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DELFINA PIGNATIELLO, SIN CASSETTE: "ME DIJERON FRACASADA DE MIERDA Y ME LO CREÍ"

La nadadora de 21 años brindó una charla TEDx y se confesó en relación a diversos temas: la salud mental, los insultos en las redes sociales y toda la presión que debió manejar alrededor de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Por Redacción EG ·

16 de diciembre de 2021

DELFINA PIGNATIELLO es una referente del deporte argentino por dos razones: su enorme potencial como nadadora y su irrupción temprana en los grandes escenarios. Todos sus logros y las medallas que se colgó generaron una presión inmanejable para ella en torno a su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

En ese sentido atravesó momentos muy duros por los inslutos que recibió en las redes sociales y toda la presión mediática que debió afrontar. Por eso decidió, meses atrás, desaparecer del mundo virtual para recuperar su salud mental. Hoy lleva un tiempo inmersa de nuevo y brindó una charla TEDx en la que tocó todos los temas.

“Después de nueve mil horas de entrenamiento, más de tres mil zambullidas, cientos de carreras, varias medallas de oro, toco la pared en Tokio 2020 y me doy cuenta de que no hice el tiempo que quería ni terminé en la posición que soñaba y en lo único que pensé en ese momento en qué me iban a decir en las redes sociales ¿Cómo podía ser que lo que más me importara iba a ser la mirada de un montón de personas que no conocía?”, reflexionó.

“Ahí registré hasta dónde llegaba mi exposición y la comodidad con la que la gente y los medios opinaban de mí, de lo que hacía o dejaba de hacer, de mis sueños y objetivos. ¿Saben lo que pesa durante meses tu nombre en la portada de los medios ‘prometiendo una medalla’? Parecía que lo único que servía era que entrenara y ganar una medalla, que el resto no servía. Lo peor es que había empezado a creer que no me lo merecía, que podía disfrutar de haber estado allí, que había dejado de escuchar mis propios deseos”, profundizó la nadadora de 21 años, medallista panamericana y olímpica de la juventud.

En este contexto explicó todo lo que sufrió por la exposición que tuvo que sobrellevar: “Me sentía sola hasta que me di cuenta que lo mismo les pasaba a otros atletas. En Tokio 2020 se empezó a alzar la voz, a hablar de temas ocultos como la salud mental y también a romper ese tabú de que éramos súper héroes sin fallas. ¿Saben lo significativo que fue para mí escuchar a SIMONE BILES, la cara de las olimpíadas, hablar de la presión de la competencia? Ella también estaba sola y ahí aprendí de la importancia de tener una cabeza fuerte para estar bien con uno mismo y con los demás. Ahí empecé a sanar”.

“La exposición en las redes creció y los likes se transformaron en una suerte de aceptación social y yo los buscaba. Los primeros roces con la fama eran divertidos y sin ser masivos los podía controlar. Incluso me di cuenta de que podía motivar a otras personas. También me di cuenta que durante la pandemia podía ayudar a que la gente no se sienta sola ni desanimada. Terminé inmersa en una guerra en las redes sociales donde me atacaban sin impunidad detrás de un perfil en Internet. Me llegaron a decir fracasada de mierda y lo peor es que me lo creí”, contó Pignatiello, al borde del llanto.

La nadadora nacida en San Isidro venía de lograr tres medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 (400, 800 y 1500 metros libre), conquistas que la llevaron a ser la primera argentina que ganó tres medallas en una pileta panamericana. Antes ya había mostrado parte de su potencial en los Juegos Olpimpícos de la Juventud Buenos Aires 2018, en los que se colgó dos medallas de plata (400 y 800 metros libre). En Toklo, sin embargo, no cosechó buenos resultados y tuvo que afrontar las recriminaciones.

Así lo manifestó, a corazón abierto: “Aprendí por mi cuenta, a los golpes, prácticamente sola, rodeada de mi familia y de otras personas que no eran especialistas en lo que yo necesitaba. Tuve que aprender la forma de dar notas: qué decir o no en las redes sociales, cómo tratar una oleada de hate (odio), entender que las redes sociales son artificiales, que después en la vida real no me pasaban esas cosas ni sufría esos ataques. Esto para mí fue un gran descubrimiento".