Personajes

Marco Ruben, personaje del año

En 2015, regresó a Central, fue el capitán del equipo por primera vez y rindió como nunca al liderar adentro y afuera de la cancha, y al establecer su récord de goles en una temporada tras convertir 24. En 2016, intentará lo que se le negó en la Academia rosarina: ser campeón.

Por Darío Gurevich ·

05 de febrero de 2016
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En Arroyo Seco, el entrenamiento a puertas cerradas se terminó. Decenas de hinchas esperan y desesperan por sus ídolos en el predio. Alejandro Donatti, Marcelo Larrondo, Franco Cervi y Giovani Lo Celso son los primeros en aparecer, pisar el freno y bajarse de sus autos para satisfacer a la multitud. Al margen de las muestras de afecto, ninguno logra desatar el vendaval. Hasta que el capitán se asoma. El centrodelantero –que regresó a Central en enero del año pasado, tras una corta etapa en River y siete años en el extranjero– atiende a todos con una sonrisa, sin importar si el pedido se trata de un autógrafo, una foto o un saludo. Aquellos que conocen la movida desde adentro aseguran que al público no lo acerca la brisa de un cálido 2015, y Marco Ruben, por su cordialidad y deferencia, por ser tan canalla como ellos, parece saberlo.

Si el equipo que dirige Eduardo Coudet redondeó una extraordinaria campaña, mucho se lo debe al 9. La Academia rosarina peleó hasta el final los dos torneos que disputó: terminó tercera en el campeonato local y perdió, empujada por un pésimo arbitraje de Diego Ceballos, la Copa Argentina ante Boca; y de yapa, se clasificó a la Copa Libertadores tras 10 años. ¡Meritorio! En ese contexto, Marco se transformó en el alma centralista. Capitán del Canalla por primera vez, guió adentro y afuera de la cancha y rindió como nunca: convirtió 21 goles en el torneo de Primera División, lo que lo llevó a ser el goleador, y 3 en la Copa Argentina. En total, hizo 24 en 35 partidos, su registro más alto en una temporada.

-El 2015 fue un gran año, y Central estuvo de maravilla. Un delantero sin un gran equipo detrás no puede hacer la cantidad de goles que yo metí. Eso está clarísimo, porque el delantero vive de los compañeros que pueden asistirlo y, también, de la fortaleza defensiva del equipo. Esto es así.

-Bárbaro. Pero, ¿por qué la rompiste?
-Principalmente, por las razones que decía antes: por integrar un grupo de grandes jugadores, un grupo que está involucrado. Esto hace que cada uno se pueda expresar y revalorizar de gran manera. Sé que anduvimos muy bien. A mí me toca hacer goles, pero los defensores rindieron muchísimo porque nos convirtieron poco. Incluso, cuando nos poníamos en ventaja, a los rivales les costaba empatarnos. Esto, entonces, es una virtud del trabajo en equipo.

-¿Cuáles son los tres aspectos clave que motivaron este campañón?
-Primero, la dedicación y la responsabilidad de cada uno de nosotros y del cuerpo técnico. Segundo, el Chacho nos da la oportunidad y la libertad para expresarnos adentro de la cancha e ir para adelante, cuestión que nos identificó gracias a un juego ofensivo a través de nuestras armas, que son muchas. Tercero, el grupo de buenos jugadores que hay. A los jugadores experimentados y jóvenes que había, se les sumaron los muchachos que vinieron a aportar y a responsabilizarse por lo que Central significa. En definitiva, logramos tener buen material para pelear dos campeonatos.

-¿Central es el que mejor jugó en el fútbol argentino en 2015?
-Sí, sobre todo en la parte final de la temporada. Hubo tramos en los que no, en los que tuvimos baches, y no jugamos tan bien. A veces, nos costaban los primeros tiempos de algunos partidos, porque no podíamos marcar una diferencia de entrada. Pero bueno, encarrilamos el rumbo después. ¿Por qué? Porque consolidamos nuestra identidad, que se trata de intentar jugar en todas las canchas, de buscar siempre el arco rival. Nos adaptamos a las necesidades de cada partido, de cada equipo, al estudiarlos; creo que jugamos de gran manera.

-¿Qué momento del año anterior resultó vital para desembocar en este presente?
-Desde que arrancamos, el Chacho propuso pelear todo; y los primeros cinco partidos en el campeonato local nos dieron la pauta de que lo podíamos hacer, porque los ganamos y fuimos punteros indiscutidos. Ahí nos dimos cuenta de que se podía lograr, por más que faltaba mucho. Eso, entonces, fue convencimiento en un momento importante, en el que empezaba una nueva etapa, con algunos jugadores que habían vuelto al club después de mucho tiempo, con un cuerpo técnico que arrancaba, y con la incertidumbre que generan los comienzos… Por eso, aquellos primeros cinco partidos que ganamos fueron un parámetro importantísimo. “Tenemos buen equipo, arrancamos con todo, y no debemos relajarnos. Hay que creer que se puede y apuntarle a cada partido”, nos dijimos. Ya con la temporada avanzada, hicimos un clic después del clásico que empatamos 0-0 en casa. Porque si queríamos pelear hasta el final, no podíamos dejar pasar ese tipo de partidos. Desde ahí, cambiamos la forma de juego y mejoramos: salimos más enchufados y marcamos la diferencia en los primeros minutos.

