Las Entrevistas de El Gráfico

2006. Riquelme palpita su primer Mundial

Juan Román Riquelme recibió a El Gráfico en la antesala de lo que sería su único Mundial como jugador profesional, cuenta sus ansias por disputar la cita máxima del fútbol en Alemania.

Por Redacción EG ·

27 de septiembre de 2019

El ti­po tie­ne un ré­cord en­vi­dia­ble. Con un só­lo día de vi­da, pu­do fes­te­jar un Cam­peo­na­to del Mun­do des­de los bra­zos de ma­má Ana Ma­ría, el del 78, aun­que esos gri­tos de eu­fo­ria por la atro­pe­lla­da de Kem­pes se pa­re­cie­ran más a un llan­to in­con­te­ni­ble de be­bé.

“Pa­re­ce que na­cí en un buen mo­men­to, ¿no?”, di­ce re­la­ja­do, en­tre ri­sas, sen­ta­do en un có­mo­do si­llón, an­tes de em­bar­car­se a ese sue­ño lla­ma­do Ale­ma­nia 2006. Mu­chos po­drán pen­sar só­lo en una ca­sua­li­dad. Des­pués de to­do, mi­les de per­so­nas na­cie­ron ese frío día de oto­ño. Otros, los más mís­ti­cos, cree­rán que el To­re­ro de Don Tor­cua­to es­tá pre­des­ti­na­do a triun­far con la ca­mi­se­ta de la Se­lec­ción por el sim­ple he­cho de ha­ber lle­ga­do al pla­ne­ta ho­ras pre­vias a la ob­ten­ción del pri­mer tí­tu­lo mun­dial en la his­to­ria del fút­bol ar­gen­ti­no.

La rea­li­dad mar­ca que hoy, a po­cos días de cum­plir­se 28 años de ese par­to bien fut­bo­le­ro, en los pies de Juan Ro­mán Ri­quel­me des­can­sa gran par­te el des­ti­no del equi­po de Jo­sé. Un fu­tu­ro, pa­ra él, más que po­si­ti­vo.

“Si me pre­gun­tás si po­de­mos ser cam­peo­nes, no te voy a dar vuel­tas: sí, po­de­mos. Va a de­pen­der de un mon­tón de co­sas. Lo bue­no es que no va a de­pen­der de na­die más que de no­so­tros. Ojo, no voy a pro­me­ter na­da, no pue­do leer el fu­tu­ro. Que lo va­mos a in­ten­tar, lo va­mos a in­ten­tar”, afir­ma con­ven­ci­do, cru­za­do de bra­zos, con­cen­tra­do en ca­da pa­la­bra que sa­le de su bo­ca.

Imagen Debuto en la mayor el 16 de noviembre de 1997, por la última fecha de las eliminatorias, contra Colombia en la Bombonera. Serna lo mira.
Debuto en la mayor el 16 de noviembre de 1997, por la última fecha de las eliminatorias, contra Colombia en la Bombonera. Serna lo mira.

-Se te ve con­fia­do, ¿vos es­tás an­sio­so?

-(Pien­sa) Nor­mal, qué se yo. Es­toy es­pe­ran­do la po­si­bi­li­dad de ha­cer las co­sas bien y que nues­tra gen­te, la gen­te de nues­tro país, es­té con­ten­ta. En los úl­ti­mos días en Ar­gen­ti­na dis­fru­té de la fa­mii­la y la ver­dad es que es­toy tran­qui­lo. Qui­zás has­ta que lle­gue el día del de­but con­tra Cos­tra de Mar­fil ni me dé cuen­ta de lo que real­men­te sig­ni­fi­ca ju­gar un Mun­dial.

-Da la sen­sa­ción de que, ter­mi­ne co­mo ter­mi­ne, el equi­po va a te­ner buen fút­bol.

-Ar­gen­ti­na siem­pre tie­ne la obli­ga­ción de ju­gar bien. No­so­tros es­pe­ra­mos ha­cer un buen Mun­dial, que­re­mos que la gen­te dis­fru­te de la ma­ne­ra que ju­gue­mos los par­ti­dos. Oja­lá lle­gue­mos lo más le­jos po­si­ble, la ilu­sión que te­ne­mos es que Ar­gen­ti­na pue­da ha­cer un gran Mun­dial.

-¿Qué sig­ni­fi­ca pa­ra vos ju­gar un Mun­dial?

