Memoria emotiva

Los juegos del amor: Pérez Roldán y Sabatini, ante los ojos de El Gráfico

El 1° de junio de 1993, en plena disputa de Roland Garros, el enviado especial de esta revista los descubrió juntos y vislumbró una trunca historia de amor.

Por Redacción EG ·

20 de octubre de 2022

Hacia 1993 el tenis argentino venía de años de muy buena presencia en instancias importantes en los grandes torneos, suceso que solía repetirse con asiduidad cada vez que llegaba la cita máxima en ladrillo: Roland Garros.

Guillermo Pérez Roldán ya había tocado su techo en 1988, cinco años antes, cuando llegó a los cuartos de final en París -perdió ante Andre Agassi-, alcanzó el 13° puesto del mundo y jugó una final memorable en Roma ante el checo Ivan Lendl, mucho tiempo antes de cortar con su carrera de manera abrupta a los 24 años, victima de hechos de violencia de su padre que vieron la luz en los últimos tiempos.

Gabriela Sabatini, por su lado, también había explotado joven y ya era una estrella del circuito femenino y del deporte en general. Había llegado al número tres del mundo, había ganado el Abierto de Estados Unidos y había celebrado el primero de sus dos Masters en el Madison Square Garden. En aquel 1988 compartió la tapa de El Gráfico de mayo, en pleno Roland Garros, con Rocky, como llamaban al tandilense, en una edición en la que ella alcanzó las semifinales -cayó ante Steffi Graf-.

En Roland Garros 1993, cuando ambos todavía estaban entre los mejores del mundo -coincidencia: se retiraron los dos muy jóvenes-, se encontraron por enésima vez en un torneo. Lo hicieron durante los certámenes de menores, dado que se llevan apenas seis meses de diferencia, y también en su etapa profesional, porque jugaban en los grandes escenarios desde muy chicos.

Aquel año los resultados fueron dispares. Pérez Roldán se despidió de manera sorpresiva en la primera ronda ante el ucraniano Andrei Medvedev, finalista luego en la edición de 1999, mientras que Sabatini alcanzó los cuartos de final, instancia en la que cayó ante Mary Joe Fernandez-. Durante la primera semana de disputa, el 23 de mayo, ambos fueron descubiertos en una operación periodística de El Gráfico, cuyo enviado especial era el entrañable Lucho Hernández.

Imagen Gaby y Rocky, tapa de El Gráfico en mayo de 1988, cinco años antes en Roland Garros.
Gaby y Rocky, tapa de El Gráfico en mayo de 1988, cinco años antes en Roland Garros.
 
"Historia de jóvenes. Pura, arrastrada en el tiempo con la candidez colegial que todos vivimos, cuando nos gustaba la maestra o, a las chicas, un pintón hermano de una compañera que iba dos grados arriba. Ellos dos, sin embargo, no tuvieron la complicidad de los patios de recreo, sino la de los Campeonatos Nacionales de Menores, luego los aeropuertos y después los grandes torneos", comenzaba la crónica publicada en la edición del 31 de mayo, en una clara manera de comunicar que difiere de la actual.

El cronista, a la vez, sostenía que ambos "recorrieron sus caminos en el profesionalismo sin perderse de vista en sus recreos". Después de la temprana eliminación Pérez Roldán debía estar en Buenos Aires para preparar su casamiento, programado para julio, pero dos meses antes de París, en marzo y antes del choque por Copa Davis ante México, todo explotó. "Una intimidad que no corresponde recorrer", narraba la historia.

En la previa de Roland Garros hubo un personaje que los volvió a unir: Horacio De La Peña. El Pulga, amigo de ambos, se encargó de que se supiera la novedad de la separación de Pérez Roldán en pleno torneo de Roma, donde se reencontró con Gaby. "Salieron a cenar una noche y aquellos años mágicos de la adolescencia reflotaron entre los dos", dice la crónica. Después tomaron los caminos diferentes de sendos circuitos.

Rocky, días después, se comunicó al hotel Puente Romano de Marbella, donde la mejor tenista de la historia de la Argentina jugaba una exhibición con Conchita Martínez de cara a Roland Garros. También sonó el teléfono varias veces en la habitación de Sabatini durante el Grand Slam parisino, hasta que se encontraron en la Avenue de la Grande Armée y el Boulevard Gouvion, en la Porte Maillot, en el hotel Concorde-Lafayette. Gaby estaba con toda su familia y Guillo, con su padre Raúl, cuya faceta violenta estaba tapada por entonces -el detalle se cuenta en el flamante documental "Pérez Roldán, Confidencial", de Star+-. Una noche, no obstante, eligieron cenar solos: fueron al restaurante La Court Saint Germain, no tan conocido, dado que Gaby ya no pasaba desapercibida en París por esos tiempos.

Imagen La Court Saint Germain, el restaurante en el que Rocky y Gaby fueron descubiertos por El Gráfico.
La Court Saint Germain, el restaurante en el que Rocky y Gaby fueron descubiertos por El Gráfico.
 
¿Saliste a cenar con Gaby?, le preguntó el periodista a Pérez Roldán, cuya respuesta dejó algunas dudas latentes: "Sí, salimos a comer un par de veces. Pero nada raro, eh. Sabés que somos amigos desde muy chicos y nos entendemos bien. Yo salgo de una relación y simplemente charlamos, aprovechamos para estar juntos y nos sentimos bien. De ahí a una relación de pareja... Nada que ver. Ahora Gaby se va a Inglaterra y no nos veremos por un tiempo. Habrá que ver cómo se desarrolla todo".

Para ese entonces Pérez Roldán ya estaba en Bakota, su haras de Mar del Plata, mientras Gaby seguía en París porque había tenido un mejor destino deportivo en Roland Garros: "No, no estoy de novia. Siempre fuimos amigos con Guillermo. Salimos y la pasamos muy bien. Es un buen comienzo de una relación más adulta. pero habrá que ver cómo se desarrolla. Ahora nuestros calendarios son distintos".

Casi treinta años después la historia los encuentra por senderos diferentes: Sabatini, con sus cosas, sus viajes, su vuelta a Roland Garros para el Trofeo de Leyendas, su pasión por el pádel. Guillermo, por otra parte, con la ambición de dejar atrás las décadas enteras de pesadillas que sufrió con su padre, formador y entrenador Raúl Pérez Roldán. Alguna vez, más allá de la lejanía del tiempo, sus caminos se encontraron.