hasta los 14 fue jugador de béisbol ("jugaba entre la 3' y la 2' base"), terminó el bachillerato y debutó en la Primera del América a los 17. Y pese a sus 23 años, que el 21 de diciembre se convertirán en 24, tiene una gran experiencia internacional: jugó dos Copas América (83 y '87), la eliminatoria para el Mundial '86 (contra Argentina) y varias Libertadores. Parece un saltimbanqui, que juega al fútbol al ritmo de la cumbia, tiene una sonrisa tímida, le gusta hablar de fútból y sueña con gritar un gol ante una tribuna llena de hinchas de Independiente o de Boca.

—¿Cómo les va a los argentinos en tu país?

—En general, muy bien. Hay muchos. De los que yo vi, uno de los que mejor anduvo fue Miguel Angel Converti. También Gareca ha gustado mucho y Falcioni es un gran arquero, Gareca y Falcioni fueron compañeros míos y amigos, estaba mucho con ellos. Ricardo siempre nos decía, a Alex Escobar y a mí, que si veníamos a la Argentina íbamos a triunfar, que por nuestra forma de jugar íbamos a ser ídolos. Espero que el Flaco no se haya equivocado...

 

 

Por ADRIAN MALADESKY (1987).

Fotos: MARCELO FIGUERAS.

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