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Moto GP, proyección perfecta

La armada española parece haber cambiado de abanderado en la elite del motociclismo, porque Viñales, ganador en las dos primeras citas del año (Qatar y Argentina), eclipsó a sus compatriotas. Y su apuesta también incluye sobrellevar el compañerismo con Rossi.

Por Redacción EG ·

16 de junio de 2017
Imagen Frío y calculador, Maverick Viñales controla, a los 22 años, la gran presión de una manera asombrosa.
Frío y calculador, Maverick Viñales controla, a los 22 años, la gran presión de una manera asombrosa.
Es evidente que su nombre comenzará en el mundo deportivo a resultarnos cada vez más familiar, pero causa extrañeza entender que se trata de un piloto de Rosas, un pueblito de Girona, y que es catalán de pura cepa. Maverick, sin dudas, confunde, como alguna vez le sucedió a París Hilton, que le habló en inglés creyendo que la entendería y la respuesta llegó en cuentagotas. Maverick parece más propio de un corredor estadounidense o australiano, pero él es bien español, un producto genuino de esa cantera interminable de brillantes motociclistas de la península ibérica que llevan la velocidad en la sangre.
Pero ¿por qué Maverick? Llamativamente, sus padres quedaron hipnotizados por la película Top Gun, que el año pasado, al cumplir 30 años de su estreno (1986), volvió a reunir a la mayoría de esos inolvidables personajes. Y justo Tom Cruise interpretaba a un piloto de aviación de guerra, en una trama en la que se mezclaban acrobacias aéreas, el riesgo extremo del combate, un romance que marcó a fuego, una música para el recuerdo y una moto, sí una moto que encuadra perfecto en el protagonista de esta historia. 
Y el 12 de enero de 1995, aquella admiración por el personaje de Tom Cruise que había sido celosamente guardada por su papá, Angel, reapareció al nacer un varón en la casa de los Viñales. “Se llamará Maverick”, retumbó en el pintoresco pueblito catalán, en el seno de una familia fierrera como pocas y fanática al extremo por las motos. Así que, con semejante antecedente, nada impidió que el pequeño Maverick, con apenas 3 años, afrontara su primera carrera y de ahí en más, ya no tuvo interrupciones. Al contrario, todo parecía alentar el crecimiento deportivo de este chaval dispuesto a jugarse entero por ser el más rápido e intrépido entre los de su edad y algún que otro más grande.
Y justamente entre esos rivales de la niñez estaba su actual archirrival Marc Márquez, apenas 2 años mayor, pero que ya tiene 3 títulos de MotoGP en su haber. Cuenta la leyenda que de bien pequeños, Maverick era el único capaz de vencer al inigualable Marc. Y a Maverick no lo amedentraba si corría al límite y en el intento caía estrepitosamente. El sabía que para superar a Marc debía exigirse al máximo. Y el destino quiso que hoy queden nuevamente frente a frente en una temporada que si los mantiene a los dos en la pelea, hay pronóstico de que sea vibrante como pocas.
La proyección de Viñales siempre fue prometedora, pero con el antecedente de haber sido el más rápido en los ensayos de la pretemporada 2017 y por lo realizado en la previa y durante las dos primeras carreras en Qatar y la Argentina, es claro que ya lo empiezan a mirar con otros ojos. De ser el benjamín y una promesa pasó a convertirse en una realidad, en la que ya tiene tres triunfos en su haber, uno el año pasado en Silverstone y dos en esta temporada. Pero tal vez lo que más llama la atención en su juventud es la frialdad para conducirse bajo presión y la capacidad exacta para aprovechar su oportunidad. No se lo ve ansioso, parece tener la cabeza lo suficientemente fría para no cometer errores que en este deporte se suelen pagar muy caro. No importa si se trata de fallas milimétricas, son fallas al fin y, tarde o temprano, obligarán a pagar facturas.
Imagen Al pasar a Ducati, Jorge Lorenzo le abrió la posibilidad al ascendente Viñales de pegar el salto a una estructura poderosa como Yamaha.
Al pasar a Ducati, Jorge Lorenzo le abrió la posibilidad al ascendente Viñales de pegar el salto a una estructura poderosa como Yamaha.
