¡Habla memoria!

LOS SECRETOS DEL FÚTBOL: LAS PEQUEÑAS SOCIEDADES HACEN EL GRAN EQUIPO

César Luis Menotti, es el autor de la segunda clase magistral publicada en 1980. El DT campeón mundial de 1978 profundiza sobre la importancia de las sociedades futbolísticas en los grandes equipos.

Por Redacción EG ·

22 de octubre de 2021

Las pequeñas sociedades hacen el gran equipo.

El tema de las pequeñas sociedades dentro de un equipo de fútbol muy pocas veces es motivo de discusión entre los aficionados. Y diría algo más grave: incluso a nivel de los que trabajan profesionalmente en el fútbol son escasas las oportunidades en que ha sido analizado con la profundidad que merece.

Mi opinión es justamente la contraria. Tanto me apasiona el tema que no vacilo en afirmar que aquí es donde podemos descubrir uno de los grandes secretos del fútbol. Porque las pequeñas sociedades son las que en definitiva van a conformar un gran equipo.

¿Qué es una pequeña sociedad? Por ahora prefiero enunciar algunos ejemplos: Pedernera y Labruna, Pontoni y Martino, Marante y De Zorzi, Ermindo Onega y Artime, en su momento fueron clásicos exponentes de lo que entiendo por pequeña sociedad. No sigo ejemplificando porque la lista sería interminable.

 

Imagen Artime - Onega
Artime - Onega
 

Y porque debería caer siempre en el pasado.

Y al decir esto hemos llegado a una conclusión inicial. Si el tema me preocupa, me apasiona, es porque uno de los grandes problemas que tiene el fútbol de hoy radica precisamente en la carencia de pequeñas sociedades. Yo sería muy feliz si alguien rebatiera con fundamentos lo que digo. Pero creo que es imposible. Podemos recorrer los planteles de Boca, River, Racing, Independiente y todos los clubes de primera división, y no vamos a encontrar muchas duplas que encajen en lo que denomino pequeñas sociedades del fútbol.

La Selección Nacional difiere. Y esto lo digo al margen de cualquier vanidad. El tema que ahora vamos a desarrollar es uno de los conceptos fundamentales que trato de inculcarle a los jugadores que dirijo.

LO QUE NO DEBE HACERSE

Lo dije muchas veces: si las divisiones inferiores de un club se organizan para ganar el campeonato de novena, octava, séptima..., lo único que vamos a conseguir son malos jugadores de fútbol (con las salvedades del caso). Lo que sería el mal menor. Porque todavía vamos a sufrir un agravante: la deformación del joven urgido a ganar títulos, cuando las divisiones inferiores están para formar al jugador y al hombre. En ese contexto, donde al pibe se le enseñan todos los vicios de los grandes, es muy difícil plantar las semillas de las futuras pequeñas sociedades. Que no son otras que la amistad, los ideales futbolísticos compartidos y la alegría de jugar. Y aquí ya detectamos por qué las pequeñas sociedades han ido desapareciendo. En las divisiones inferiores, con algunas honrosas excepciones, hoy predomina el afán egoísta que significa un éxito pasajero. ¿Qué se consigue? Ganar un título, dar la vuelta olímpica el día que la primera juega de local..., ¿y qué más? Nada. Mientras derrochamos la gran posibilidad del fútbol argentino, que son la cantidad de jóvenes que todavía surgen en las canchas y los potreros de todo el país. Gran posibilidad, claro, si la encauzamos bien.

 

Imagen Pelé y Coutinho.
Pelé y Coutinho.
 

PESE A TODO, UNA ESPERANZA

Antes de entrar en los detalles técnicos del tema me gustaría recalcar que no todo está perdido, ni mucho menos. Que si el panorama de las divisiones inferiores no alienta muchas esperanzas, en cambio, la pequeña sociedad en el fútbol se puede instalar en dos jugadores con una simple mirada o por una corriente de simpatía. Repito, lo ideal sería que ello ocurra cuando empiezan a jugar juntos en la novena, en la octava o en la séptima división, y que esa amistad y su manera de interpretar el fútbol fuera alentada por los mayores que los dirigen. Pero el fútbol es tan grande, tan generoso, que muchas veces la pequeña sociedad se da a pesar del clima adverso; se da en el encuentro de dos grandes jugadores en el primer partido que juegan juntos en su vida (como ocurrió con Labruna y Walter Gómez); se da en los objetivos comunes de un grupo sin fisuras (como es el caso de la Selección Nacional); y se da en dos jóvenes como Maradona y Ramón Díaz, en el Juvenil que ganó el título mundial. Diego y el "Pelado" comenzaron a jugar juntos en los amistosos previos al Sudamericano Juvenil de Montevideo, y entre ellos dos se dio una afinidad futbolística que tuvo culminación en Japón. Ahora vamos a profundizar la cuestión. ¿Qué es una pequeña sociedad dentro de un equipo de fútbol?

 

Imagen Diego Maradona y Ramón Díaz.
Diego Maradona y Ramón Díaz.
 