-Cuan­do uno em­pie­za a ju­gar al fút­bol sue­ña con es­tar en la Se­lec­ción y ju­gar un Mun­dial. Mi gran ob­je­ti­vo siem­pre fue ju­gar un Mun­dial. La ver­dad es que, a me­di­da que pa­sa­ban los años, me iba men­ta­li­zan­do, pen­san­do en que no po­día re­ti­rar­me del fút­bol sin ju­gar uno. Y aho­ra es­toy ca­da vez más cer­ca. Yo siem­pre di­go que si las co­sas le van bien a Ar­gen­ti­na, me van a ir bien a mí. Creo que te­ne­mos muy bue­nos ju­ga­do­res, pe­ro muy bue­nos de ver­dad, co­mo pa­ra ha­cer un gran tor­neo.

-¿Se­guís pen­san­do que si le­van­tás la Co­pa te re­ti­rás?

-No sé, esas son co­sas que uno pue­de ima­gi­nar si lle­gan a pa­sar. Ga­nar el Mun­dial se­ría lle­gar a la ci­ma, es lo más gran­de que me po­dría pa­sar en mi ca­rre­ra. Y el he­cho de ju­gar con la ca­mi­se­ta de mi país, dar­le una ale­gría a nues­tra gen­te... Le­van­tar la Co­pa se­ría lo má­xi­mo. Uno no sa­be si al ga­nar un Mun­dial des­pués pue­de lle­gar a te­ner al­gún otro ob­je­ti­vo. Pa­ra mí se­ría un lin­do pro­ble­ma ga­nar el Mun­dial y des­pués ver qué pa­sa...

-¿Y có­mo la ves?

-Bien, muy bien. Ar­gen­ti­na siem­pre con­tó con ju­ga­do­res de pri­mer ni­vel. A ve­ces fal­ta uno o fal­ta otro... Yo es­toy acos­tum­bra­do a dis­fru­tar de ex­ce­len­tes ju­ga­do­res en la Se­lec­ción, es­tan­do aden­tro o afue­ra. Acá hay ju­ga­do­res con una téc­ni­ca muy al­ta, muy bue­nos. Es­pe­re­mos que en los úl­ti­mos días po­da­mos con­so­li­dar­nos y con­ver­tir­nos en un buen equi­po, só­li­do. Te­ne­mos que ser un equi­po uni­do. Lle­gan­do al Mun­dial sien­do un con­jun­to, creo que nos va a ir muy bien.

-O sea, ves co­sas pa­ra co­rre­gir to­da­vía...

-Pien­so que siem­pre se pue­den ir arre­glan­do co­sas. Di­je­ron que Ar­gen­ti­na te­nía que me­jo­rar mu­cho, que ha­bía pro­ble­mas tác­ti­cos... Pue­de ser que ha­ya co­sas por me­jo­rar, no exis­te el equi­po per­fec­to. Yo creo que, por más que un equi­po jue­gue a un ni­vel muy al­to y lo ha­ga muy bien, al si­guien­te par­ti­do pue­de me­jo­rar. Hoy no me to­ca ser téc­ni­co y de­cir qué ha­ce­mos bien y qué ha­ce­mos mal. Lo im­por­tan­te, en los días pre­vios al Mun­dial, es tra­ba­jar al má­xi­mo to­dos jun­tos y lle­gar al pri­mer par­ti­do de la me­jor ma­ne­ra. Ga­nar el pri­mer par­ti­do va a ser im­por­tan­tí­si­mo.

Imagen Director de orquesta. Román se transformó en el eje del equipo desde el mismo inicio de la era Pekerman, contra Uruguay (4-2).
Director de orquesta. Román se transformó en el eje del equipo desde el mismo inicio de la era Pekerman, contra Uruguay (4-2).

Ro­man no es­ta acos­tum­bra­do a dar en­tre­vis­tas, só­lo por­que no quie­re. “No me gus­ta que se­pan de mí, si yo no quie­ro sa­ber del res­to”, le ha­bía di­cho a El Grá­fi­co el año pa­sa­do. Es­ta vez, Ro­mán son­ríe en­tre res­pues­ta y res­pues­ta, es­tá có­mo­do, ges­ti­cu­la co­mo un ne­ne y has­ta mues­tra sus ojos bri­llo­sos cuan­do ha­bla de ese sue­ño que siem­pre tu­vo de ju­gar un Mun­dial. Eso sí: es di­fí­cil vér­se­los, por­que, fiel a su es­ti­lo, pre­fie­re ba­jar la vis­ta y no mi­rar di­rec­to a los ojos cuan­do res­pon­de.

