Primera División

INDEPENDIENTE: EL ÁRBOL NO DEBE TAPAR EL BOSQUE

Más allá de que Vigliano fue el protagonista estelar de un clásico que moría en empate, el Rojo dejó una vez más una imagen preocupante y se llenó de interrogantes de cara al futuro.

Por Panqui Molina ·

11 de abril de 2021

Puede servir como excusa para maquillar una derrota o una estrategia para salir del paso. Vigliano fue el principal responsable del triunfo de Racing al cobrar un penal que solamente él vio en la última jugada del partido. Después Copetti hizo lo suyo y le dio a la Academia el agónico 1-0. 

 

Imagen Solamente Vigliano vio penal en esta acción (@RacingClub)
Solamente Vigliano vio penal en esta acción (@RacingClub)
 

 

Independiente puede quedarse en el grosero error arbitral o asumir sus problemas futbolísticos. Un equipo que después de un comienzo auspicioso contra los rivales que hoy están en el fondo de la tabla se estampó de frente con la realidad. 1 punto de los últimos 12 resumen a la perfección el presente: no estuvo a la altura en los partidos ante rivales directos y dejó una imagen tan decepcionante como preocupante en el clásico contra Racing. 

A diferencia de lo que pasó en el ciclo anterior con Pusineri, está clarísimo a qué quiere jugar Independiente. Ser defensivo es una cuestión de gustos o estilo, el problema es defender mal. Los equipos que basan su fortaleza en el orden y la solidez terminan reduciendo las derrotas a errores propios o ajenos. Contra Vélez fue una desatención defensiva, frente a Boca pudo ser un penal mal cobrado pero atajó Sosa y ante Talleres, un despeje hacia al medio de Bustos y un descuido de Togni. Y así podemos agregar a Vigliano a esta lista simplista de razones por las cuales Independiente no ganó un partido de los últimos 4. 

 

 

Imagen Menéndez contó con la situación más clara, pero su remate se fue afuera (@RacingClub)
Menéndez contó con la situación más clara, pero su remate se fue afuera (@RacingClub)
 

La jugada más clara contra Racing fue producto de lo que planificó Falcioni en la previa y les trasladó a sus colaboradores: estar ordenados, forzar el error del rival y aprovechar una contra. Sería absurdo calificar a un planteo de 90 minutos de bueno o malo por 30 centímetros de diferencia a la hora de definir. Menéndez tuvo el gol en sus pies, pero en esa réplica Independiente encontró la certeza de que el plan estaba siendo bien ejecutado. Después de eso, no pudo ni contragolpear.    

Con el pasar de los minutos se hizo evidente que al Rojo le faltaba en la elaboración. Es un equipo con escasa asociación de juego. Salvo Saltita González, no hay nadie que pueda generar dos o tres pases seguidos en equipo para descansar con la pelota. Por un traumatismo de cráneo debió salir y en ese cambio estuvo una de las claves para el crecimiento de Racing en el juego. El poco recambio también le jugó en contra a Independiente. 

 

Imagen La salida de Saltita González evidenció el poco recambio de Independiente (Fotógrafo Gomez Ramiro-Telam)
La salida de Saltita González evidenció el poco recambio de Independiente (Fotógrafo Gomez Ramiro-Telam)
 

Otra constante del equipo de Falcioni: cuando el partido avanza, las piernas pesan y el rival se anima, termina indefectiblemente cediendo cancha y pelota y la estrategia pasa a ser que avancen los minutos. Encima desde el banco no hay grandes soluciones o volantazos. Por lo general, si el partido está 0-0 la apuesta es hacer un cambio de puesto por puesto para que el esquema se resienta lo menos posible. Y si a eso le tenés que sumar las bajas por contagios de Coronavirus, todo se hace más cuesta arriba. Contra Talleres, en la fecha pasada, rompió el esquema y mandó a Velasco en el entretiempo, cuando ya estaba 0-2, y minutos después a Roa. ¿Es necesario esperar a estar en desventaja para hacer una modificación audaz o que pueda modificar el trámite del partido?

 

Imagen Milton Álvarez, en su mejor intervención en el clásico (Fotógrafo Gomez Ramiro-Telam)
Milton Álvarez, en su mejor intervención en el clásico (Fotógrafo Gomez Ramiro-Telam)
 

 

Ayer, Alan Velasco entró apurado y con ganas de resolver todo en una acción, de la misma manera que lo hizo contra Vélez y Boca. Después de la lesión y de dar positivo quedó relegado en la consideración y sus actuaciones no fueron las mejores. Es joven y tiene todo el futuro por delante, pero con poco tiempo en cancha el margen de error es nulo. Y un jugador que apuesta al desequilibrio necesita confianza y más minutos de juego para hacer la diferencia y también para equivocarse. Inquietó con un remate de afuera e intentó darle dinamismo a la ofensiva, aunque su partido terminó quedando marcado por la mala resolución en la jugada previa al penal que inventó Vigliano. 

Resulta curioso que a un equipo que apuesta por la solidez defensiva lo agarren mal parado en la última acción del partido. Después del remate desviado de Velasco, Adrián Arregui eligió desvanecerse dando por sentado que alguien de Racing la iba a tirar afuera para ser atendido. Nada de eso pasó. El juego continuó, Independiente quedó mal parado y después Vigliano hizo su gracia. 

La derrota lanzó un sinfín de posteos en redes sociales de jugadores indignados. Los dirigentes ya salieron a hablar. El mensaje consensuado parece ser "con Independiente no se jode". Puede que se hayan acordado tarde. 

Independiente ya no encuentra consuelo con el clásico. Racing ya no convive con la desgracia, institucionalmente está sólido, en AFA tiene peso y ahora hasta gana los clásicos. La seguidilla de tres victorias al hilo no modifican una paternidad que se mantiene vigente desde hace casi 50 años, pero sí marca una tendencia, ya sea por Superliga o Copa de la Liga, en el Libertadores de América o en el Cilindro, con arbitrajes polémicos y con Coudet, Beccacece y Pizzi contra Holan, Pusineri y Falcioni, respectivamente, como entrenadores.