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Fórmula 1 con flechazos certeros

Por segundo año consecutivo, Mercedes F1 conquistó de manera contundente el título de Constructores, y Hamilton se relame por una nueva consagración en el equipo alemán, la tercera en su faz personal. El inglés, con su éxito 42 en el GP de Rusia, superó al mítico Senna en cantidad de triunfos.

Por Redacción EG ·

01 de diciembre de 2015
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Las anécdotas que sirven para engrandecer una leyenda siempre han sido un ingrediente clave en el mundo del automovilismo de velocidad. Es como que resulta imprescindible para agigantar el logro alcanzado, que salten a la luz detalles extraordinarios para que piloto y auto merezcan las correspondientes reverencias, propias del mejor que ha sabido dejar atrás a sus rivales y desafiar con destreza los límites que enfrenta.

Cuenta la leyenda, que allá por 1934, cuando la F1 que hoy conocemos todavía no había nacido, el equipo Mercedes se vio acorralado en el pesaje del día previo a una carrera en Nürburgring por el exceso de 1 kilogramo. Entonces, al director deportivo Alfred Neubauer, el ideólogo de reconocidas innovaciones que trascendieron a su tiempo, se le ocurrió que en lugar de meter mano a un auto que parecía tener todo en su lugar, se sacara durante la noche la capa de brillante pintura blanca y se mostrara simplemente con el plateado metálico. Como resultado, cuando el Mercedes se volvió a pesar, la báscula reflejó justo los 750 kilos que hacían falta. Y así, con ese color mostraron una sustancial potencia y se alzaron con la victoria.  

Llamativamente, aquella anécdota fue el punto de partida para que se bautizara a las míticas Flechas de Plata, que nuestro Juan Manuel Fangio tiempo después, ya en la historia de la actual Fórmula 1, elevó aún más con los títulos de 1954 y 1955 al volante de la magistral Mercedes W196. Pero aquella imbatible combinación entre El Chueco y ese formidable auto se frenó abruptamente cuando Mercedes-Benz decidió retirarse de las carreras en el 55, después de las trágicas 24 Horas de Le Mans, en las que el piloto Pierre Levegh impactó con su Mercedes contra una de las tribunas, fallecieron 82 personas y se superó el centenar de heridos.

Como consecuencia de semejante tragedia, Mercedes estuvo ausente durante varias décadas y regresó de a poco, primero como proveedor y hace apenas 5 años nuevamente como equipo. Al principio, los resultados demoraron en aparecer, más allá de contar con el mismísimo Michael Schumacher entre sus pilotos. Pero dentro de la escudería se fueron realizando las correcciones apropiadas hasta llegar a comienzos de 2014 a la madurez justa para convertirse en el mejor de todos.

Y en esa evolución que experimentó Mercedes, vale reconocer la percepción y perspicacia que tuvo Lewis Hamilton, tal vez ayudado por un sabio consejo o simplemente por propia iniciativa, que a pesar de ser una genuina creación de McLaren de la mano de Ron Dennis, con quien había sido subcampeón en 2007 y campeón en 2008, pegó el volantazo en 2013 y creyó más en este proyecto que en corto tiempo se convirtió en el amplio dominador que es hoy.

Cuando Hamilton tomó la decisión, McLaren se veía como aspirante al título y Mercedes era una incertidumbre, aunque con el aval de un gigantesco imperio automovilístico con ganas de dar pelea en el Gran Circo. Y fue apenas cuestión de tiempo, hasta que lograron acomodar las piezas del rompecabezas, desarrollar el producto confiable y contar con el mejor material humano disponible en el mercado.                

Imagen En el circuito ruso de Sochi, el Mercedes de Hamilton vuela a un nuevo éxito, el noveno en el año.
En el circuito ruso de Sochi, el Mercedes de Hamilton vuela a un nuevo éxito, el noveno en el año.
En el 2014, la amplia diferencia final en las clasificaciones reflejó claramente la superioridad de Mercedes. En el Mundial de Pilotos, Hamilton totalizó 384 puntos; Rosberg, 317, y Daniel Ricciardo con su Red Bull fue su inmediato escolta con 238. Y en cuanto a Constructores, Mercedes alcanzó los 701 puntos, seguido por Red Bull, con 405, y Williams, con 320. Y todo se viene perfilando como para que ese generoso margen se vuelva a repetir esta temporada en ambos campeonatos.

El arranque avasallante en este 2015 permitió ver en el podio a la pareja de Mercedes en las 9 carreras iniciales, con seis 1-2 que derrumban cualquier ilusión rival de darle pelea. Recién en el capítulo 10, en Hungría, surgieron los primeros problemas, aunque de todas maneras el sexto y octavo puestos de Hamilton y Rosberg, respectivamente, mostraron que ni así se quedaban con las manos vacías.

Otra particularidad del flamante campeón de Constructores, tuvo que ver que cuando Rosberg no pudo sortear los inconvenientes e irremediablemente debió abandonar en Italia y Rusia, su compañero se anotó la victoria en ambas competencias. Y cuando Hamilton sufrió el único contratiempo que lo obligó a retirarse en Singapur, su socio quedó cuarto.