-Jue­gues don­de jue­gues, siem­pre se te se­ña­la co­mo la fi­gu­ra de tu equi­po. ¿Eso te agran­da, te mo­ti­va, te da una res­pon­sa­bi­li­dad ex­tra...?

-Yo sien­to el fút­bol de una ma­ne­ra y voy a se­guir ju­gan­do igual. Ya ten­go diez años de pro­fe­sio­nal, no es que re­cién de­bu­to en Pri­me­ra. Ya no se pue­de ha­blar de que sien­to pre­sión o que en­tro ner­vio­so a la can­cha. Ni que me agran­do en dis­tin­tos par­ti­dos o con­tra di­fe­ren­tes ri­va­les.  Des­de que em­pe­cé a ju­gar al fút­bol, siem­pre to­mé los par­ti­dos co­mo al­go co­mún. Mi pen­sa­mien­to es és­te: es un par­ti­do de fút­bol, al­go nor­mal, un jue­go... Si mi equi­po jue­ga me­jor que el ri­val, pro­ba­ble­men­te ga­ne. En­ton­ces, tra­ta­ré de ha­cer lo mío sin de­ses­pe­rar­me, sa­bien­do que si no se da no es la muer­te de na­die. Por otro la­do, sé que me fal­ta po­co pa­ra lle­gar a los diez años en Pri­me­ra y to­da­vía pue­do apren­der un mon­tón, me­jo­rar, se­guir su­man­do co­sas.

-No te creés eso de ser la fi­gu­ra...

-Yo veo a la Ar­gen­ti­na co­mo gru­po, no co­mo un equi­po con fi­gu­ras o con un so­lo con­duc­tor. Si ju­ga­mos to­dos, si na­die se cree más que na­die... (Ha­ce una pau­sa)... Si lo­gra­mos eso, las co­sas van a ser más fá­ci­les pa­ra to­dos.

-Por lo que de­cís, pa­ra vos el fút­bol es al­go más sim­ple de lo que mu­chos creen.

-Cla­ro. Si en­tra, en­tra. Si no en­tra, ¿qué vas a ha­cer? Mien­tras de­jes to­do y se­pas que hi­cis­te las co­sas lo me­jor po­si­ble, no te­nés que preo­cu­par­te. Ob­via­men­te, si per­dés, la bron­ca exis­te, pe­ro es co­mún.

-¿Cuán­ta con­fian­za le te­nés a es­te equi­po?

-Mu­chí­si­ma. No­so­tros con­fia­mos mu­cho en el equi­po que te­ne­mos, en los ju­ga­do­res que que­da­mos en la lis­ta. Sa­be­mos que en el Mun­dial nos va a ir bien, eso lo sa­be­mos. Te­ne­mos mu­cha con­fian­za, pe­ro tam­bién es­ta­mos al tan­to de que hay mu­cha gen­te que no lo sien­te así, es la rea­li­dad. Lo bue­no es que el gru­po es­tá bien, es­tá muy fe­liz. A la ma­yo­ría nos to­ca ju­gar nues­tro pri­mer Mun­dial y uno por ahí no se da cuen­ta, pe­ro esa ale­gría que nos da ju­gar un cam­peo­na­to co­mo és­te, nos va a ve­nir bien.

Imagen La bandera en el Monumental le da la bienvenida a Román y le agradece a Pekerman. Le cambió la manera de jugar al equipo.
La bandera en el Monumental le da la bienvenida a Román y le agradece a Pekerman. Le cambió la manera de jugar al equipo.

El acuer­do pa­ra la en­tre­vis­ta con El Grá­fi­co traía un pe­di­do es­pe­cial des­de la ca­sa de Ro­mán en Vi­lla­rreal, an­tes de su­mar­se a la Se­lec­ción. “Es­tá bien, ha­gá­mos­la. Pe­ro pre­gun­ta­les si nos pue­den con­se­guir los ca­pí­tu­los de ese pro­gra­ma que me gus­tó tan­to la otra vez que vi­ne a Ar­gen­ti­na... ¿Có­mo era? Ah, sí: el de Atlas. Es­tá bue­ní­si­mo”, le acla­ró a un co­la­bo­ra­dor. Los vi­deos lle­ga­ron a sus ma­nos y él pro­me­tió de­vo­rar­los en­tre par­ti­do y par­ti­do mun­dia­lis­ta, se los de­jó co­mo pla­to prin­ci­pal pa­ra Ale­ma­nia. “Me gus­ta por­que es un pro­gra­ma  bien de fút­bol, don­de mues­tran la par­te hu­ma­na del ju­ga­dor”, ad­mi­te hoy, y en sus pa­la­bras se ad­vier­te que las imá­ge­nes le acer­can re­cuer­dos de sus orí­ge­nes.

