¡Habla memoria!

Justo Suárez, el torito en el recuerdo

Una carta encontrada en el archivo nos obliga a recordar al Torito de Mataderos en un nuevo aniversario de su muerte: la relación con El Gráfico y su historia.

Por Julián Marcel ·

10 de agosto de 2022

Cómo me tenían en esa casa, los pibes se juntaban a mirarme por la reja, y ella siempre pegando algún recorte de Crítica o de Última Hora en el álbum que había empezado, o me mostraba las fotos del Gráfico. ¿Vos nunca te viste en foto? 
Te hace impresión la primera vez, vos pensás pero ése soy yo, con esa cara. Después te das cuenta que la foto es linda, casi siempre sos vos que estás fajando, o al final con el brazo levantado.

Julio Cortázar, “Torito”. 

 

La enfermera del hospital de Cosquín tapó el rostro del paciente que había muerto a las 0.50 del miércoles 10 de agosto de 1938. El no sabía ni el nombre ni la historia de ella. Ella sí sabía que el paciente se llamaba Justo Antonio Suárez, pero también ignoraba su historia. Afuera de la pequeña casilla en donde estaba internado, y que fue donada caritativamente por el director del natatorio del parque Sarmiento de la provincia de Córdoba, estaba su hermana Rosalía, y en camino venía quien fuese su representante en sus épocas de gloria: José Lectoure.

Podría decirse que la muerte física del Torito de Mataderos fue un día como hoy de 1938, pero su luz ya se había apagado lentamente desde el día que perdió por knock out en el 9° round contra Billy Petrole el 25 de mayo de 1931 en el Madison Square Garden. Desde ahí, la seguidilla no solamente de derrotas sino también de abandonos y de olvidos fue progresiva. Primero, el abandono de su pareja Pilar Bravo ese mismo año; luego las derrotas contra Carlos Orlandi y Víctor Peralta en 1932; el fin de su contrato con José Lectoure; la caída en manos de oportunistas que lo hicieron volver en 1935 fuera de estado en una pelea contra Juan Pathenay que no se animaba a tirar a su viejo amigo golpeado; la tuberculosis que lo estaba consumiendo, y el olvido del pueblo que lo vio campeón. A mediados de junio de 1938, pocos días antes de que muera, se sorprendía de saber que un grupo de chicos jamás había oído hablar de El Torito de Mataderos, y empezó a contarles quién fue y qué había hecho.

 

Imagen Justo Suárez, el Torito de Mataderos
Justo Suárez, el Torito de Mataderos
 

Justo Antonio Suárez había nacido el 10 de enero de 1909. Era el decimoquinto hijo de la relación entre Martín Norberto Suárez y su esposa, María Luisa Sbarbaro. Luego, vendrían nueve hijos, totalizando 24 hermanos. La breve vida del Torito no está exenta de los sufrimientos y de los trabajos que suelen aparecer en la vida de los boxeadores. La gran diferencia con Torito es que fue el primer gran ídolo popular del boxeo en Argentina, y otros países, fruto de su humildad y de su simpatía. En la histórica necrológica que Felix Frascara hiciera en el número 997 de El Gráfico del 19 de agosto de 1938, decía que Suárez fue “el muchacho que ascendió desde la más humilde posición social hasta el sitio encumbrado que corresponde a los privilegiados en las distintas actividades. Llegó por sus propios méritos. No necesitó recomendaciones. Con los puños cerrados brindó emoción y fue, en un momento dado, la figura más importante del deporte sudamericano. Y no perdió nunca su sencillez, su simpatía, su amplia sonrisa de niño grande”. Y agrega: “Peleaba como un valiente, era todo corazón, reía como un niño grande…No supo de artimañas en el ring; no supo de maldades en la vida. Fue siempre bueno: en la humildad, en la opulencia, en la desgracia. Bueno cuando aún no era nada, cuando lo era todo y cuando volvió a ser nada. Sonrió siempre, al camarada y al enemigo. Padeció de una bondad incurable. El destino jugó con él, lo manejó a su antojo, pero él fue incapaz de pelear contra el destino”. 

