Primera División

Boca campeón: una sana costumbre de la manera que mejor le sale

Las claves de la consagración del equipo de Hugo Ibarra, que con una ayuda de River se quedó con una Liga Profesional con un final dramático.

Por Panqui Molina ·

24 de octubre de 2022

 

Ni el mejor director de cine hubiera imaginado un desenlace como el de la Liga Profesional. La historia se cuenta por el principio pero empieza por el final.

Boca puntero, con un punto de ventaja, definía el título en La Bombonera contra Independiente sin depender de nadie. A la misma hora, Racing, el escolta, jugaba su suerte contra River. Rivales de toda la vida cruzados en un final repleto de suspicacias, conjeturas y sospechas. 

En el nombre del fútbol, Boca se consagró campeón tras empatar 2-2 con Independiente gracias a que River le ganó 2-1 a Racing, que sobre el final, con el partido 1-1, tuvo la posibilidad de convertir de penal, pero Franco Armani se hizo gigante y le contuvo su remate a Jonathan Galván, el inesperado pateador.

El desenlace marcado por la épica, el dramatismo y la euforia quedará en los libros de historia del fútbol argentino, más precisamente en el capítulo Definiciones inolvidables”.

¿Con qué Boca nos quedamos? Hubo tantos como fechas a lo largo de esta frenética Liga Profesional. 

El Boca de la simpleza de Ibarra, el Boca de las atajadas de Agustín Rossi, el Boca de los siempre cumplidores Advíncula y Fabra, el Boca de la firmeza de Nicolás Figal para parecer un jugador hecho a la medida del club, el Boca del pase fino de Alan Varela, el Boca que se sobrepuso a las adversidades, el Boca que suplió bajas importantes con la frescura de los pibes, el Boca que se desvive desde afuera del campo de juego como Marcos Rojo, el Boca que encontró en Luca Langoni su héroe menos pensado, el Boca que tuvo en Darío Benedetto un goleador que pasó de villano a héroe, el Boca de la mirada perdida de Riquelme desde su palco ante cada grito de gol o el Boca que hizo (y hace) de ser campeón una costumbre. 

El largo recorrido rumbo al título está repleto de puntos de inflexión, cambios abruptos, conflictos internos y dudas hasta llegar a este 23 de octubre de 2022, día que ningún hincha de Boca jamás olvidará.

El primer capítulo empezó el 5 de julio. Un Boca alternativo, porque le apuntaba todos los cañones a la Copa Libertadores, todavía con Sebastián Battaglia como entrenador, presentó a Javi Garcia, Weigandt, Figal, Izquierdoz, Sández; Medina, Rolón, Molinas; Zeballos, Vázquez, Villa. Fue en el olvidado triunfo 2-1 contra Arsenal como local. 

Un dato que todo lo resume: de esos 11, solamente Nicolás Figal fue titular en la consagración contra Independiente. Mucha agua corrió debajo del puente. 

A los tumbos. Así empezó la Liga Profesional. Con la Libertadores como gran objetivo (la serie de octavos contra Corinthians cayó después de la fecha 5), Boca coleccionó derrotas duras y rachas negativas: llevaba 10 años sin recibir tres goles en un tiempo en La Bombonera hasta que se cruzó con Banfield en la fecha 6 y volvió a perder tres partidos en fila por primera vez desde 2011. 

En el medio se fue Sebastián Battaglia, preso de sus palabras y esclavo de una eliminación en la que Boca estuvo a la altura, pero no pudo trasladar al resultado la superioridad contra un Corinthians que lo dejó afuera en los penales y que dejó también Darío Benedetto en el ojo de la tormenta.

Con su solo antecedente de entrenador de la Reserva, Hugo Ibarra tomó el fierro caliente y al asumir debió hacerse cargo de una decisión tan discutida como polémica: de un día para el otro, Carlos Izquierdoz, el capitán hasta entonces, armó las valijas y dejó de jugar en Boca. 

Cuando el Negro se hizo cargo del equipo, Boca estaba en el puesto 14 y a 5 puntos de Gimnasia, el líder. 

Como muchas veces les pasa a los campeones, Boca encontró la confianza y algo de funcionamiento a partir de triunfos poco convincentes. Así llegaron las victorias contra Talleres (fecha 8), Platense (12)  y Defensa y Justicia (15). 

En el medio, Ibarra cursó una materia más en su curso acelerado de entrenador. En la fecha 13, debió lidiar con el conflicto interno desatado entre Zambrano y Benedetto a las piñas en el vestuario de Racing

Un giro en esta película dramática fue el triunfo contra Atlético Tucumán, entonces líder. Ese 28 de agosto, por la fecha 16, Boca se fue al descanso en desventaja y a 12 puntos de la cima. Pero un tal Luca Langoni, con dos apariciones determinantes, lo dio vuelta y despertó la ilusión.

Con el envión de las victorias llegó una más, la más deseada: el 11 de septiembre le ganó 1-0 a River, con un Darío Benedetto que pareció cerrar el círculo. De aquel villano de los penales fallados en la Libertadores a su nueva condición de héroe en el momento indicado y a la hora señalada.

Los triunfos ajustados pasaron a ser una constante en Boca. Sin sobrarle nada, con un juego deslucido, pero a su vez sin ser superado por los rivales, se metió de lleno en la lucha por el título, mientras los rivales perdieron puntos y rotaban en la punta. Los últimos 11 triunfos fueron por un gol de diferencia. 

A la última fecha llegó con el tanque de reserva, pero con la ilusión intacta. No pudo con Independiente y River le dio la mano que necesitaba. Así se regaló una celebración, una más, la número 73 en su historia, la que le permite seguir coleccionando trofeos en sus amplias vitrinas, en un 2022 que todavía puede ser mejor porque restan la definición de la Copa Argentina y el Trofeo de Campeones.

 

FOTO DE PORTADA: FOTOBAIRES