-Su­pon­go que res­pi­ras­te cuan­do pre­sen­ta­ron a Jo­sé co­mo su­ce­sor de Biel­sa.

-No, no... Si uno ha­ce las co­sas bien en su club se­gu­ra­men­te va a te­ner la chan­ce de es­tar en la Se­lec­ción. Si te to­ca es­tar afue­ra, co­mo me pa­só a mí, te­nés que alen­tar al equi­po co­mo hin­cha. Yo lo vi­ví: en el 2002 qui­zás hi­ce las co­sas bien en mi equi­po, pe­ro des­pués me to­có ver­lo des­de afue­ra. Ojo: ese equi­po me­re­ció ga­nar los tres par­ti­dos del Mun­dial.

-¿Jo­sé te da li­ber­tad pa­ra ju­gar?

-Creo que to­do el mun­do sa­be có­mo jue­go al fút­bol. Y hay co­sas que ya no pue­do cam­biar...

-De re­cu­pe­rar una pe­lo­ta me­jor ni ha­blar...

-(Ri­sas) Y... ten­go la suer­te de que to­dos los téc­ni­cos que tu­ve me han de­ja­do ju­gar nor­mal­men­te, sin pe­dir­me co­sas ra­ras. Creo que ca­da uno tie­ne su fun­ción en la can­cha. Yo no pue­do ju­gar de ar­que­ro, ni el ar­que­ro va a ju­gar en el me­dio. Tam­po­co pue­do ser nue­ve. Hoy, ca­da uno en su pues­to tie­ne que tra­tar de ha­cer lo me­jor. Así, a la Ar­gen­ti­na le va a ir bien. Aho­ra, si que­re­mos cam­biar las po­si­cio­nes o ha­cer co­sas ra­ras, es­ta­mos equi­vo­ca­dos.

-De­cís que el Mun­dial del 2002 lo vi­vis­te co­mo hin­cha. ¿Pu­teas­te co­mo to­dos?

-Qui­zás al ser ju­ga­dor de fút­bol y vi­vién­do­lo des­de otro lu­gar, tan­to no pu­teo. Pe­ro es ver­dad que me pu­so tris­te. Te­nía mu­cha ilu­sión con el equi­po del Mun­dial pa­sa­do, te­nía un gran equi­po. Que ha­ya vuel­to tan rá­pi­do no se lo es­pe­ra­ba na­die. A mí me pu­so muy tris­te.

Hu­bo un mo­men­to de sor­pre­sa pa­ra Ro­mán, en las ho­ras si­guien­tes a que Jo­sé die­ra la lis­ta de­fi­ni­ti­va. Cuan­do mu­chos veían la “10” en la es­pal­da de Mes­si -con pe­di­do de Ma­ra­do­na in­clui­do- Pe­ker­man de­mos­tró quién es real­men­te el due­ño del equi­po aden­tro de la can­cha. “Yo creía que iba a usar la 8, por­que es la que siem­pre usé en la Se­lec­ción y en el Vi­lla­rreal -ex­pli­ca, co­mo tra­tan­do de jus­ti­fi­car­se-. Cuan­do vi que te­nía la 10... No sé, me pa­re­ció ra­ro. Siem­pre di­je que esa ca­mi­se­ta es de Ma­ra­do­na y que na­die ten­dría que usar­la más. Pe­ro bue­no, por re­gla­men­to tie­ne que es­tar y me to­có a mí. Me da mu­cho or­gu­llo lle­var­la, eh...”, di­ce, in­flan­do el pe­cho.

-¿Te sor­pren­dió que te la die­ran?

-Sí, me sor­pren­dió. To­da­vía no sé có­mo fue. Só­lo sé que vi la lis­ta y ahí es­ta­ba... Es al­go muy lin­do. El he­cho de que el téc­ni­co me ha­ya da­do la po­si­bi­li­dad de cum­plir un sue­ño co­mo es­tar en un Mun­dial y, en­ci­ma, dar­me la ca­mi­se­ta que usó el más gran­de de to­dos, pa­ra mí es una co­sa muy im­por­tan­te. Y, bue­no... In­ten­ta­ré ha­cer to­do de la me­jor ma­ne­ra. Sa­bien­do que si  ha­go, aun­que sea, un po­qui­to de lo que hi­zo Ma­ra­do­na con esa ca­mi­se­ta, ya se­ría de­ma­sia­do.