Y en el GP de Argentina, esa ansiedad le jugó una mala pasada a Marc Márquez, porque en su afán por estirar la ventaja en su liderazgo, un error de cálculo en una curva de la tercera vuelta lo hizo trastabillar y a renglón seguido el abandono de una competencia que lo había tenido como dueño de la pole position y lo veía momentáneamente puntero.
Ahora bien, ¿qué lo motivó a Márquez a cometer ese error? En un gran porcentaje, que su perseguidor era justamente Viñales. Marc había conseguido la pole en suelo húmedo y en el día previo a la hora de la verdad, ya había anticipado que el rival a vencer era Maverick. Y el líder se resignó a marcharse solo, mientras que a Viñales le alcanzó con salir a buscar su ritmo, que resulta a todas luces avasallante y ganador.
Márquez y Viñales se conocen tanto, como que han pasado más tiempo de sus 24 y 22 años rivalizando que sin encontrarse en pista. Desde que eran apenas unos niños que quieren ganarse y el que lo hacía disfrutaba con la misión cumplida y el que perdía se resignaba a mascullar bronca y soltaba –por qué no– alguna que otra lágrima.
Para alegría de Dorna, empresa encargada de la organización del Mundial de MotoGP, la rivalidad Márquez vs. Viñales puede significar el presente, pero sobre todo el futuro de su espectáculo, más aún con el retiro de Valentino Rossi (38 años) a la vuelta de la esquina. El italiano aún tiene dos años más de contrato en su horizonte, pero todo el mundo sabe e interpreta que Il Dottore solo permanecerá en escena si se muestra competitivo, porque poco le interesa ser un mero participante. El sigue con la mira puesta en conquistar su décima corona y si el podio se aleja, ya el esfruerzo carece totalmente de sentido.
En el arranque de temporada, Valentino fue tercero en Qatar y segundo en la Argentina. Y administró de una manera sorprendente su puesta a punto, con deslucidos rendimientos en entrenamientos y clasificación, pero con soberbias actuaciones a la hora de las carreras. Las incógnitas se alimentan de querer saber si Rossi es capaz de vencer a Márquez o a Viñales. Si bien todo puede suceder y Valentino ya ha dado muestras de imposibles, también se hace difícil comprender que Márquez y Viñales, con su enorme potencial, se rindan a merced de su ídolo. Superar a la leyenda puede significar, desde el aspecto deportivo, una empresa poco complicada, pero, desde el sensible punto humano, las sensaciones pueden ser desequilibrantes. A veces el corazón sabe de razones que la mente desconoce. Y para Márquez y Viñales, propietarios del futuro, el inclinar en su favor una ambiciosa carrera hoy ante el gran Valentino los hará sudar por demás.             
Imagen El show del podio en Termas de Río Hondo para la vigencia del gran Valentino y el implacable Maverick.
El show del podio en Termas de Río Hondo para la vigencia del gran Valentino y el implacable Maverick.
A Viñales se lo describe como una computadora humana, capaz de repetir sin inconvenientes los tiempos de los ensayos en plena carrera. Tal vez aún domina mejor el piso seco que el mojado, pero eso puede ser cuestión de acostumbramiento. Cuando le encuentre la vuelta ya se animará a arriesgar más en el entorno húmedo.
A un presentador del combate pugilístico del siglo pasado le encantaría anunciar a los cuatro vientos los antecedentes de Márquez y Viñales, porque para relucir el marketing ambos fueron precoces ganadores de carreras, de conquista de títulos mundiales y de reiterar sorprendentes registros de tiempos para despertar la máxima admiración entre los exigentes conocedores del motociclismo internacional. Si bien la armada española se extiende a 10 o 12 pilotos más, ellos hoy en día son el Messi y el Ronaldo del MotoGP. Desbordan de talento, tienen personalidad y están montados Marc en su Honda y Maverick en su Yamaha que aún no llegaron al límite de su asombro. La F1 se regocijaría por tener dos pilotos tan parejos en su proyección de victoria. Desde el 7 de mayo en Mugello, Italia, hasta el 12 de noviembre en Comunitat Valenciana, se hilvanarán 15 competencias de alto calibre. Y el mundo de las motos estará sumamente agradecido.