-“El fútbol español me llevó a ser mejor jugador”, declaraste en la edición de junio pasado de El Gráfico. ¿A qué te condujo el tremendo 2015?
-A ser un poquito mejor todavía, a tener más experiencia, a meter la mejor marca de goles en una temporada en mi carrera, a identificarme con el juego de Central. Yo me había identificado con el fútbol que jugaba en Villarreal, con lo que se creía ahí. Hoy, nosotros desarrollamos un juego similar en el club, por la velocidad y la rapidez, por pasar la pelota por abajo en la menor cantidad de toques posibles, por perder la posesión y estar dispuestos a presionar enseguida, sin dejar respirar al rival. Entonces, este tipo de juego me conduce a mejorar aún más como jugador y a tener más herramientas para ayudar al equipo.

-¿Este equipo se parece más a uno europeo que a uno sudamericano?
-Sí, porque hicimos un trabajo prácticamente europeo. Pienso que los entrenadores jóvenes que surgieron, como el Chacho, traen la idea de un fútbol más parecido al de las primeras ligas del mundo. Esto era lo que le faltaba al fútbol argentino.

-¿Esto qué cuestiones les aporta a ustedes, los futbolistas?
-Te ayuda a crecer; los jóvenes pueden llegar de mejor manera para jugar en Europa. La consecuencia también es un fútbol argentino mejor: más rápido, más potente, más agresivo. Así se pueden superar a los rivales, que quizá no se entrenan de la misma manera que nosotros, y que tal vez no juegan un fútbol ofensivo.

Imagen El 2 de mayo pasado, ante Huracán y por el torneo local, cumplió 100 partidos en Central.
El 2 de mayo pasado, ante Huracán y por el torneo local, cumplió 100 partidos en Central.
-¿Qué falta para que Gerardo Martino te convoque a la Selección?
-Espero que, si logro mantener este nivel, pueda llegarme la chance de ser citado a la Selección Argentina. Pienso que son momentos también, y el que decide es el entrenador. Quizá ya podría haber sido convocado; tal vez, me tocará más adelante o no… Por eso, ¿qué falta? La decisión del técnico, nada más.

-Paulo Ferrari, por citar a otro referente, y vos son tipos tranquilos que aman a Central. El Chacho tiene el mismo sentimiento que ustedes, aunque con un grado elevado de locura sana…
-(Interrumpe)… Porque cada uno tiene su personalidad.

-Es cierto, y entonces, ¿qué aspectos compatibilizás dentro de la locura sana de Coudet?
-Somos compatibles los tres en el sentimiento por Central. Más allá de las diferencias en nuestras maneras de ser, yo me identifico con él y para mí fue muy importante en mis principios como futbolista porque el Chacho no es lo que se ve desde afuera todo el tiempo. Cuando se expresa delante del grupo, cuando aconseja, cuando debe tomar una decisión, tiene otra personalidad y no le llega al plantel con su locura, sino de otro modo.

-¿Qué más podrías decir, contar o describir, sobre el Chacho?
-Es una de las personas que más influyó en mi carrera. Primero, como jugador al ser un ídolo, un referente del equipo. Mientras empezaba a dar mis primeros pasos en Primera, me aconsejó muy bien y me sirvió de mucho. Me identifiqué con él respecto a sus actitudes, a la forma en la que veía y ve el fútbol, a la forma en la que jugaba, y, en especial, a la manera en la que le llegaba a los compañeros. Ahora, como entrenador, crece a pasos agigantados. Es una persona muy capaz y ambiciosa. Por eso, se le dio esta gran campaña en su primer año como técnico. Y esa ambición de la que hablaba hace que les llegue a sus jugadores. Lo bueno es que tiene muchas ganas, demasiadas, para mejorar más todavía.

-¿Qué proyección le ves a Central para este año que acaba de comenzar?
-Somos un grupo que arrancó una etapa hermosa, realmente soñada por mí desde siempre. Pero hay mucho por mejorar, y no se trata de una frase hecha aunque parezca. El equipo peleó dos títulos, se clasificó a la Copa Libertadores, y da para más. Buscaremos no tener un techo cercano para seguir creciendo como club.

Por Darío Gurevich / Fotos: Héctor Río

Nota publicada en la edición de enero de 2016 de El Gráfico