-En el '78 la fi­gu­ra fue Kem­pes. En el '86 fue Ma­ra­do­na. O sea, las dos ve­ces que Ar­gen­ti­na fue cam­peón del mun­do, el me­jor ju­ga­dor te­nía la 10 en la es­pal­da. ¿Da pa­ra ilu­sio­nar­se? 

-Creo que uno siem­pre tie­ne que ilu­sio­nar­se con to­do, es al­go ló­gi­co. Sin ir más le­jos, el equi­po que tie­ne Ar­gen­ti­na ilu­sio­na. Te­ne­mos ju­ga­do­res pa­ra pe­lear­le a cual­quie­ra. Que­dó de­mos­tra­do cuan­do le ga­na­mos a Bra­sil, en el Mo­nu­men­tal, por las Eli­mi­na­to­rias. Tam­bién cuan­do en­fren­ta­mos a Ale­ma­nia el año pa­sa­do o con­tra In­gla­te­rra... He­mos he­cho par­ti­dos bue­nos. Eso sí: en el Mun­dial no te po­dés equi­vo­car en na­da, eh.

-¿Qué ni­vel es­pe­rás en el Mun­dial?

-Va a ser un tor­neo lin­do, ¿no? Don­de hay muy bue­nos ju­ga­do­res, don­de hay gran­des equi­pos. El fa­vo­ri­to es Bra­sil, por la ca­pa­ci­dad in­dis­cu­ti­da de sus ju­ga­do­res.

-¿Te gus­ta eso? Que se ha­ble de Bra­sil co­mo can­di­da­to y no tan­to de us­te­des...

-Es que es la rea­li­dad. No es que uno lo di­ce pa­ra que­dar bien y sa­car­se pre­sión. Tie­nen ju­ga­do­res de mu­chí­si­mo ni­vel, que mar­can di­fe­ren­cia du­ran­te los no­ven­ta mi­nu­tos. No ne­ce­si­tan ha­cer un gran par­ti­do. Ellos, con po­co, de mi­tad de can­cha ha­cia de­lan­te siem­pre sa­can ven­ta­ja. Pe­ro tam­bién hay que nom­brar a In­gla­te­rra, que tie­ne un gran equi­po. A Ale­ma­nia...  Fran­cia tie­ne chan­ces y tie­ne a Zi­da­ne, que va a que­rer re­ti­rar­se de la me­jor ma­ne­ra. To­dos di­cen que es­tá gran­de. Pe­ro en el Mun­dial le va a ir bien. Oja­lá le va­ya bien a Zi­da­ne, es un fe­nó­me­no. Pe­ro que a Ar­gen­ti­na le va­ya me­jor, ¿no?

Imagen Le metió un gol memorable a Brasil por eliminatorias (3-1) y se colgó de Aimar, mientras Tevez, Franco y Delgado sonríen. Que se repita.
Le metió un gol memorable a Brasil por eliminatorias (3-1) y se colgó de Aimar, mientras Tevez, Franco y Delgado sonríen. Que se repita.

-¿Y los ri­va­les de pri­me­ra ron­da? ¿Te asus­ta el “Gru­po de la Muer­te”?

-Lo veo com­pli­ca­do, co­mo creo que van a ser to­dos los gru­pos. Los que lle­ga­ron al Mun­dial por al­go es y nin­gu­no tie­ne el pa­se ase­gu­ra­do a la se­gun­da fa­se. Creo que el par­ti­do con Cos­ta de Mar­fil va a ser el más im­por­tan­te de los tres. Si ga­na­mos en el de­but, va­mos a te­ner mu­cho más ali­via­na­do el ca­mi­no por de­lan­te y, a me­nos que nos equi­vo­que­mos mu­cho, ya ase­gu­ra­ría­mos la cla­si­fi­ca­ción. Si te­ne­mos cla­ro eso y sa­be­mos que ellos no tie­nen na­da que per­der, po­de­mos que­dar­nos tran­qui­los.

-Pas­sa­re­lla te hi­zo de­bu­tar en la Se­lec­ción, en el úl­ti­mo par­ti­do de las El­mi­na­to­rias pa­ra Fran­cia 98. ¿Lle­gas­te a ilu­sio­nar­te? Te­nías 20 años...