OBJETIVO FUNDAMENTAL: EL GRAN EQUIPO

La pequeña sociedad no se agota en sí misma. Todo lo contrario. Una vez que logramos su funcionamiento, el objetivo siguiente del técnico está en armonizar esa pequeña sociedad con otra de la misma línea. Por caso: Villaverde-Olguin, con Passarella-Tarantini. En una etapa posterior tendremos la sociedad defensiva, que será la encargada de achicarle a los rivales todos los caminos que conducen al gol en nuestro arco. Y por fin, la sincronización de las distintas sociedades para alcanzar la meta deseada: el gran equipo. Para esto es importante contar con algunos jugadores que yo denomino "socios de todos", y de los cuales me ocuparé por separado. Creo que en este momento hemos llegado a la segunda conclusión que nos importa. La pequeña sociedad se verá realizada cuando todo el conjunto de pequeñas sociedades funcione en la misma medida. El jugador (o la dupla) que piensa que su parte está hecha cuando la pelota salió de su sector, no tiene cabida en mis equipos. Y no me refiero sólo a la exigencia mínima de vivir el partido con los ojos bien abiertos, en permanente concentración, sino que también espero de ellos el apoyo solidario cuando mi equipo tiene la pelota y ataca, o cuando la pierde y defiende. Nadie puede ser indiferente. Y voy a dar un ejemplo de ataque. No se avanza sólo con los delanteros o los volantes. Un marcador puede ser ofensivo por presencia o en jugadas de distracción, mientras que otro hace lo mismo dando cuatro pasos al frente para ofrecerse como salida de emergencia.

 

Imagen Alberto Tarantini y Daniel Passarella.
Alberto Tarantini y Daniel Passarella.
 

INTERCAMBIO DE SOCIOS

El fútbol se conforma con una sucesión  de imprevistos. No hay un partido igual al otro. Por lo tanto un técnico tiene que darle a sus jugadores varios libretos, que yo llamo conceptos. Si aplicamos esta definición diría que las pequeñas sociedades (o uno de sus integrantes) deben estar preparadas para asumir en cualquier momento el papel de otra sociedad. Y no me refiero a los simples relevos o los cambios de posición. El equipo habrá logrado un alto nivel de eficacia cuando todos sus jugadores conozcan perfectamente las funciones de cada compañero, y llegado el caso ponerlas en práctica, que es lo más difícil. A mí no me interesa que Tarantini se vaya al ataque para terminar la jugada con un centro a las manos del arquero. No. Si Tarantini se manda tiene que saber todo. Si entra por el callejón del 10 debe saber qué movimientos hará el 9, si el 11 irá en diagonal o se quedará en la punta. En suma, si Tarantini fue de 10 tiene que morir jugando como si tuviera esa camiseta en la espalda. Lo mismo vale a la inversa. Luque en defensa no me satisface formando simplemente la línea de cuatro. Tendrá que rechazar como Tarantini, jugar al off side como Tarantini, y salir jugando con Passarella como si fuera Tarantini.

 

Imagen Pontoni y Martino.
Pontoni y Martino.
 

LAS PEQUEÑAS SOCIEDADES TAMBIEN SE FABRICAN

Ya lo dije: lo ideal es fomentar las pequeñas sociedades en las divisiones inferiores, a partir de ciertas condiciones que se dan entre los jóvenes. Pero como no siempre es posible, por causas que también fui apuntando, yo, como técnico, no tengo más remedio que ponerme a fabricar las pequeñas sociedades que necesito para el objetivo final: el equipo. ¿Dónde? En los entrenamientos. Y en este caso no sólo se trata de armonizar las condiciones futbolísticas, sino también de conocer a los hombres, porque el hombre, antes que el jugador, es la base de cualquier empresa colectiva. Un gran equipo alcanzará ese calificativo cuando sus integrantes dejen el individualismo en beneficio del grupo. He reiterado hasta el cansancio que la Selección Nacional es como una tropa comando, y en los comandos el que renuncia en medio del combate pone en peligro la vida de los demás. En algunos equipos de la actualidad podemos encontrar pequeñas sociedades. Son casos aislados y confirman lo dicho hasta el momento. J. J. López y Merlo conforman una pequeña sociedad porque los une una gran amistad y una larga campaña juntos en primera división. Es el caso clásico. Otros ejemplos nacen por distintos motivos. Carrasco y Ramón Díaz son candidatos a formar su pequeña sociedad si siguen como hasta ahora. Se han unido futbolísticamente por necesidad; uno tiene lo que le falta al otro (precisión, Carrasco; velocidad, Ramón Díaz). Y no puedo olvidarme de Bochini y Bertoni, una dupla ideal cuando estaban juntos en Independiente; porque Bertoni es perfecto devolviendo paredes, y el "Bocha" necesita compañeros prolijos en el tratamiento de la pelota.

 

Imagen Juan José López y Reinaldo Merlo.
Juan José López y Reinaldo Merlo.
 