Es un secreto a voces que Viñales estuvo muy cerca de incorporarse a Honda antes de cerrar con Yamaha, pero el mismo Márquez fue quien obstaculizó esa negociación porque prefería a Dani Pedrosa como compañero antes que a su rival de siempre bajo el mismo techo en boxes.    
La pregunta del millón en este caso puntual, por la descripción que intentamos hacer del actual MotoGP, es saber quién de los dos, por Márquez y Viñales, está más cerca de convertirse en el heredero de Rossi. Por la edad, los dos corren con tiempo a su favor, pero después contarán otras cuestiones, como su inclaudicable amor propio, la fortuna de no sufrir lesiones y el respaldo de ingenieros, mecánicos y toda una estructura alineada en pos del mismo objetivo. En eso, Valentino siempre se las ingenió para que se identifiquen con su búsqueda. El magnetismo no solo se alimenta de resultados en pista, también se vale de lo extracompetitivo. Y Márquez y Viñales, con tantos años lidiando en mundiales, entienden a la perfección las reglas de juego. Ojalá el mundo motor los sepa aprovechar...    
Viñales, allá por el 2008, compitió en el Campeonato Mediterráneo de Velocidad, en el que finalizó primero en 125cc, y al año siguiente, en su debut en el CEV 125cc, terminó subcampeón. Ya en el 2010, en el CEV y Europeo de Velocidad, conquistó el Campeonato de España y el Campeonato Europeo, y en el 2011, en su estreno en el Mundial, concluyó tercero en la general de 125cc. En 2012, se ubicó tercero en Moto3 y en 2013, se consagró campeón mundial en esa categoría. Pasa en 2014 al Moto2 y ocupa la tercera posición final, y en 2015, con apenas 20 años, debuta en el MotoGP como representante del Team Suzuki Ecstar. En 2016 redondea una muy buena temporada y termina cuarto en la clasificación general, con una victoria en Silverstone. Yamaha posa sus ojos en él y apuesta como que es el reemplazante ideal de Lorenzo. Por el momento, la decisión parece de lo más acertada. Y el motociclismo, agradecido...  
Imagen Las Yamaha 46 y 25, de Valentino y Viñales, se mostraron muy contundentes en el circuito de Termas.
Las Yamaha 46 y 25, de Valentino y Viñales, se mostraron muy contundentes en el circuito de Termas.
La renovación general en el MotoGP ha empezado a dar pasos firmes. Y si bien reconocidos pilotos como Rossi, Lorenzo, Pedrosa, Iannone y Dovizioso aún se sienten enteros, los Márquez, Viñales, Aleix y Pol Espargaró piden pista con sólidos argumentos. Ellos son los actores principales de un show que da la vuelta al mundo, con 14 países diferentes involucrados y una propuesta deportiva y empresarial que despierta un magnetismo que genera celos entre las otras invitaciones del mundo motor. Durante mayo, Jerez de la Frontera (el 7) y Le Mans (el 21) marcarán el rumbo de esta versión 2017 de MotoGP, que tendrá al trío Viñales, Márquez y Rossi como grandes ejecutores. Y el tiempo será testigo de si en verdad ellos representan la proyección perfecta. Valentino al borde de ser un piloto de cuatro décadas y los jóvenes catalanes con sed de Gloria.

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Interminable
Valentino Rossi cumplió en el GP de la Argentina 350 carreras en el Mundial de motociclismo. “Me conmueven más las victorias o los podios, las competencias te pueden sumar experiencias, pero los que, en definitiva, marcan diferencias son los resultados positivos”, reconoció Il Dottore, que en este 2017 cumplirá precisamente 20 años de su primer título mundial. A los 38 años es difícil considerarlo retirado, porque cuando ya le anticipaban la despedida, él se despachó con tres subcampeonatos consecutivos. Así que es impredecible y siempre se las ingenia para resurgir. En Termas de Río Hondo, por ejemplo, el inmenso cariño que le tributó el público resultó conmovedor. Es tanta la identificación de la gente con la leyenda italiana que su figura trasciende como pocos al mismo deporte que practica.

Por Walter Napoli / Fotos: AFP

Nota publicada en la edición de Mayo de 2017 de El Gráfico