-Pien­so que es­tu­ve más cer­ca de ir al Mun­dial con Pas­sa­re­lla que con Biel­sa. Por una cues­tión sim­ple: me ci­ta­ron cuan­do fal­ta­ba po­co pa­ra el Mun­dial, co­sa que me dio un po­co de es­pe­ran­za. Al Mun­dial del 2002 ya sa­bía que no iba a ir por­que no sen­tía el fút­bol de la ma­ne­ra en que Biel­sa ha­cía ju­gar a esa Se­lec­ción. Yo es­ta­ba en una épo­ca muy es­pe­cial de mi vi­da por­que ha­bía su­fri­do el se­cues­tro de mi her­ma­no y, a eso al­tu­ra, el fút­bol ha­bía pa­sa­do a un se­gun­do pla­no. Pe­ro eso ya que­dó atrás. Creo que es­te Mun­dial me lle­ga en un muy buen mo­men­to, en una bue­na edad y den­tro de un gru­po que ya se co­no­ce y que tu­vo la suer­te de ser cam­peón con Jo­sé en dis­tin­tas épo­cas. To­dos que­re­mos tra­tar de que, aun­que sea a tra­vés del fút­bol, nues­tro país es­té un po­co más fe­liz.

-Se ha­bló mu­cho de pro­ble­mas en el gru­po. ¿Có­mo te ca­yó?

-El gru­po es­tá muy ilu­sio­na­do, pe­ro en se­rio. No es una fra­se he­cha. Mu­chos han ha­bla­do mal de es­te equi­po, lo han cri­ti­ca­do, pe­ro son co­men­ta­rios. Vos pa­sás un día en­te­ro con es­te equi­po y te vas a dar cuen­ta del buen cli­ma que hay. ¿Có­mo va a ha­ber pro­ble­mas si nos co­no­ce­mos to­dos des­de chi­cos? En­tien­do que los pe­rio­dis­tas ha­gan su tra­ba­jo, pe­ro no me gus­ta cuan­do in­ven­tan co­sas. Co­mo lo hi­cie­ron cuan­do di­je­ron que el téc­ni­co se ha­bía pe­lea­do con­mi­go por­que me ha­bía vuel­to a Bue­nos Ai­res cuan­do yo vi­ne pa­ra es­tar el Che­lo (por Del­ga­do), con mi ami­go, en un mo­men­to muy di­fí­cil. Eso me mo­les­tó, se me­tie­ron con un te­ma jo­di­do, no tu­vie­ron res­pe­to de na­da. Pe­ro las men­ti­ras pa­san rá­pi­do, no tie­nen fuer­za. Que di­gan que uno tie­ne pro­ble­mas con otro... qué se yo, no­so­tros no le da­mos im­por­tan­cia.

-¿Bra­sil es un “cu­co”?

-Si nos to­ca ju­gar con­tra ellos... (pien­sa) Mi­rá: es un par­ti­do de fút­bol y Ar­gen­ti­na pue­de con cual­quie­ra. No­so­tros ya les ga­na­mos cla­ra­men­te y ellos ju­ga­ron con los ti­tu­la­res, só­lo les fal­tó Ro­nal­do. En los par­ti­dos pue­den pa­sar un mon­tón de co­sas y siem­pre creo que pue­do ga­nar. Sí, a Bra­sil se le pue­de ga­nar, se­gu­ro.

-¿Vas a pa­tear los pe­na­les? Des­pués de errar con­tra el Ar­se­nal pa­teó For­lán...

-Eeehhh, ¡pe­ro el si­guien­te lo vol­ví a pa­tear yo! Mi­rá, si el téc­ni­co quie­re que los pe­na­les los pa­tee yo, ten­go la obli­ga­ción de ha­cer­lo. El pe­nal no tie­ne tér­mi­no me­dio: en­tra o no en­tra. Es la rea­li­dad. Pe­ro ye­rra só­lo el que pa­tea... Oja­lá ten­ga mu­chos más pe­na­les por de­lan­te y los pue­da pa­tear. A mí me ha­ce fe­liz te­ner esa res­pon­sa­bi­li­dad.

Imagen A solas con El Gráfico, antes de viajar al Mundial. Es la bandera del equipo, y lo asume sin complejos.
A solas con El Gráfico, antes de viajar al Mundial. Es la bandera del equipo, y lo asume sin complejos.