COMO SE FABRICAN

Lo acabo de apuntar, en los entrenamientos. Y vamos a tomar un ejemplo al azar: Passarella-Tarantini. A ellos, como a cualquier jugador, yo les puedo aceptar un error de juego. Pero a esta altura del proceso de la Selección Nacional no les admitiría un error conceptual. Eso es lo que conseguimos fabricando pequeñas sociedades en los entrenamientos. Si Tarantini está apretando, disputando la pelota con su wing, cerca de la raya, Passarella debe estar atento a lo que ocurra en las espaldas de Tarantini, y para eso abandonará, tranquilamente, al delantero que estaba marcando por el medio; y lo hace porque sabe que Gallego tomará su lugar. Este ejemplo de Passarella-Tarantini lo podemos trasladar a cualquier sector de la cancha, Si Houseman se acercaba a Olguín no era para recibir cortito, la pelota era larga; y lo mismo al revés, cuando amagaba picar, en lugar del pase largo, era corta. Esto en fútbol se dice así: cuando voy, vengo; cuando vengo, voy. Para lograr todo esto, que apenas es una muestra gratis de lo que sabe la Selección en materia de conceptos, y que no puedo revelar por motivos obvios, se trabajó mucho. Primero para que Passarella-Tarantini formaran su pequeña sociedad. Después se fueron fabricando otras y otras... Y por fin, que todas se contactaran entre sí, sin corto circuitos, hablando el mismo idioma futbolístico.

LA ELECCION DE LOS JUGADORES

Si se trata de elegir hombres para crear una pequeña sociedad, habrá que tener muy en cuenta sus características. Yo recuerdo que una vez en Boca juntaron en el mismo equipo a Sanfilippo y Valentim, con una idea que a mucha gente no le pareció descabellada. "Si cada uno hace 25 goles por año, con los dos nos aseguramos 50". Fue un fracaso total; Se anularon mutuamente.

 

Valentím hacía goles porque lo tenía al "Beto" Menéndez, que era lo contrario futbolísticamente, y por eso capaz de Ponerle una pelota de gol a Valentim entre ocho rivales y pensando en la pierna de apoyo del "Negro"; cosa que Sanfilippo no podía realizar porque no tenía las condiciones del "Boto", y a su vez él también necesitaba un proveedor de pases-gol. Una vez Alfredo Di Stéfano dijo que él llegó a lo que fue gracias a los socios que siempre tuvo a su lado. Me parece una verdad grande como una casa. También las pequeñas sociedades son una de las grandes verdades del fútbol. La prueba está en la historia. En los ejemplos que di, en Pelé-Coutinho (acaso la pequeña sociedad más importante que vi en mi vida), en Luque-Kempes, en Bertoni-Kempes... y en una lista que espero que nunca se agote, porque eso hará que el fútbol sea inmortal.

 

Imagen Leopoldo Luque y Mario Kempes.
Leopoldo Luque y Mario Kempes.
 

 

EL GRAN SOCIO

Es un hombre silencioso, que transmite poco en palabras, y que por lo general pasa inadvertido. Sin embargo, con el correr de los años, Ubaldo Matildo Fillol se fue metiendo en el proceso de la Selección. Traigo su ejemplo porque históricamente el arquero es un tipo que dentro del equipo no parece tener mucho que ver con el resto. De ahí, ésta es la prueba, que el noventa por ciento de los arqueros siempre fueron unos resentidos con el puesto. Fillol, se me ocurre, va a cambiar el curso de la historia. Porque nunca vi un caso así: es un enamorado del arco. Además, trabajando es una fiera. Cualquier jugador joven que se integra a la Selección se asusta mirando cómo entrena Fillol. Para sus adentros debe pensar: "esto no es broma". Lo destaco porque también las sociedades futbolísticas se hacen con ejemplos permanentes. Muchos cracks nacieron imitando a sus ídolos, hasta adquirir su propia personalidad, y así el fútbol se fue enriqueciendo. Además digo que es socio de todos por su integración al resto y porque los saques del arco son fundamentales para mantener la posesión de la pelota.

 

Imagen Ubaldo Fillol.
Ubaldo Fillol.
 

SOCIO DE TODOS

Lo definiría como ese tipo de socio que no pone dinero en el negocio, y por lo tanto no brilla. Ese es Américo Gallego, un jugador que en mis equipos, por sobre todo, aporta esfuerzo. Y entonces se transforma en el socio de todos, es como una rueda de auxilio allí donde haga falta. Pero pensando siempre, porque ahí está la clave de sus movimientos y el valor que tiene en el plantel. Otro jugador que entra en esa denominación es Osvaldo Ardiles (o ahora Barbas). Aunque en este caso su fútbol llena más los ojos de la tribuna. Ardiles es otro tipo de auxilio: yo lo llamaría' logístico. Los destaco a los dos porque no entran en lo que llamo pequeñas sociedades. Ellos, por características y funciones, son los "socios de todos". Tienen que saber más que nadie el funcionamiento del equipo porque son relevos naturales en cualquier lugar de la cancha. Gallego, por supuesto, tiene su responsabilidad mayor en la línea del fondo.

 

Imagen Américo Gallego.
Américo Gallego.
 

Por César Luis Menotti.