¡Habla memoria!

2010. Cuando Argentina se sintió campeón del mundo

Todo recordaba a México 86 y en la previa coincidían hasta los astros. El mejor jugador del mundo acompañado del 9 del Real Madrid y la clasificación agónica ante Perú. Un pequeño detalle: faltaba jugar los partidos.

Por Redacción EG ·

07 de junio de 2018
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Ni el rendimiento durante las Eliminatorias, ni la presencia del mejor jugador del mundo ni la fortuna en el sorteo alimentó la principal esperanza de Argentina para ser campeón en el Mundial 2010. El convencimiento del boca en boca fue aumentando a medida que sucedían episodios similares a los de 1986. La concepción cíclica de Maquiavelo se hizo presente y por momentos uno creía estar viviendo años pretéritos. Una suerte de cábalas automáticas, señales del destino o energía positiva.

Las coincidencias arrancaron en el plano de la astrología. Tanto en uno como en otro fue el año del tigre según el signo del zodíaco. El animal se repite cada doce años, por lo tanto, ya había sido en Francia 98’ y volverá a ser en Qatar 2022. Los que siguen de cerca el horóscopo chino podrán argumentar que no eran idénticos por la influencia de diferentes elementos: en el 86 fue el fuego y en 2010 el metal.

En materia de fenómenos inexplicables, durante los meses previos dos terremotos sacudieron al mundo. En el primer caso, un sismo de 8.1 arremetió en México poniendo en duda la organización del certamen en el país. Pasaron 24 años para que se repitiera uno de la misma magnitud y fue en Chile de 8.8 en la escala Richter y el saldo de más de 300 muertos.

No sólo la tragedia vinculó a ambos años. En marzo, “El Secreto de sus Ojos” ganó el segundo Oscar argentino. El anterior, había sido “La historia oficial” en 1986. Nunca más una película nativa conquistó el galardón de Hollywood. En la manía de buscar más perlitas se llegó hasta otros deportes. En el tenis, Tito Vázquez era el capitán de la Davis, y Boston Celtics el campeón de la NBA.

Que Grondona fuera presidente de la AFA tantos años después más que una coincidencia era una realidad poco democrática. Sin embargo, en el fútbol argentino se repitieron el título en Primera de Argentinos Juniors, los descensos de Chacarita y Rosario Central a la B Nacional y de Talleres de Remedios de Escalada a la Primera C. El fenómeno llegó hasta otros continentes: la Copa África del 86 y la del 2010 las ganó Egipto y en los Mundiales estuvo el poco habitué Argelia.

El campeón defensor era Italia después de coronarse en España 82 y Alemania 2006. Había tenido que esperar 24 años para ganar su cuarto Mundial y Brasil, campeón anterior en 2002, la misma cantidad. ¿A qué nos se imaginan cuantos años pasaron entre 1986 y el 2010?

Imagen El once titular vs. México, en el último triunfo. Ya en Cuartos no hubo mano de Dios, gol de media cancha y se esfumaron las épicas coincidencias.
El once titular vs. México, en el último triunfo. Ya en Cuartos no hubo mano de Dios, gol de media cancha y se esfumaron las épicas coincidencias.
La clasificación fue agónica con un gol de un delantero a Perú sobre la hora empujándola sobre la línea. Gareca primero y Palermo hizo la versión reloaded. Los equipos recibían críticas y tenían a Maradona y a Bilardo en el plantel. Director técnico y manager se abrazaron hasta las lágrimas en el Estadio Centenario de Uruguay cuando Bolatti confirmó el pasaje a Sudáfrica en la verborrágica noche maradoniana.

Los goles de Maradona y Messi ya eran parecidos, pero el optimismo porque explotara Lionel en Sudáfrica los volvía a unir. El ciclo se repetía con un Mundial Sub-20 ganado (1979 y 2005); un primer intento frustrante en la Mayor (España 82, Alemania 2006) y era hora de que la Pulga se consagrara en su segundo Mundial como Diego había hecho en el Azteca. Además del mejor del mundo estaba el nueve del Real Madrid: Valdano e Higuaín. La geografía ayudaba: fuera de Europa, los títulos habían sido siempre para los americanos, ya sea Uruguay, Brasil o Argentina.

Hilando un poco más fino, México en ambos casos jugó el partido inaugural y en el grupo de Argentina se repitió Corea del Sur. Para alegría de los compatriotas, al año siguiente estaría la Copa América en el propio suelo como había sucedido en el 87. El cuentito cerraba perfecto desde la astrología hasta los detalles de una organización con festejo incluido. Nada  terminó sucediendo. A medida que corrían los minutos en el Green Point de Ciudad del Cabo, la luz de esperanza se iba apagando. Muller aportó el primer cachetazo, Klose hizo pensar “para qué tantas coincidencias” y Friedrich enseñó que mucho más importante que buscar antecedentes positivos era jugar al fútbol.    

(2015)

Fotos: Alejandro Del Bosco