Es­tán por cum­plir­se 28 años de ese día his­tó­ri­co pa­ra la Se­lec­ción Ar­gen­ti­na. Ese tar­de, la del 25 de ju­nio de 1978, Kem­pes con­ver­tía dos ve­ces. Ber­to­ni da­ba me­dia vuel­ta y ven­cía al ar­que­ro Jong­bloed. Ar­gen­ti­na le ga­na­ba a Ho­lan­da por 3 a 1 y con­quis­ta­ba, por pri­me­ra vez, un Mun­dial. Mien­tras tan­to, Juan Ro­mán, re­cién na­ci­do, ya pro­ba­ba las cuer­das vo­ca­les pa­ra gri­tan cam­peón del mun­do. Aun­que esos gri­tos de eu­fo­ria se pa­re­cie­ran más a un llan­to in­con­te­ni­ble de be­bé.

 

Kit de viaje

¿Qué pue­de lle­var un ju­ga­dor que va a es­tar con­cen­tra­do du­ran­te más de un mes pa­ra dis­pu­tar un Mun­dial y no mo­rir de abu­rri­mien­to? Ro­mán cuen­ta có­mo lle­na­rá esa  va­li­ji­ta con rue­di­tas con la que se lo sue­le ver en los dis­tin­tos ae­ro­puer­tos del mun­do: “Ade­más de los DVD de Atlas, que son in­fal­ta­bles, ha­brá mu­cha mú­si­ca. El equi­po lo lle­vo yo, eso ya es­tá acor­da­do. Des­pués, el uti­le­ro se en­car­ga­rá de la mú­si­ca y lo que fal­te lo pon­drá Car­li­tos, que tie­ne una  los me­jo­res co­lec­cio­nes de cum­bia del mun­do. No va a ha­ber pro­ble­ma: la ma­yo­ría de los mu­cha­chos es­cu­cha­mos cum­bia, así que en la ha­bi­ta­ción que eli­ja­mos pa­ra jun­tar­nos to­dos la va­mos a pa­sar muy bien. Y tam­po­co fal­ta­rán las fo­tos de mis ne­nes, que irán a mi me­si­ta de luz. Pa­ra no ex­tra­ñar­los y por­que me traen mu­cha suer­te“.

 

Argentina 78

 

Imagen Mundial 1978.
Mundial 1978.
 

En pri­me­ra per­so­na, Ro­mán re­cuer­da los úl­ti­mos Mun­dia­les. “Del 78 só­lo vi la fi­nal, si yo na­cí el 24 de ju­nio, jus­to un día an­tes del par­ti­do con Ho­lan­da. Se ve que le tra­je suer­te al equi­po. Mi vie­jo, que es muy fa­ná­ti­co del fút­bol, me con­tó mu­chas ve­ces que la de­jó a mi ma­má en el hos­pi­tal y se fue a ca­sa a ver el par­ti­do tran­qui­lo. Aun­que sea pu­do fes­te­jar“.

 

España 82

 

Imagen Mundial 1982.
Mundial 1982.
 

De aque­llos días tur­bu­len­tos en que un país su­fría la Gue­rra de Mal­vi­nas y pal­pi­ta­ba por re­te­ner el tí­tu­lo, Ro­mán no con­ser­va gran­des re­cuer­dos: “Era muy chi­co, pe­ro ten­go una ima­gen de to­dos vien­do los par­ti­dos en Don Tor­cua­to. Mi vie­jo que­ría ha­cer­me fut­bo­le­ro des­de chi­co, así que me po­nía bien cer­ca de la te­le, pa­ra que me con­ta­gia­ra“.

 

México 86

 

Imagen Mundial 1986.
Mundial 1986.
 

Con 8 años te­nía una edad jus­ta pa­ra en­gan­char­se con una Co­pa inol­vi­da­ble: “Ese Mun­dial me lo acuer­do to­do, so­bre to­do de la fi­nal. Tu­vi­mos la ven­ta­ja de con­tar con el me­jor en un mo­men­to in­creí­ble, aun­que el equi­po hi­zo lo su­yo, eh. No me ol­vi­do más có­mo sa­li­mos a fes­te­jar con to­da la gen­te del ba­rrio. El fút­bol ar­gen­ti­no se me­re­cía un Mun­dial así“.

 

Italia 90

 

Imagen Mundial 1990.
Mundial 1990.
 