Y, precisamente, esa sociedad entablada por Hamilton y Rosberg contribuye a la fortaleza del equipo. Más allá de que para alzarse con la victoria en un Gran Premio de F1 se tienen que sincronizar múltiples detalles humanos, técnicos y de logística, la relación entre los pilotos puede acrecentar o disminuir el potencial en pista. En un ambiente tan competitivo como éste, que el moreno inglés exprese que “Nico es un auténtico jugador de equipo” es un indicio de camaradería. Al parecer, los dos comprenden que tiran para el mismo lado, aunque eso no impide que cuando tienen que enfrentarse el uno contra el otro lo hagan sin atenuantes.

El Mercedes vs. Mercedes surgió con la naturalidad propia de ver a los adversarios casi sin alternativa de ofrecer resistencia. El knock-out ya maduraba desde la clasificación, cuando Hamilton (11) y Rosberg (3) se repartieron 14 de las 15 primeras poles position en juego.

Una de las premisas dentro de Mercedes apunta a nunca relajarse, ya que cuando los resultados son tan favorables y todo sale tan redondo, la excesiva confianza puede ser contraproducente. Así, tanto en las fábricas radicadas en el Reino Unido en Brackley como en la sede central en Alemania en Stuttgart, se impulsa el concepto de no detener la evolución. No es una tarea sencilla, pero hasta el momento, la escudería completa lo ha cumplido sin objeciones.

Imagen Las dos joyas de Mercedes en pista, con los números 44 y 6 siempre con sed de victoria.
Las dos joyas de Mercedes en pista, con los números 44 y 6 siempre con sed de victoria.
Esto también se extiende a los pilotos, quienes no necesitan de registro de tiempos de rivales para intentar mejorar el propio. Ellos están concientizados que compiten contra otros, pero a la vez consigo mismos en el afán de no resignar centímetro alguno de la ventaja que han sacado.

Y un ejemplo de todo ello se refleja en que el salto del F1 W05 al F1 W06 de la temporada 2014 a la del 2015 fue positivo, a pesar de que mejorar un producto que de por sí ya era sumamente competitivo es una empresa difícil. En los test de comienzos de año se recuerda que los Mercedes se mostraron prudentes y no fueron los que registraron los tiempos que más entusiasmaban. Ellos se guardaron para arrancar con todo en Australia. Ahora, con sólo noviembre para cerrar la temporada, el 1° es la cita de México, el 15 la de Brasil y el 29 la de Abu Dhabi. 

Así que el desafío de Mercedes será cómo continuar en ascenso, aunque ya se encuentra en la punta de la cima. Seguramente lo beneficiaría que Ferrari, Red Bull, McLaren o Williams crecieran en su potencial, porque eso obligaría a autoexigirse y no habría margen para el relax. Ya lo había anticipado Toto Wolff, director ejecutivo del equipo de la estrella: “Nuestra clave pasa por evitar el conformismo. En ningún deporte te puedes quedar parado, más aún en la F1, porque los rivales también apuestan con sólidos argumentos por la victoria”. Un objetivo claro que hasta el momento le ha dado muy buenos resultados.

Hamilton extendió este año su contrato con Mercedes hasta fines de 2018, por el que trascendió que percibe 56 millones de euros anuales. Rosberg también tiene varias temporadas más ligado a la escudería, aunque en su caso se completaría justamente un año antes que el del inglés.

Ahora bien, ambos contratos siempre despertaron cierta dosis de curiosidad por saber si era verdad que Mercedes no podía dejar asentado por escrito que había un piloto N° 1 y otro N° 2. Es evidente que Hamilton cumple un papel protagónico, pero también desde el equipo se esmeraron en enfatizar que ellos necesitan dos N° 1 para ser los mejores y que nadie en la estructura ocupa un papel secundario.

Hamilton suele recordar que Mercedes-Benz comenzó a apoyarlo en 1998, cuando apenas tenía 13 años y formaba parte del Programa de Jóvenes Pilotos de Mercedes/McLaren, con lo cual, en el 2018, él cumpliría 20 años con la marca.

Indudablemente son momentos dulces para Mercedes y sus pilotos, con muchas más alegrías que sinsabores. Sus flechazos están más certeros que nunca, pero son conscientes de que es más difícil extender la admiración que provocarla.

Imagen El desafío era que Mercedes mejorase con el F1 W06 un auto que tantas satisfacciones le había dado en el 2014.
El desafío era que Mercedes mejorase con el F1 W06 un auto que tantas satisfacciones le había dado en el 2014.
La sombra de Ferrari
Siempre quedó la duda de qué hubiese pasado si Mercedes no pegaba el portazo durante décadas a la F1. Tal vez, Ferrari no habría podido ser de manera tan contundente el más ganador de la historia, con 16 títulos de Constructores. Permanecen en el recuerdo las Flechas de Plata que Fangio condujo a los títulos de 1954 y 1955; más acá en el tiempo, en 1998 Mercedes fue proveedor del McLaren campeón de Hakkinen, y ahora la vida le sonríe con este avasallante andar que lo tiene en la cima por dos temporadas consecutivas. Los 55 años de ausencia del Gran Circo hacen que sus vitrinas no estén muy pobladas de relucientes premios de F1, aunque de seguir así, es más que evidente que pronto lo conseguirá.

Por Walter Napoli

Nota publicada en la edición de noviembre de 2015 de El Gráfico