 

Imagen Suárez y su pareja, Pilar Bravo, se despiden del público argentino, en junio de 1930
Suárez y su pareja, Pilar Bravo, se despiden del público argentino, en junio de 1930
 

Los números del Torito son conocidos, pero 48 peleas invictas como amateur le valieron su debut profesional el 19 de abril de 1928, en donde ganó 24 peleas, perdió 2, empató 1 y otra quedó sin decisión. Desde su victoria a Hilario Martínez el 4 de enero de 1930, hasta la derrota con Petrole, un año y medio después, la figura de Suárez creció de manera gigantesca en el país y en El Gráfico en particular, ocupando ocho tapas, y estando presente en sus peleas. No en vano empezó a convertirse en una figura popular, al punto tal que su nombre inspiraba tangos. Poco antes de su partida a New York, Pilar Bravo, su pareja a quién había conocido en la redacción del diario La República, le entregó a El Gráfico una carta que nuestro archivo conserva

 

Imagen Carta de Pilar Bravo del 5 de junio de 1930 que nuestro archivo conserva
Carta de Pilar Bravo del 5 de junio de 1930 que nuestro archivo conserva
 

Así como hasta ayer siendo novia alenté las victorias de mi Justo, sepa los aficionados argentinos que como esposa contribuiré también a los triunfos de vuestro querido ídolo en el gran país del norte.  
Sea [Editorial] Atlántida la fiel portadora de este sincero homenaje. 
Pilar A. B. de Suárez
5-6-30 

Tras la muerte del Torito, las páginas de El Gráfico le dieron un tributo en sus páginas que replicaron en la tinta lo que la sociedad había homenajeado el 11 de agosto, cuando su cuerpo fue velado en Monroe al 3200 y por decisión popular lo llevaron al Luna Park. Su cuerpo actualmente descansa en el Cementerio de la Chacarita y sigue siendo tributado. 

Con los años, las páginas de El Gráfico recordaban a Justo Suárez en su nacimiento o en su deceso. Y ese recuerdo quedó presente en el cariño de la familia Suárez, sobre todo de su hermana Rosalía, quien estuvo presente con el boxeador hasta el último momento, asistiéndolo y dándole afecto.El archivo de nuestra revista conserva una carta enviada por ella a Felix Frascara, que no tiene fecha pero que es cercana a un aniversario de su muerte. 

  

Imagen Carta de Rosalía Suárez a Félix Frascara
Carta de Rosalía Suárez a Félix Frascara
  

Sta. Rosalía Suárez, “la criollita de Mataderos”
La hermanita inseparable y compañera del que en vida fuera Justo Suárez, el malogrado Torito de Mataderos. De regreso de una extensa gira por el interior, como recitadora gaucha, y a pedido de mi malogrado hermanito visito a la revista más querida y compañera de él, “El Gráfico”, y por su intermedio dejo el abrazo más sincero para los de Mataderos, esa barra sin igual. No ha resurgido otras barras que a ningún ídolo aliente. Para ellos pido ferviente un aplauso general el próximo aniversario de su muerte, ocurrida el 10 de agosto de 1938. 
Sr. Frascara, mil gracias por todas sus atenciones. 

Yo ansí le tiendo mis manos
va con ella una florcita
de esta modesta Criollita
con un cariño muy sano.

Prontito salgo en gira para actuar en Mendoza, principal estación.
Mil gracias. Rosalía Suárez, “la criollita”. 

Sr. Frascara, recuerde que a los 12 años cambié yo los primeros golpes con el “Torito”. 

 

Imagen Rosalía Suárez, la "criollita de Mataderos"
Rosalía Suárez, la "criollita de Mataderos"
 

La cercanía y la amistad que Rosalía cita no era mentira. Frascara cuenta en el recuerdo que hace de Justo Suárez tres años después de su muerte, en el número 1153 del 15 de agosto de 1941, una anécdota cargada de afecto. 

“En la casita de Lanús, alrededor de una mesa modesta pero bien provista, estamos en mangas de camisa el Torito de Mataderos, Pepe Lectoure, Ismael Pace, José Camaño, Enrique Sobral, Andrés Gonzalez del Solar, Borocotó, yo… Era un 10 de enero. El cumpleaños de Justo Suárez. Siempre lo festejaba con sus amigos. Recuerdo que se me acercó y, abrazándome según su costumbre, me dijo riéndose: 
-Cuando nos casemos y tengamos pibes, los juntamos a todos”. 

 

 

Imagen Última registro fotográfico de Justo Suárez, en Córdoba, hacia julio de 1938.
Última registro fotográfico de Justo Suárez, en Córdoba, hacia julio de 1938.