De aque­lla ges­ta he­roi­ca del equi­po de Bi­lar­do con­ser­va imá­ge­nes cla­ras, tam­bién. Pen­sar que seis años des­pués, el mis­mo Na­ri­gón lo ha­ría de­bu­tar en Bo­ca: “Lo vi­ví con mu­cha pa­sión, muy me­ti­do. Su­fri­mos un mon­tón, por suer­te el Goy­co es­ta­ba ins­pi­ra­do, lás­ti­ma que no pu­do con el pe­nal de la fi­nal, que real­men­te era ina­ta­ja­ble“.

 

USA 94

 

Imagen Mundial 1994.
Mundial 1994.
 

La admiración ha­cia el Die­go ya era to­tal, mien­tras con su ta­len­to el jo­ven Ro­mán cau­sa­ba asom­bros en Ar­gen­ti­nos Ju­niors, la mis­ma cu­na del Diez: “Era un equi­po im­pre­sio­nan­te, da­ba gus­to ver­lo. Si no exis­tía el pro­ble­ma con Die­go, éra­mos cam­peo­nes. Cuan­do de­ja­ron a Ma­ra­do­na afue­ra, el Mun­dial de­jó de im­por­tar­me. Me gol­peó fuer­te“.

 

Francia 98

 

Imagen Mundial 1998.
Mundial 1998.
 

Ya ha­bia de­bu­ta­do en la Se­lec­ción, en el úl­ti­mo par­ti­do de las eli­mi­na­to­rias, un año an­tes, con Pas­sa­re­lla: “La ver­dad, lle­gué a ilu­sio­nar­me con ir, pe­ro no se dio, así que nos jun­ta­mos en Don Tor­cua­to a ver­lo con la fa­mi­lia y los ami­gos. Fue ra­ro se­guir­lo des­de afue­ra, por­que ya era ju­ga­dor pro­fe­sio­nal. Nos fal­tó suer­te, ha­bía muy bue­nos ju­ga­do­res“.

 

Japón-Corea 02

 

Imagen Mundial 2002.
Mundial 2002.
 

El úl­ti­mo si tu­vo un aro­ma a frus­tra­ción pa­ra Ri­quel­me, por­que ya ha­bía de­sa­rro­lla­do to­do su po­ten­cial en Bo­ca, en par­ti­dos du­rí­si­mos de Li­ber­ta­do­res y an­te ri­va­les co­mo el Real Ma­drid y el Ba­yern Mu­nich: “Con Biel­sa no tu­ve mu­chas opor­tu­ni­da­des, así que ya me la veía ve­nir que no iba a es­tar. Vol­ví a lo de siem­pre: en la te­le de ca­sa con los ami­gos“.

 

 

Un sueño que viene de lejos

Con ai­mar hay una his­to­ria de amis­tad y es­pe­ran­zas com­par­ti­das. “So­mos muy ami­gos y te­nía­mos la ilu­sión de vol­ver a ju­gar jun­tos por al­go im­por­tan­te -ex­pli­ca Ro­mán-, co­mo lo ha­bía­mos he­cho en el Mun­dial Sub-20 de Ma­la­sia. Pe­ro los dos sa­bía­mos que él en Ar­gen­ti­na só­lo ju­ga­ría en Ri­ver y yo, en Bo­ca. Así que en clu­bes era im­po­si­ble. Lo más ló­gi­co era vol­ver a cru­zar­nos en la Se­lec­ción. Ver­lo ju­gar a Pa­blo a mí me po­ne fe­liz, me gus­ta mu­cho su es­ti­lo. Oja­lá lle­gue diez pun­tos y pue­da de­mos­trar lo buen ju­ga­dor que es“. ¿Cre­yó que por no ir al Con­ven­to, su ami­go Pa­blo po­día que­dar afue­ra de Ale­ma­nia? “No, no me asus­té -res­pon­de-, la ver­dad es que no es­cu­cho mu­cho lo que di­cen ni leo los dia­rios. Ten­go la suer­te de es­tar vi­vien­do el día a día del fút­bol y pon­go la ca­be­za en eso y en na­da más“.

Imagen Con Pablo Aimar los une una amistad, además de ser jugadores talentosos. Por más que las camisetas los enfrenten, ellos siempre se admiraron mutuamente.
Con Pablo Aimar los une una amistad, además de ser jugadores talentosos. Por más que las camisetas los enfrenten, ellos siempre se admiraron mutuamente.

 

 

Por Tomas Ohanian (2006).

Fotos: Alejandro Del Bosco y Archivo El Gráfico.